Salud Bienestar

Fin de las mascarillas en interiores: el 20 de abril dejarán de ser obligatorias

  • El Consejo de ministro levantará la obligación de su uso en espacios cerrados
  • Continuará siendo obligatoria en centros sanitarios y transporte público

elEconomista.es

El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el fin de la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores el próximo 19 de abril para su entrada en vigor al día siguiente, 20 de abril, con la publicación del Real Decreto en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Así lo ha confirmado este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Fuentes presentes en la reunión han confirmado la información a este periódico.

No obstante, a modo de precaución, la mascarilla seguirá siendo obligatoria en algunos ámbitos como en centros sanitarios y sociosanitarios, en residencias de mayores y en el transporte público, así como entre la población en riesgo.

La decisión ha sido anunciada por el Gobierno durante la reunión del Consejo celebrada en Toledo, en la que las comunidades deben debatir y votar sobre el futuro de la mascarilla en espacios cerrados. Algunas regiones defendían abiertamente desde hace días la posición que hoy ha tomado el Ministerio, como Madrid y Cataluña.

El anuncio de la ministra Darias llega un día después de que la Ponencia de Alertas recomendase a los consejeros de Sanidad retirar la obligación del uso de cubrebocas en interiores ante la favorable situación sanitaria. Eso sí, manteniendo su empleo en centros sociosanitarios y transporte. Este panel está formado por expertos en salud y asesora al Gobierno y las comunidades autónomas sobre las medidas más recomendables para frenar la pandemia.

Pese a que la ponencia recomienda levantar su obligatoriedad, en el ámbito laboral aconseja utilizar la mascarilla siempre que el trabajo deba realizarse a distancia interpersonal de menos de 1,5 metros y no pueda garantizarse la ventilación adecuada del espacio. También en el entorno familiar, las reuniones de amigos y celebraciones privadas.

Finalmente, recomienda su uso en espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan como los comercios (centros comerciales, supermercados o pequeño comercio), espacios cerrados en los que las personas permanecen tiempo sin comer ni beber (cines, teatros, salas de conciertos y museos) y en espacios cerrados en los que las personas permanecen un tiempo comiendo y bebiendo (bares, restaurantes y locales de ocio nocturno).

Madrid pide adelantar la medida antes de Semana Santa

La Comunidad de Madrid, por su parte, ha pedido este miércoles durante el Consejo Interterritorial de Salud que el fin de las mascarillas en interiores sea efectivo antes de Semana Santa, ya que en la práctica la sociedad ya se ha desprendido de la mascarilla en su día a día.

Enrique Ruiz Escudero, el consejero madrileño, ha asegurado que la eliminación de llevar mascarillas en interiores debe "tomarse ya", porque las decisiones cuando se toman no admiten demoras.

Además de mantenerse en espacios como hospitales, residencias y transporte público, habrá distinciones entre las personas y posiblemente aquellos con el sistema inmune debilitado tengan que seguir portándola cuando la distancia mínima de seguridad -el famoso metro y medio- no pueda asegurarse.

Los colectivos médicos se muestran más cautelosos que el Ministerio o gran parte de las comunidades autónomas. Piensan que el nuevo método de conteo y análisis de los casos provocados por el coronavirus lleva poco tiempo -desde finales de marzo- y que además la Semana Santa puede derivar en un nuevo repunte.

La historia de las mascarillas en España nos recuerda que estos equipos de protección tan cotidianos hoy fueron un bien muy escaso en los primeros compases de la pandemia, cuando el confinamiento frustraba muchas esperanzas entre la población. Hubo muchos contratos hechos deprisa, corriendo, con proveedores poco habituales y con grandes sobreprecios en mitad de una guerra y mercadeo global. Fue el primer símbolo, quizá con los respiradores, que dio la voz de alarma sobre la extrema dependencia de España -y Europa- del sudeste asiático, principalmente de China. Hoy la situación es bien distinta. Ya hay fabricación nacional.