Salud Bienestar
Estos son los efectos en el cerebro de beber vino todos los días
- Se trata de una bebida alcohólica obtenida de la uva mediante fermentación alcohólica de su mosto o zumo
- Los efectos en los riñones de comer uvas todos los días
- Los efectos en el corazón de comer nueces todos los días
Raúl González Pérez
El consumo de vino en España creció un 1,3% en el interanual a julio de 2024, hasta alcanzar los 9,76 millones de hectolitros. Un dato del Sistema de Información en el Sector Vitivinícola (Infovi) que, como era de esperar, mantiene la senda alcista de los últimos meses, con variaciones estables por encima del 1%.
Actualmente, son muchos los tipos de vinos que existen, cada uno de ellos con sus propias características y particularidades. De hecho, se pueden clasificar de varias formas. Una puede ser atendiendo a que, en su elaboración, se usen una o distintas variedades de uvas: monovarietales o multivarietales.
Otra forma puede ser atendiendo a que contengan o no anhídrido carbónico: tranquilos o espumosos. Y, por último, puede ser considerando su contenido en azúcares: secos, semisecos, abocados, semidulces y dulce.
A tener en cuenta
Ante este panorama, muchos españoles y españolas se han preguntado qué sucede en el sistema nervioso si bebes vino todos los días. Pues bien, bastantes estudios han vinculado el consumo excesivo de alcohol con atrofia cerebral, pérdida de neuronas y una peor integridad de las fibras de la materia blanca.
Por si esto fuera poco, ingerir entre una y dos unidades de alcohol al día (vino, por ejemplo) tiene una connotación negativa en la estructura cerebral. O al menos así lo ha señalado Remi Daviet, investigador de la Universidad de Wisconsin–Madison en Estados Unidos.
En particular, "el hecho de consumir una o dos bebidas alcohólicas al día podría estar muy asociado con cambios en menor volumen de materia gris (GMV, por sus siglas en inglés) y menor volumen de materia blanca (WMV, por sus siglas en inglés) en el cerebro", según un estudio publicado recientemente en la revista científica Nature.
A pesar de que casi el 90% de todos los GMV regionales evidencian asociaciones negativas significativas con la ingesta de alcohol, "las regiones más afectadas incluyen las cortezas frontal, parietal e insular, con cambios también en las regiones temporal y cingulada".