Retail - Consumo
Bonmatí (SDDR España): "Si queremos un sistema universal de recogida de envases, posiblemente la Administración tenga que financiar"
- "No tiene sentido incorporar el cartón a un sistema ya de por sí suficientemente complejo"
- "En su conjunto el modelo tendrá un coste de entre 400 y 600 millones de euros cada año"
- Fabricantes y distribuidores reclaman retrasar el sistema de devolución de envases de bebidas al 2029
Javier Mesa
La asociación creada por fabricantes y distribuidores para gestionar el nuevo Sistema de de Depósito, Devolución y Retorno, presidido por José María Bonmatí, trabaja con la Administración para adaptar la normativa española al nuevo reglamento europeo de envases y residuos, que entra en vigor el 1 de enero de 2029.
¿Perciben un cambio de mentalidad en la Administración a la hora de entender que los plazos de aplicación de la normativa española para implantar el SDDR no son realistas?
Estamos en un entorno en el que todos tenemos claro que hay que ir hacia una mayor coordinación de todas las políticas a nivel europeo. Y en este caso, el Real Decreto de Envases y Residuos se diseñó con anterioridad a la publicación del reglamento europeo. Tiene toda la lógica ahora que España adapte su contenido a lo que marca la norma europea, que es de aplicación directa.
¿Han surtido efecto las constantes denuncias sobre la avalancha normativa que sufre el comercio?
Nosotros hemos sufrido esta avalancha no solo con la ley de residuos y el real decreto de envases, sino también, por ejemplo, con otro reglamento de gran dificultad de implantación práctica como el de deforestación. La clave de la nueva política ahora es tener ambición, pero ser conscientes de que hay que reducir la carga burocrática y administrativa para su cumplimiento. Tanto el sector de la fabricación como el de la distribución, tenemos un compromiso con la sociedad y la reducción de residuos, pero desde la eficiencia.
¿Cómo casa la eficiencia con la intención del Gobierno de mantener los bricks de bebidas dentro del sistema SDDR?
Es otro punto de divergencia entre Europa y la reglamentación española, donde además del plástico y de las latas de aluminio, incorpora al cartón para bebidas. Va a plantear muchas dudas al consumidor porque no afecta a todos los cartones para bebidas, sino a en torno al 8% de los envases de este material que se ponen en el mercado. Por ejemplo, los lácteos no están incluidos. Su inclusión generará insatisfacción en el momento en el que público acuda a la máquina y descubran que su producto no está incluido en el sistema. Además, aunque las máquinas tengan la tecnología para recibir estos cartones, podemos tener problemas de mantenimiento porque, al no incluirse en otros países, su uso no ha sido testado. Por último, es un producto que se recoge bien en el contenedor amarillo, por lo que no tiene sentido incorporarlo en un modelo que ya es suficientemente complejo. Cuando hablamos de gestionar 18.000 millones de envases cada año, no incluimos los de cartón. Si ya tenemos que llegar a un 90% de recogida con la implantación de decenas de miles de máquinas para llegar a todos los municipios, no nos parece lógico incorporar el cartón.
¿Qué impacto tendría mantener el cartón en el sistema?
Los cuatro estudios de costes que hemos hecho, y que no contemplaban el cartón para bebidas, establecen una aproximación de en entre 400 y 800 millones de euros. Esta gran diferencia se explica porque hay que definir cuál es el coste en los que incurre la distribución, además de otras dos variables muy relevantes. Por un lado, el sistema se queda con los depósitos no devueltos, lo que abarata su coste a cambio de que lo pague el consumidor. Por otro lado, el material que se recoge, se vende. En conjunto estamos hablando de un modelo que va costar entre 400 y 600 millones de euros cada año.
Se trata de una cifra significativa que se suma a los crecientes costes regulatorios. ¿Tienen previsto reclamar algún tipo de ayuda pública para la implantación del sistema?
En estos momentos no está previsto, pero muchos países ya lo han hecho, como Rumanía o Austria, que contaron con ayudas de las administraciones. Esto es algo que habrá que abordar cuando se determine cuántos puntos de retorno necesitamos y dónde deben estar. Si se quiere dar un sistema universal, posiblemente la Administración tendrá que financiar y ayudar; sobre todo para que los establecimientos ofrezcan más facilidades a los consumidores. Ese equilibrio entre el coste y facilitar el retorno a los clientes es fundamental.
Sobre todo para los miles de pymes que conforman el tejido hostelero del país...
Sí, pero tenemos la suerte de que la hostelería en España es un extraordinario ejemplo en la reutilización, tanto en refrescos y aguas como en cervezas. Seguimos pensando que tiene sentido concentrar el esfuerzo de recogida en la hostelería desde el punto de vista del modelo de negocio y desde una óptica logística. Nadie está obligado a recoger un envase que no ha vendido, pero el que quiera lo podrá hacer. No hay que olvidar que el pequeño comercio y la hostelería pueden quedar exentos de la recogida en función de su superficie, pero algunos van a querer entrar en el sistema por dar un servicio adicional a sus clientes.
¿Hasta qué punto deberán los ciudadanos conservar en buen estado los envase para recuperar su depósito?
En el modelo que hemos presentado hay dos formas de devolver envases, a través de establecimientos que han puesto una máquina y de otros que recogen manualmente. La máquina cuenta con un sistema de reconocimiento que identifica el producto por código de barras, por lo que ha de estar intacto para que se pueda leer. Además valida la presencia del logo de adhesión al sistema de depósito y la dimensión del envase. En el método manual, aunque hay que mantenerlo intacto porque para hacer el conteo, es cierto que la persona que lo recoge puede verificar de otra manera.
¿Puede repercutir sobre el consumo este nuevo requisito de reciclaje?
Uno de los riesgos del sistema es que el consumidor, al añadirle un elemento más de separación en el hogar, priorice la compra de los productos que no tiene depósito. Nosotros debemos conseguir que siga separando el vidrio, los restos orgánicos, lo que va al contenedor amarillo, el cartón y el papel. Es importante seguir manteniendo el compromiso de los ciudadanos, a pesar del esfuerzo adicional de separar el envase con SDDR.