Salud Bienestar

Los casos desatendidos de sordera provocan un gasto de 900.000 millones de euros anuales

  • Casi el 50% de la población joven corre el riesgo de dañar su audición de forma permanente

Rocío Antolín

Existen una gran lista de problemas que afectan a la sociedad y que de una forma u otra, las autoridades sanitarias buscan resolver. Uno de ellos es la pérdida auditiva cuyos casos están aumentando. Las personas que padecen sordera y no están atendidas provocan un gasto de 900.000 millones de euros anuales en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente 430 millones de personas tienen problemas de audición y se espera que en 2050 la cifra aumenta hasta 700 millones.

Alrededor de 25 decibelios es una conversación en voz baja, a 50 o 60 suena el tráfico de una carretera muy transitada y a más de 100 está la música de una discoteca. Son lugares y acciones muy presentes en la vida de las personas. No obstante, toda exposición prolongada a un sonido superior a 80 decibelios pone en riesgo la salud auditiva.

Los dos factores determinantes del efecto del ruido sobre la audición son la intensidad del mismo y el tiempo de exposición. "Su acción puede ser conjunta o independiente. Un sonido extremadamente intenso pero muy breve, como puede una explosión próxima a una persona, o una exposición larga a un sonido intenso, por ejemplo, la exposición laboral a un ambiente ruidoso, pueden derivar en casos de pérdida auditiva", explica el jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario La Paz, el doctor Javier Gavilán Bonzas.

Los motivos por los que las personas pierden la audición son diversos. Por un lado, la esperanza de vida es mayor respecto a décadas anteriores y los individuos conviven con ruido desde que son pequeños. Además, la aparición de dispositivos intra auriculares como los cascos y la utilización de antibióticos ototóxicos también contribuyen a la pérdida de audición.

"La exposición al ruido comienza desde el mismo momento del nacimiento y afecta a todas las generaciones, no hay una edad en la que la exposición al ruido sea más nociva", afirma el doctor Gavilán Bonzas. En la adolescencia y las edades tempranas de la vida adulta son "periodos especialmente importantes". De hecho, casi el 50% de la población de entre 12 y 35 años corre el riesgo de dañar su audición de forma permanente. En este grupo poblacional existe una falta de concienciación sobre los peligros de la exposición al ruido a gran volumen y durante un tiempo prolongado.

Además, la pérdida auditiva en la infancia conlleva serios problemas de desarrollo del lenguaje con grandes repercusiones durante el resto de la vida. Por otra parte, en la edad adulta dificulta la capacidad de comunicación y en personas ancianas provoca aislamiento y contribuye al deterioro cognitivo.

Al igual que se cuidan otras partes del cuerpo humano, por ejemplo los ojos, también hay que proteger los oídos. Por ello, aconsejan reducir el volumen de los dispositivos reproductores al 60%. Además, no hay que sobreexponer los oídos a música alta o a sonidos fuertes. También recomiendan reducir los ruidos de fondo y mantenerse alejado de las fuentes de sonido fuertes para proteger los oídos.