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Uxoa Olaizola, farmacéutica, sobre tomar lorazepam para dormir: "Quizás duermes, pero tu cerebro no está descansando"

Un hombre descansa plácidamente en su casa. Fuente: Canva.

elEconomista.es

El lorazepam, como bien sabemos, es un medicamento del grupo de las benzodiazepinas (BZD) empleado para combatir el nerviosismo y la ansiedad. En función del caso, puede indicarse su consumo por determinados periodos de tiempo (a corto plazo) o por temporadas (a largo plazo)

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Sobre este precisamente ha hablado en sus redes sociales la farmacéutica Uxoa Olaizola, haciendo referencia a que puede alterar de manera significativa la calidad del sueño, sobre todo durante el periodo veraniego y las altas temperaturas que se prevén para estos meses.

A su juicio, "altera dos fases fundamentales del sueño": la fase N3 y la fase REM. La primera es una etapa importante para la recuperación física y mental, y se vincula estrechamente con la liberación de hormonas de crecimiento. La segunda es una etapa caracterizada por una actividad cerebral intensa, similar a la vigilia, y movimientos oculares rápidos.

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Al interferir con las dos, el descanso pierde calidad y podría repercutir en la salud tanto a corto como a largo plazo. A pesar de potenciar "el GABA", el principal neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso, lo que puede incrementar de manera considerable el sueño superficial, la realidad es que impide alcanzar las fases más profundas.

"Dormir con lorazepam es dormir, sí, pero saltándose lo más importante", ha desvelado. Entre los efectos secundarios más importantes, ha señalado la somnolencia diurna, la pérdida de memoria, la torpeza motora y el riesgo de caídas, en conreto en personas mayores.

A tener en cuenta

Asimismo, ha hecho hincapié en que existe evidencia científica que relaciona el bloqueo prolongado de la fase REM con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, e incluso de enfermedades como el Alzheimer, un trastorno cerebral que destruye muy lento la memoria y la capacidad de pensar.

Por último, la especialista ha recordado el peligro de desarrollar tolerancia y dependencia, lo cual es habitual en España: "Cada vez se necesita más dosis para el mismo efecto y, si se deja de golpe, puede provocar síndrome de abstinencia".