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Los efectos en los riñones de comer mandarinas todos los días


elEconomista.es

Las mandarinas destacan por un sabor aromático y por la facilidad por la que se quita su piel. Su origen genera dudas, aunque se sabe que ha sido cultivadas durante siglos en China y su nombre se atribuye al color de las togas que usaban los altos gobernantes de la antigua China.

Los beneficios para la salud de esta fruta son diversos. Como pasa con otros cítricos como la naranja, el pomelo o el limón, la pulpa de la mandarina está formado por vesículas llenas de zumo rico en vitamina C, flavonoides, betacaroteno y aceites esenciales.

Según los expertos, dos mandarinas cubren la mitad de las necesidades de vitamina C diarias y el 10% del betacaroteno que contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y a tener la piel tersa y brillante. Es una fuente de ácido fólico, así como los folatos que intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, la síntesis de material genético y la formación de anticuerpos.

La mandarina es rica en potasio, importante para la generación y transmisión de los impulsos nerviosos, la actividad muscular y el equilibrio hídrico de las células. El potasio contribuye a eliminar el exceso de sodio por la orina. Contiene, además, calcio, magnesio, hierro, zinc y fósforo.

Esta fruta posee una fibra, la pectina, que previene el estreñimiento y enfermedades cardiovasculares, también ayuda a disminuir la absorción de grasas de los alimentos, a reducir los niveles de colesterol 'malo' y aumenta la saciedad a lo largo del día, algo que ayuda a perder peso. El ácido cítrico produce un efecto desinfectante y potencia el de la vitamina C. Debido al poder antioxidante, la mandarina lucha contra los radicales libres, protege de enfermedades neurodegenerativas, mejora la salud de los vasos sanguíneos y facilita la circulación sanguínea.

Cómo afecta el consumo de mandarinas a los riñones

Es un alimento rico en agua, algo que la convierte en una fruta diurética que contribuye al buen funcionamiento de los riñones. Pero también puede tener un efecto adverso para la salud renal. La mandarina contiene mucho potasio y los riñones no son capaces de eliminar el exceso de este mineral por lo que pasa directamente a la sangre.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, esto puede provocar desde ritmos cardíacos fuera de lo común hasta el caso más grave que sería un ataque al corazón. Por lo que las personas con problemas renales deben limitar la ingesta de esta fruta a una pieza al día.

En el caso de las personas que no tienen problemas renales, su consumo le aportan beneficios por su ácido cítrico. Este se une al calcio en la orina y reduce el riesgo que se formen cristales o piedras renales. Su alto contenido en agua mantiene los riñones hidratados y la vitamina C, fibra y antioxidantes combaten el daño oxidativo, que contribuye al envejecimiento celular y a la aparición de enfermedades crónicas.