Peche (Casas de Hualdo): "La alta calidad nos permite dignificar el trabajo en el campo"
Javier Romera
En 1986, el empresario Francisco Riberas -la familia gestiona hoy compañías como Gestamp- adquirió la finca La Ventilla, en El Carpio de Tajo (Toledo) para comenzar su andadura en el negocio de la agricultura. Pronto imprimió su carácter específico a la nueva actividad y a lo largo de los años fue ensanchando las lindes de aquella pequeña explotación hasta convertirla en un enorme mosaico de cultivos y aprovechamientos. Casi diez años después, en 1996, emprendió una ambiciosa transformación de la finca plantando hasta 300.000 olivos. Las favorables condiciones de la zona le permitieron obtener una aceituna delicada y de altísima calidad con la que se elabora hoy Casas de Hualdo. Pero el proyecto no acaba ahí. Tras el lanzamiento de una gama premium de quesos, llegarán los productos hortofrutícolas. Al frente del negocio de la familia Riberas está como director general José Antonio Peche, ingeniero agrónomo y socio director.
¿Qué es lo que diferencia a Casas de Hualdo frente a la competencia?
Nosotros no queremos competir ni en producción ni en precio, sino en calidad. Nuestra apuesta es esa, queremos un producto sobresaliente. Nuestros aceites han sido premiados por organizaciones y prestigiosos paneles de cata en España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, China, Japón, Canadá, Estados Unidos, Argentina… así como por la Denominación de Origen Montes de Toledo. Pero sobre todo, son reconocidos día a día por muchos amantes de este alimento único. Creemos que el campo español puede aportar un gran valor añadido, con productos de altísima calidad. Nuestro objetivo es reinventar la agricultura y dignificar el trabajo del campo, exportando productos agroalimentarios de alto valor añadido. De hecho, estamos creando empleo cualificado en el campo.
¿Y qué papel juega la sostenibilidad?
En Casas de Hualdo somos conscientes de la enorme responsabilidad ambiental que tiene la gestión de un territorio. Por ello, elaborar un producto de alta calidad no es suficiente, pues resulta fundamental tener una visión de 360º de nuestra actividad, en la que todos aspectos de la producción estén perfectamente alineados: la excelencia en el producto, el respeto por el medio ambiente, el compromiso social y la mejora continua. Uno de los aspectos fundamentales para fomentar la sostenibilidad ambiental es el consumo energético responsable. Y conscientes de ello, en 2018 hicimos una gran apuesta por la energía limpia, instalando en nuestra propia finca una de las mayores plantas fotovoltaicas para bombeo solar de España. Es una instalación que se ubica en una extensión de 1,3 hectáreas con una potencia instalada de 567 kWp. Su energía se utiliza para el riego de aproximadamente 100 hectáreas de cultivos herbáceos y 270 de olivar. Desde el verano pasado funciona, además, una segunda planta fotovoltaica de 318 kWp para la quesería y el riego de 110 hectáreas, con una tercera más en proyecto, cuyas obras empezarán en marzo. Pero es que además estamos aprovechando el estiércol de las ovejas para utilizarlo como fertilizante en el olivar. Apostamos por la circularidad.
Exportamos el 75% de nuestra producción de aceite de oliva y estamos presentes ya en 35 mercados
¿Cuáles son sus principales mercados?
Exportamos a 35 países el 70% de nuestra producción de aceite. Estamos vendiendo en toda Europa, incluso en Ucrania, pero también en los mercados asiáticos, que son muy importantes, como Japón, Corea del Sur o China. Y también en otros países, como Estados Unidos o Brasil.
¿Y España?
El problema de España es que se ha banalizado mucho el aceite de oliva y por eso no es ahora mismo el mercado más prioritario para nosotros. En cualquier caso, apostamos también por tener una identidad propia y por la calidad, pero no vendiendo en sitios exclusivos. Queremos llegar a todo el mundo, pero siempre desde la perspectiva de la calidad, la sostenibilidad y la circularidad.
Y su nueva apuesta ahora son los quesos...
Sí, y al igual que el aceite, queremos hacerlo con un producto de unas características sobresalientes. Recibimos la leche recién ordeñada de nuestro rebaño de ovejas manchegas en una cisterna diseñada específicamente para nuestras necesidades. La entrada de la materia prima a la quesería se hace por gravedad, evitando bombearla para respetar al máximo sus cualidades nutritivas y organolépticas. Es un producto exclusivo. Al igual que producimos solo 700 toneladas al año de aceite; con el queso pasa igual. Utilizaremos unos 350.000 litros de leche al año para la elaboración de 50.000 a 55.000 kilos de queso anuales.
Queremos recuperar los sabores tradicionales y elaborar productos de alta calidad
¿Con qué marca van a trabajar?
El proyecto es Quesos de Hualdo. La marca de los quesos que acaban de salir al mercado se llama Pi, en referencia al hongo Penicillium roqueforti, que es el que da la particular textura aterciopelada a su corteza. Tenemos unas 1.800 ovejas, cuya leche cruda es la que nos aporta la materia prima para elaborar los quesos. Nuestro propósito es el mismo con el aceite, acercar al consumidor el sabor de los quesos artesanos de antes y generar valor en torno a la actividad agropecuaria. Vamos a elaborar cuatro especialidades distintas, desde quesos azules a tipo torta, pero siempre bajo la misma idea. No vamos a volumen, queremos calidad.
¿Y la idea es también exportar los quesos, al igual que se ha hecho con el aceite?
Hemos aprendido mucho con el aceite, pero exportar el queso en mucho más difícil que el aceite porque tiene que viajar en frío y tiene una vida útil más corta. Son quesos elaborados con leche recién ordeñada, en la que hay un estrecho control sobre la materia prima. Elaboramos casi de una forma artesanal, pero es mucho más difícil de exportar.
¿Y cuál es su próximo reto?
La tercera pata de nuestro proyecto agropecuario son los productos hortofrutícolas. Hemos plantado 800 frutales de distintas variedades y vamos a construir un invernadero de 1.200 metros cuadrados con la misma idea, vender un producto ecológico de alta calidad.