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Grietas en el pecho durante la lactancia: causas, duración y tratamiento

  • No hay nada más anatómico que el pecho de la mamá
  • Mal agarre, postura o confusión tetina-pezón alguna de las causas

Carmen Apolo
Madrid,

La lactancia no duele, y si duele es que algo no está funcionando como debería. Esa es la premisa que cualquier madre lactante debe tener en cuenta, y cuando dar de mamar se convierte en doloroso debe buscar ayuda porque su bebé no está mamando correctamente. La nueva mamá cuenta con el apoyo de las matronas y de las asesoras de lactancia que pueden acompañarla en este camino.

No hay nada más natural, fisiológico y anatómico que el pecho de la mamá, está preparado para que su bebé mame, y las grietas son producidas en muchas ocasiones por un mal agarre, el bebé no sólo debe introducir el pezón en su boca, sino gran parte de la areola. Por ello la primera hora de lactancia es fundamental, llamada la hora de oro.

Además del mal agarre, es muy frecuente la aparición de grietas por la confusión tetina-pezón. Por ello es preferible evitar el uso del chupete hasta que la lactancia esté completamente instaurada, más o menos un mes o mes y medio desde el nacimiento.

Otro de los problemas que pueden causar grietas en los pechos es que el bebé tenga una succión disfuncional, una falta de movilidad en la lengua: anquiloglosia o frenillo sublingual corto.

A lo largo de las últimas décadas mucho se ha hablado de cremas y pomadas para evitar y prevenir las grietas, pero se ha demostrado que no son eficaces, es más, en el caso de que la grieta ya exista, podría empeorar la situación, ante esta situación, numerosas asesoras de lactancia recomienda el uso del aceite de oliva y la exposición al sol para la cicatrización.

Según la organización especializada, Alba Lactancia, si existe o no herida pero sí existe el dolor, se ha comprobado que la posición es correcta, no hay problemas mecánicos de succión y a menudo duele también cuando no se amamanta, posiblemente se trate de una alteración microbiana o infección en los pezones y conductos.

Otro de los eternos mitos con las grietas es la aplicación de la propia leche para cicatrizar, pero sí existe una alteración bacteriana sólo puede empeorar el problema, por ello la última recomendación es el uso del aceite de oliva que tiene propiedades antiinflamatorias y bacterioestáticas y el uso de probióticos orales que equilibren la alteración.

Antes y después de cada toma no conviene limpiarse el pecho, cada embarazada ha desarrollado alrededor de la areola las glándulas de Montgomery, estos pequeños puntitos excretan una sustancia sebácea que protege la piel y el pezón y cada vez que se lava el pecho se elimina esta protección, por lo que con una ducha diaria sería suficiente. El pecho no hay que lavarlo, esta creencia cogió fuerza tras la esterilización de los biberones y tetillas, se creía que si esto debía esterilizarse, el pecho debía lavarse, una confusión errónea que hace que el pecho se vuelva más vulnerable.

Otra de las antiguas recomendaciones (que producía dolor y obstrucción de los conductos por donde circula la leche) era sujetar el pecho con los dedos a modo de pinza para que el bebé respire. Algo innecesario, porque todos los bebés nacen chatos para poder respirar pegados al pecho de su mamá.

Como dice Alba Lactancia, "cuando un bebé mama estando bien colocado, su madre apenas podrá ver por donde respira, pero alguien que se sitúa a su lado lo verá con facilidad: por el huequito que queda entre el labio superior y la nariz. Si el bebé no pudiera respirar se separaría del pecho para hacerlo, por lo que es importante no sujetar la cabeza del bebé haciendo presión con la mano contra el pecho, siempre hay que sujetarlo por la parte alta de la espalda".

Si la madre tiene dolor y grietas en los pezones, en algunas ocasiones el bebé no pone el peso suficiente, por ello los signos de que un bebé mama bien, aparte de que no duela, son que come eficazmente, su aumento de peso es suficiente, está menos tiempo mamando, hace pipí con normalidad y suelta el pecho por sí mismo.

Corregir posturas

Si la mamá ha descartados otras causas del dolor y se debe a la posición debe corregirla, aunque al inicio cueste. Uno de los mayores problemas que tienen las mamás en este punto, es la poca visibilidad que en la vida social tiene la lactancia, en muchas ocasiones, muchas mamás no han visto a otra mamá dando el pecho con una postura correcta.

Es muy importante que la madre confíe en ella y en su instinto, una de las primeras posiciones que recomiendan las asesoras de lactancia y matronas es la postura de crianza biológica, la madre recostada con su bebé encima de ella para que pueda iniciar la toma de la forma más instintiva y fisiológica posible.

Si el bebé no abre bien la boca, una recomendación es llevarle el pezón a la punta de la nariz, y así cuando abra completamente la boca la mamá podrá introducir tanto el pezón como gran parte de areola.

Una vez que el bebé y la mamá estén familiarizados pueden probarse otras posturas, posición de cuna, de rugby o caballito.

Signos de buena posición

• La cabeza y el cuerpo del bebé están en línea recta.

• La cara del bebé mira hacia el pecho.

• La madre mantiene el cuerpo del bebé cerca de ella.

• Si el bebé es un recién nacido, la madre lo envuelve en un abrazo. No lo sujeta solamente de la nuca y los hombros.

Signos de buen agarre

• El mentón y la nariz del bebé están cerca del pecho de la madre.

• Los labios del bebé están evertidos, sobretodo el inferior bien doblado hacia abajo.

• La boca del bebé está bien abierta.

• Se observa más areola por encima de la boca del bebé que por debajo (agarre asimétrico).

En cada centro de salud, cada mamá cuenta con una matrona, pero también hay una red de grupos, asesoras de lactancia y asociaciones de madres y lactancia materna que pueden servir de un buen apoyo en momentos complicados.