Cómo hacer una RCP, paso a paso: número de compresiones, técnica y protocolo en adultos y niños
- Conocer esta técnica puede ser vital cuando alguien sufre una parada cardiorrespiratoria
- Solo el 40% de los testigos de un paro cardíaco realizan la reanimación
elEconomista.es
Conocer la técnica de la reanimación cardiopulmonar (RCP) podría permitirnos en una situación concreta salvar la vida de la persona que tengamos al lado. Esta técnica se emplea en personas cuyo corazón o cuya respiración se ha detenido, ya sea por un infarto, un coma etílico o un ahogamiento, entre otros motivos.
Al detenerse la función vital, la sangre no circula correctamente por el organismo, lo que conlleva la falta de oxígeno a los órganos y tejidos. Esto, en definitiva, puede provocar graves secuelas en la persona afectada, y en el peor de los casos la muerte. Por ello, es recomendable que todas las personas conozcan cómo realizarla.
Una persona ha sufrido una parada cardiorrespiratoria en el momento que pierde la conciencia, no se mueve, no respira y no responde a nuestros estímulos. Ante una situación como esta, conviene saber que actuar ante el desconocimiento puede ser más contraproducente que no hacer nada. Dicho lo cual, ¿qué se debe hacer?
Valorar al paciente
- Lo primero que recomiendan los expertos es comprobar que el entorno sea seguro (que no se encuentre, por ejemplo, en mitad de una carretera).
- En segundo lugar, hay que estimular al afectado y ver si responde. Preguntar si está bien.
- Si responde, no hay que moverlo, y hay que llamar al 112.
- Si no responde, hay que llamar igualmente al 112. Del mismo modo, hay que colocarlo en posición de reanimación (boca arriba, tórax descubierto y tanto brazos como piernas sobre una superficie plana). La llamada al 112 dará instrucciones precisas sobre qué se debe hacer.
- En tercer lugar, hay que asegurarse de que las vías respiratorias no estén obstruidas. Para ello, colocaremos una mano en el mentón de la víctima y otra en la frente; acto seguido, habrá que mover la cabeza hacia atrás de manera suave, hasta que quede la boca abierta y el cuello extendido. Así evitaremos que la lengua bloquee la vía respiratoria.
- En cuarto lugar, hay que ver, escuchar y sentir si el afectado respira.
- Si respira, hay que colocarlo en posición lateral de seguridad (ver en el siguiente vídeo) para facilitar su respiración.
- Si no respira, hay que comenzar la RCP.
Maniobra RCP
Antes de nada, conviene saber si se dispone de un desfibrilador externo automático (DEA), en cuyo caso es aconsejable utilizarlo según sus instrucciones. Si no se cuenta con un desfibrilador, hay que comenzar a practicar la maniobra.
- Lo primero son las compresiones. Para ello, hay que arrodillarse frente a la víctima y colocar tus manos entrelazadas, con los brazos estirados, sobre la mitad inferior del esternón (más o menos, entre los dos pezones). Se deben realizar treinta compresiones seguidas.
- Tras esas 30 compresiones, hay que realizar dos insuflaciones consecutivas de aire en la boca. Para ello, hay que colocar una mano sobre su frente, y con los dedos taponar su nariz. Con la otra mano, hay que tirar del mentón para abrir la boca. Si al realizar la insuflación vemos que el pecho no se eleva, se debe a que la vía aérea no está completamente liberada, por lo que habrá que asegurarnos de que esté liberada y que nada obstruye las vías respiratorias.
- Hay que continuar intercalando las 30 compresiones con las dos insuflaciones (30:2) a un ritmo constante hasta que la víctima logre respirar por sí misma o hasta que lleguen los servicios de emergencia.
En caso de que se trate de un niño de menos de 8 años, se deben realizar los mismos pasos, salvo que en lugar de utilizar toda la mano para hacer la compresión, bastará únicamente con dos o tres dedos, ya que su tórax es más delicado.