Salud Bienestar

Infradiagnóstico en las mujeres: estas son las enfermedades que se detectan más tarde que en hombres

Una mujer tomando medicación

Alicia Sánchez Romero

El foco eminentemente masculino de la Medicina ha derivado en diagnósticos tardíos de diversas enfermedades en la mujer. Es conocido el ejemplo del infarto: sus síntomas, ampliamente descritos en la literatura científica, son, en realidad, solamente característicos de los hombres. Como consecuencia, en las mujeres hay un mayor infradiagnóstico de estos episodios, lo que lleva a una mayor mortalidad por esta causa.

En total, hasta 700 enfermedades se detectan más tarde, o directamente no se diagnostican, en ellas, según el documento 'Mirada', realizado por Organon. Las principales son aquellas relacionadas con la enfermedad coronaria, el ictus, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la diabetes tipo 2. "Las mujeres y los hombres somos genéticamente diferentes. Somos diferentes en la anatomía, pero también somos diferentes fisiológicamente. Todas estas diferencias hacen lógico que, a la hora de enfermar, las propias patologías se expresen de forma diferente", explica María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante.

Por ejemplo, en cuanto a las enfermedades cardiovasculares, numerosos estudios indican que las mujeres con criterios de riesgo no son sometidas al mismo número de pruebas que los hombres, al no seguir el patrón estándar de síntomas, algo que retrasa su detección. "Las mujeres, especialmente las jóvenes, tienden a presentar más alteraciones microvasculares, por lo que no es tan común observar en ellas las obstrucciones esperables en un problema coronario masculino. Se destacó la relevancia de incluir en la formación continuada del colectivo sanitario programas que pongan de relieve estas diferencias", se recoge en el documento.

En total, hay 54 enfermedades que se expresan de forma diferente según el género. En este sentido, Ruiz Cantero critica que la mitad de la población está infrarrepresentada en los ensayos clínicos. Si bien la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en ingés) pidió en 1994 un mayor porcentaje de mujeres en los estudios, su homóloga en el Viejo Continente, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), "se resiste". "La EMA no tiene ninguna recomendación. En una guía, expresan que es necesario incluir a mujeres, pero, en realidad, lo único que dejan claro es que hay que hacer un análisis estratificado por sexo si hay suficiente tamaño muestral". Es decir, la EMA no se compromete a asegurar que haya suficiente representación femenina en las investigaciones, ni siquiera a día de hoy.

En 2021, fue sonado el caso de las vacunas de la Covid-19. Tal y como confirmó uno de los últimos estudios al respecto, realizado en el seno de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) en 2023, las mujeres informaron de un mayor número de efectos secundarios tras la inoculación de las dosis que los hombres. Incluso algunas de ellas registraron descompensaciones en su ciclo menstrual.

"El problema es que desde los objetivos del ensayo no consideran la prevalencia del problema por sexo y meten solamente a hombres", lamenta. Una de las razones que achaca la catedrática a este problema es la posibilidad de que la mujer esté embarazada y que el fármaco pueda afectar al feto. Otra es una causa sociocultural: el rol de cuidadora de la mujer puede derivar en un abandono del ensayo por parte de estas. Por tanto, hay una brecha de género sobre cómo se comportan las enfermedades en las mujeres, ya que, hasta ahora, las investigaciones solo se han centrado en los hombres.

La contradictoria mirada masculina en la investigación se extiende hasta tal punto que son ellos también los que más participan en los ensayos sobre fármacos para tratar enfermedades que afectan principalmente a las mujeres. "Si el 70% de los pacientes de una enfermedad son mujeres y el resto hombres, en los ensayos se tendría que implementar ese porcentaje, representando a la población que va a consumir ese producto. Pero eso no se hace", remacha la experta en salud pública. "Utilizan muestras de hombres y, como ahora se habla tanto del tema, quizá en fase 2 incorporan a dos mujeres. Pero no es científico, porque lo científico sería meter muestras representativas de la población", reprocha la experta.

La viagra femenina se probó en más hombres que mujeres

El ejemplo más estrambótico de ello es el de la flibanserina, la conocida como viagra femenina. Precisamente en el mismo año de su aprobación, 2015, empezó a comentarse entre la comunidad científica que el fármaco interactuaba con el alcohol. Se hizo un nuevo ensayo para evidenciarlo y aprobar la contraindicación, pero, de los 25 sujetos sanos que participaron en esa nueva investigación, solo dos eran mujeres.

La brecha de género llega hasta la falta de concienciación entre las mujeres sobre las enfermedades que más les afectan, como es el caso de las reumatológicas. Así lo advierte la doctora Blanca Varas, miembro del Comité de Igualdad del Observatorio de Igualdad de la Sociedad Española de Reumatología (SER), quien asegura que aún existe un infradiagnóstico en estas enfermedades entre la población femenina. Si bien asegura que las causas "no están claras", Varas también apunta a motivos socioculturales asociados al género.

"Una demanda menor de las mujeres a la atención médica por una mayor dedicación de su tiempo a tareas domésticas y/o familiares que los hombres o a una autopercepción de enfermedad más leve que los hombres puede explicarlo", detalla. Por ello, llama a tener en cuenta "el sexo biológico y el comportamiento por el género" en el abordaje de estas enfermedades y aboga por una medicina personalizada para paliar la situación. "Sabemos que el transcurso de la enfermedad en hombres y en mujeres es distinto, también su respuesta al tratamiento", finaliza.

Según el último estudio epidemiológico de enfermedades reumáticas, EPISER 2016, una de las enfermedades más prevalentes como la artritis reumatoide afecta a un 0,83% de la población española, presentando una distribución por sexos de un 80% en mujeres y un 20% en hombres. Otras entidades, como la esclerodermia o el lupus eritematoso sistémico (LES), también afectan mayoritariamente a mujeres respecto a hombres. Precisamente esta última es una patología autoinmune que afecta fundamentalmente a mujeres en edad fértil con una relación 9/1 respecto a hombres. La esclerodermia es una enfermedad del tejido conectivo considerada rara por su baja prevalencia y con una distribución variable, pero, según los estudios, se estima una relación entre mujeres y hombres en torno a 3-8 casos por cada hombre afectado. Otras enfermedades como la osteoporosis, el Síndrome de Sjögren o la fibromialgia también son más frecuentes en mujeres.