Salud Bienestar

Síntomas de la arteriosclerosis: qué es, causas y tratamiento de la enfermedad

  • Enfermedad cardiovascular caracterizada por el estrechamiento de las arterias
  • Puede llevar a ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares
  • La presión arterial alta y el tabaquismo también son factores de riesgo
La arterioesclerosis es una enfermedad cardiovascular caracterizada por el estrechamiento de las arterias.

elEconomista.es

La arteriosclerosis, también llamada arterioesclerosis o ateroesclerosis, es una condición médica por la que se produce un endurecimiento de las arterias de mediano y gran calibre. Se trata de una enfermedad cardiovascular caracterizada por el estrechamiento de las arterias, llamado estenosis, el cual puede derivar en la oclusión del vaso y la obstrucción de la arteria. En este artículo explicamos qué es la arteriosclerosis, sus causas y los principales tratamientos que suelen emplear. Con una comprensión más profunda de esta enfermedad, podemos adoptar medidas preventivas y buscar ayuda médica cuando sea necesario.

¿Qué es la arteriosclerosis?

La arterioesclerosis es una enfermedad cardiovascular caracterizada por el endurecimiento y estrechamiento de las arterias. Este proceso gradual limita el flujo sanguíneo, lo que puede conducir a complicaciones graves, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Las arterias afectadas por la arteriosclerosis tienden a volverse más rígidas debido al depósito de placa, una combinación de grasa, colesterol, calcio y otras sustancias.

Es fundamental comprender que la arteriosclerosis es un proceso a largo plazo que puede comenzar en edades tempranas, pero sus síntomas pueden no ser evidentes hasta que la condición se encuentra en una fase avanzada. La prevención y detección temprana son clave para gestionar y tratar esta enfermedad de manera efectiva.

Causas de la arterioesclerosis

Diversos factores contribuyen al desarrollo de la arteriosclerosis. Uno de los principales desencadenantes es una dieta rica en grasas saturadas y colesterol. La presión arterial alta y el tabaquismo también son factores de riesgo significativos. Además, la genética puede desempeñar un papel crucial; si tienes antecedentes familiares de enfermedades cardíacas o hipercolesterolemia, es posible que tengas una predisposición genética a la arteriosclerosis.

La diabetes es otro factor de riesgo, ya que el exceso de azúcar en la sangre puede dañar las arterias con el tiempo. La inactividad física y el estrés crónico también contribuyen al desarrollo de esta enfermedad. Una combinación de estos factores puede acelerar el proceso de arterioesclerosis, lo cual subraya la importancia de adoptar un estilo de vida saludable para prevenir la aparición o frenar la progresión de esta condición.

Otros factores que pueden llevar a la acumulación de placa y, por tanto, al desarrollo de la arteriosclerosis son la presión arterial alta, la cual puede dañar las paredes arteriales; las enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide o la psoriasis, que pueden irritar los vasos sanguíneos; y la edad, puesto que el riesgo de padecer esta enfermedad aumenta después de los 45 años en hombres y de los 55 años en mujeres. Además, el riesgo es más alto en las mujeres que tienen endometriosis o síndrome de ovario poliquístico, o las que tuvieron diabetes gestacional o preeclampsia durante el embarazo.

Tratamiento de la arteriosclerosis

El tratamiento de la arteriosclerosis implica una combinación de recursos y terapias, desde adopción de cambios en el estilo de vida, lo cual desempeña un papel esencial, hasta el uso de medicamentos o la realización de procedimientos o cirugías en los casos más graves.

Una dieta baja en grasas saturadas, colesterol y azúcares añadidos, junto con la práctica regular de actividad física, puede ayudar a controlar los factores de riesgo. Es esencial una alimentación saludable para el corazón que incluya frutas, verduras y granos enteros. También se recomienda limitar la ingesta de alcohol, dejar de fumar, evitar ambientes de fumadores y dormir de 7 a 9 horas en la medida de lo posible.

Por otro lado, los medicamentos pueden ser recetados para controlar la presión arterial, reducir los niveles de colesterol y prevenir la formación de coágulos sanguíneos. Los más utilizados son los inhibidores de la ECA, los betabloqueantes y los medicamentos antiplaquetarios o anticoagulantes. Los medicamentos trombolíticos se utilizan para romper o disolver los coágulos de sangre causados por la aterosclerosis.

También pueden usarse bloqueantes de los canales de calcio para reducir la presión arterial al relajar los vasos sanguíneos, En casos donde la enfermedad se da junto con la diabetes, el tratamiento puede incluir medicamentos para controlar el azúcar en sangre, como la empagliflozina, la canagliflozina y liraglutida; o para controlar la acumulación de placa, como la metformina.

Otros fármacos empleados son los nitratos, que sirven para dilatar las arterias coronarias y aliviar o prevenir el dolor de pecho causado por la angina; la ranolazina, que trata la enfermedad coronaria microvascular y el dolor de pecho asociado; y las estatinas, útiles en el tratamiento de niveles excesivos de colesterol.

En casos más avanzados de la enfermedad, los procedimientos médicos, como la angioplastia, la intervención coronaria percutánea (PCI), el bypass o la colocación de stents, pueden ser necesarios para restaurar el flujo sanguíneo en las arterias estrechas.

Consulta a un cardiólogo

Dado que la arteriosclerosis puede progresar de manera silenciosa, es crucial someterse a chequeos médicos regulares y consultar a un cardiólogo si hay factores de riesgo presentes. Los cardiólogos son especialistas en el sistema cardiovascular y pueden evaluar tu salud cardíaca de manera integral. Además, realizar pruebas específicas, como ecocardiogramas y estudios de perfusión miocárdica, puede ayudar a detectar problemas en etapas tempranas.

La prevención es una parte fundamental del cuidado cardiovascular, y la detección temprana de la arterioesclerosis permite implementar medidas preventivas antes de que la enfermedad progrese significativamente.