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Qué dice la ciencia sobre comer un plátano en el desayuno

Mezcla de frutas y verduras. Firma: iStock

elEconomista.es

El plátano es una fruta muy extendida y consumida en la mayoría de los hogares. Algunas personas, sobre todo deportistas, la incluyen en su desayuno antes de hacer ejercicio o después del entrenamiento por la mañana.

Este alimento es conocido por ser rico en potasio, fibra, vitamina B6 e insulina. Dentro de las frutas, es una de las que más proteínas contiene con 1,2% y lípidos con 0,3%. Pero destaca por su alto contenido en hidratos de carbono con un 20%.

Un aspecto muy importante es saber que un plátano verde no aporta los mismos beneficios que uno maduro. Si está verde, el almidón dificultará su digestión, pudiendo provocar flatulencia y dispepsias. Por lo que lo mejor es tomarlo cuando esté maduro para que el almidón se convierta en azúcares sencillos como sacarosa, glucosa y fructosa.

Comerse un plátano en el desayuno es muy recomendable por su porcentaje de índice glucémico que aporta la energía de una forma más rápida y evita mareos en el entrenamiento. Esa energía ayuda a levantarnos por las mañanas.

Beneficios de desayunar plátano

Según un ensayo de Advances in Nutrition, incluir alimentos saludables con alto contenido de fibra y carbohidratos como el plátano, que posee grasas saludables para el corazón y una fuente de proteínas, es más beneficioso para el azúcar en la sangre y para la regulación del apetito.

Al ser saciable, contribuye a proteger la salud digestiva debido a la fibra. Este componente es un aliado del tránsito intestinal, ayudando contra el estreñimiento y la diarrea. Ayuda, además, a perder peso y retrasar la digestión.

La fibra controla el apetito al participar en la liberación de sustancias que informan al cerebro de que has comido. Al ser rico en potasio, interviene en equilibrar líquidos y contracciones musculares, contribuyendo a la reducción de la presión arterial.

En resumen, incluir un plátano en el desayuno favorece:

  • Controla los niveles de azúcar en sangre.
  • Favorece a la saciedad.
  • Reduce el apetito y el hambre.
  • Contribuye a bajar de peso.