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Ciencia y amor: ¿qué pasa en el cerebro cuándo nos enamoramos?
- Este sentimiento se le atribuye al corazón, pero es el cerebro el que con la liberación de sustancias lo mantiene o lo deja a la deriva
Rocío Antolín
Una persona puede enamorarse en tan solo medio segundo. Siempre se ha atribuido este sentimiento al corazón, sin embargo la neurociencia, tras años investigando el funcionamiento del cerebro, el órgano más misterioso y complejo del cuerpo humano; ha descubierto que el amor se crea precisamente en este a través de unos procesos que se activan cuando dos personas se gustan. En resumen, el corazón no es lo que hace que nos enamoremos, sino el cerebro.
El amor se define como un sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno. Además, es un producto final que se produce como resultado de la interacción de ciertas sensaciones y señales y sus correspondientes cambios neuronales.
No solo se producen cambios en el cerebro sino también en el resto del cuerpo a partir de una liberación de sustancias como la adrenalina que "hace que las pupilas se dilaten más y que estemos un poquito más nerviosos", afirma el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el doctor Jesús Porta. Otras sustancias que se liberan son la serotonina que hace que la persona tenga un estado de ánimo parecido al anterior; o la oxitocina o vasopresina que al liberarlas cuando se pierde o nos alejamos de esa sensación de enamoramiento, hay quiénes notan como una especie de sensación de necesidad de volver a esta situación.
Se podría afirmar que el amor es una de las drogas más potentes que existen. Existen diferencias entre el cerebro de una persona enamorada y otra que no lo está, y estas "están relacionadas con la fase en la que se encuentre dicho individuo", recalca la neuropsicóloga del Grupo HLA, Rosa Coba. Los cambios en el cerebro se producen en el accumbens, conocido como el centro del placer del cerebro, y en el lóbulo prefrontal.
Cuando una persona está enamorada se produce un descenso de la serotonina y entra en juego también la dopamina, la hormona vinculada a las sensaciones de placer y gratificación. Esta puede hacer que la persona tenga la necesidad psicológica de estar siempre con quien se ha enamorado. "Es como una adicción, es decir, la necesidad de estar constantemente", explica el doctor Porta. Además, entran en ecuación otras hormonas como la oxitocina y la vasopresina que se liberan durante el enamoramiento desde el hipotálamo. Favorecen la liberación de dopamina sobre estas áreas cerebrales.
Por otro lado, cuando los niveles de dopamina están tan elevados, la actividad de los centros liberadores de serotonina bajan en picado. Una bajada de este neurotransmisor en regiones prefrontales corresponde a lo que ocurre en pacientes con trastornos obsesivos compulsivos (OCD).
Cuando se habla de desamor, la adrenalina y cortisol que la amígdala segrega conduce a sensaciones más vinculadas con la frustración y lo primero que ocurre es que hay una bajada de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
En cuanto a los diferentes tipos de amor, el cerebro vive el a distancia, el tras una ruptura y que tiene por alguien que ha fallecido de formas diferentes, no obstante hay algo que comparten. "Tienen en común unos niveles de intensidad emocional importantes", afirma la doctora Rosa Coba.
El vicepresidente de la SEN explica que un amor a distancia "es mucho más cognitivo y de imaginación". El lóbulo frontal genera ideas de perfeccionismo sobre la persona del otro lado y puede producir una liberación de dopamina y generar esta sensación de amor. "A la gente le pasa con los actores, personajes de novela y los artistas. De repente los ven y empiezan a imaginarse en su cabeza y crea una sensación de enamoramiento hacia una figura que ni siquiera conocen", afirma el doctor Porta. "Simplemente tienen una imagen creada por su cerebro sobre ese personaje", añade.
Por otro lado, en el duelo el papel de la serotonina es clave ya que la misma está vinculada a la regulación de nuestro estado de ánimo. Además, la gente fallecida es "un recuerdo" y puede llevar a situaciones de emoción y va a liberar sustancias que van a generar una especie de micro situación similar a la que se vivió en aquel momento.
Mariposas en el estómago
Los signos que evidencian que una persona está enamorado son muchos. Incluso alguna que otra civilización a lo largo de la historia ha considerado el enamoramiento profundo como una enfermedad ya que provocaba la pérdida de apetito, angustia, e insomnio, entre otros.
Las conocidas mariposas en el estómago, por ejemplo, que se sienten cuando te gusta alguien surgen, según los expertos, debido a una reducción del flujo sanguíneo. Se produce como resultado de la liberación de adrenalina que causa un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial y como consecuencia de ello se envía más sangre a los músculos.
Por otro lado, en caso de otros símbolos como la pérdida de sueño, el culpable es el cortisol, una hormona esteroidea, ya que el organismo reduce su fabricación en el enamoramiento. Además, esta también afecta a la falta de concentración ya que es fundamental para que el cerebro y el cuerpo se mantengan despiertos.