Salud Bienestar
Soy nutricionista y esta es la mejor forma de saber si un pescado es fresco o no
- Un pescado fresco debe tener un aroma suave a mar, limpio y salado
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A la hora de comprar pescado, garantizar su frescura es esencial tanto para disfrutar de su mejor sabor como para evitar riesgos para la salud. Álex Yáñez de la Cal, dietista-nutricionista y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el deporte, así como máster internacional en Nutrición Clínica, acaba de publicar 'Compra bien, come mejor' (Amat Editorial), un manual en el que aporta consejos para comprar el pescado. Aquí te ofrecemos una serie de consejos prácticos que recomienda el nutricionista y te ayudarán a reconocer si el pescado que estás por adquirir es realmente fresco o si, por el contrario, ha pasado más tiempo del recomendado desde su captura.
Olor del pescado
El primer signo a tener en cuenta es el olor. Un pescado fresco debe tener un aroma suave a mar, limpio y salado. Si el pescado desprende un olor fuerte o desagradable, similar al amoníaco, es un indicativo claro de que no está en buen estado. El olor intenso y agrio es señal de que las bacterias han comenzado a descomponer el tejido del pescado, lo que puede afectar tanto el sabor como la seguridad alimentaria.
Aspecto y textura de la piel
Otro aspecto fundamental es el estado de la piel del pescado. Una piel brillante, húmeda y resbaladiza indica frescura, mientras que una piel apagada, seca o con signos de deshidratación puede ser un indicio de que el pescado lleva varios días fuera del agua. Además, es importante que al tocar el pescado, la carne se sienta firme y elástica. Si al presionar con el dedo la carne se hunde y no recupera su forma, es probable que no esté fresco.
Color y claridad de los ojos
Los ojos del pescado son un indicativo muy revelador de su frescura. Un pescado fresco tendrá los ojos brillantes, claros y prominentes, con un aspecto húmedo y sin hundimiento. Si observas que los ojos están opacos, hundidos o decolorados, es probable que el pescado no sea fresco. Un ojo nublado o grisáceo es un claro indicador de que el pescado ha estado expuesto al aire por un periodo prolongado y su calidad ha disminuido.
Estado de las branquias
Las branquias, ubicadas bajo la cabeza del pescado, son un excelente indicador de frescura. En los pescados frescos, las branquias deben ser de un color rojo vivo o rosado y tener un aspecto húmedo. Si las branquias están decoloradas, pardas o secas, esto significa que el pescado no es fresco. Además, un olor desagradable procedente de las branquias es otra señal de que el pescado ha pasado su punto óptimo de consumo.
Color de la carne
La carne del pescado también puede ofrecer pistas importantes. Un pescado fresco tendrá una carne de color uniforme, ya sea blanca, rosada o rojiza, según la especie. La carne debe verse jugosa, firme y sin manchas decoloradas. Si la carne presenta tonos amarillentos o marrones, especialmente en los bordes, es probable que el pescado haya comenzado a oxidarse, lo cual indica que no está en su mejor momento.
Humedad en las escamas
Las escamas del pescado deben estar bien adheridas al cuerpo y mantener un aspecto brillante y húmedo. Si las escamas se desprenden fácilmente o están secas, es una señal de que el pescado no es fresco. Asimismo, el cuerpo del pescado debe estar cubierto por una capa de mucosidad transparente, que es un signo de su reciente captura.
Temperatura de conservación
Por último, es importante tener en cuenta la temperatura a la que se ha mantenido el pescado. Un pescado fresco debe estar almacenado en hielo o a temperaturas muy bajas. Si notas que el pescado está a temperatura ambiente o no se encuentra debidamente refrigerado, esto puede acelerar su proceso de deterioro.
Otras recomendaciones
Además de estos consejos, es recomendable comprar el pescado en establecimientos de confianza, donde se garantice una adecuada conservación y manipulación. También es ideal consumirlo lo antes posible para disfrutar de todo su sabor y nutrientes.