Belleza

¿Piel reactiva o saturada? Aprende a distinguirlas antes de cambiar de rutina facial


Carolina Cuesta

Tu piel está roja, tirante, a veces pica, otras veces se descama. Tú lo llamas "sensibilidad", pero… ¿y si no lo fuera? ¿Y si, en realidad, tu piel no está reaccionando, sino que está saturada? Según la facialista y cosmetóloga Esther Moreno, de EM Studio, este es uno de los errores más frecuentes que ve en consulta: "Muchas personas llegan convencidas de que tienen la piel sensible, cuando lo que realmente ocurre es que han sobrecargado su piel de productos activos, sin descanso ni estrategia".

La gran diferencia: reactividad vs. saturación

Aunque a simple vista puede parecer lo mismo, no lo es. "La piel reactiva es una condición: tiende a inflamarse, enrojecerse o molestar ante estímulos que, para otras pieles, pasarían desapercibidos" explica la facialista. Puede ser genética, ambiental o adquirida.

En cambio, la piel saturada es una consecuencia. "Aparece cuando se ha abusado de ingredientes como ácidos, retinoides, exfoliantes o combinaciones de activos potentes sin permitir a la piel descansar o regenerarse", aclara Moreno. "Una piel saturada no es una piel que necesita más cuidados, sino una que necesita parar", recalca Esther.

Señales de alerta: cómo saber si tu piel está saturada

  • Sientes ardor o escozor al aplicar productos que antes tolerabas sin problema.
  • Te salen rojeces o pequeñas irritaciones sin causa aparente.
  • Has aumentado el número de pasos o productos en tu rutina recientemente.
  • Notas que nada parece "funcionar", y tu piel se ve peor cuanto más haces.

En estos casos, el primer impulso suele ser cambiar de productos o buscar cosméticos más "calmantes". Pero según Esther, lo que toca es justo lo contrario: "No se trata de seguir añadiendo, sino de volver a lo básico".

El protocolo del reset: cómo recuperar tu piel sin renunciar a cuidarla

Para. Literalmente: Suspende todos los activos fuertes (como retinoides, exfoliantes químicos o vitamina C en altas concentraciones) durante unos días.

Simplifica tu rutina: Solo necesitas tres pasos: limpieza suave, hidratación equilibrante y protección solar. Nada más. "Cuanto más minimalista sea tu rutina en esos días, mejor responderá la piel", aconseja Esther.

Repara el manto hidrolipídico: La clave está en restaurar la barrera cutánea. Usa ingredientes que refuercen la hidratación y el confort: ceramidas, escualano, pantenol, probióticos cosméticos…

Escucha y observa: No reintroduzcas tus activos de golpe. Cuando la piel vuelva a estar equilibrada, ve incorporando uno a uno, dejando días entre ellos. "La piel habla. Si sabes observarla, ella te marca el ritmo", asegura