Retail - Consumo
Colaboración y concienciación, claves para reducir el desperdicio alimentario
- Los distintos eslabones del sector consideran positiva la ley nacida desde el consenso
- Tras Francia e Italia, España es el tercer país de la UE en regular el desperdicio
elEconomista.es
La aprobación de la nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario en España marca un punto de inflexión en la lucha contra uno de los grandes retos sociales, económicos y ambientales del sistema agroalimentario. Esta normativa busca reducir de forma drástica la cantidad de alimentos que se desperdician a lo largo de toda la cadena —desde la producción hasta el consumidor final— mediante una serie de obligaciones para empresas, distribuidores, hostelería, y otras entidades del sector.
La colaboración y la concienciación entre todos los eslabones de la cadena alimentaria son claves para reducir el desperdicio. Las empresas del sector llevan trabajando y actuando en ello desde hace años, ya que, además del componente social, tiene un impacto en sus cuentas de resultados. Estas son algunas de las conclusiones del Observatorio: Prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, organizado por elEconomista.es en colaboración con PwC.
"La ley introduce la obligación de que todas las compañías dentro de la cadena alimentaria del sector dispongan y reflexionen sobre un plan de prevención del desperdicio alimentario. A partir de ahí pone el acento en una serie de medidas y actuaciones que van encaminadas a la reducción. Más allá de buenas medidas, el éxito de esta normativa pasa por sensibilizar y tener capacidad de prevención", señaló Roberto Fernández Humada, socio responsable del sector Retail en PwC. Aunque las empresas trabajan en la concienciación y sensibilización de los consumidores, debe ser la administración quien se encargue de esta misión. Desirée Martell, directora de Marketing, Comunicación y Sostenibilidad de Aramark, consideró "fundamental la colaboración de instituciones, empresas y consumidores para poder trabajar en conjunto y llegar a tener un impacto real".
España es el tercer país de la Unión Europea en regular el desperdicio alimentario por ley, después de Francia e Italia. Aunque con un régimen más sancionador que incentivador, los distintos agentes del sector consideran la ley como positiva y con buen propósito. Sin embargo, tiene algunos puntos que matizar o aclarar, como la medición del desperdicio. "Cuando llega la ley el sector está muy preparado", apuntó Nuria de Pedraza, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de AECOC, quien aclaró que "los objetivos que nos marcan son sobre los resultados de 2020. El porcentaje del desperdicio de la gran distribución sobre el total comercializado era del 1,78%, ahora es del 0,48%. Ya se ha conseguido el objetivo, pero se va a tratar de seguir mejorando".
La distribución trabaja por adaptarse a los diferentes patrones de consumo y la realidad de los hogares es distinta. Si hace unos años los consumidores compraban al mes ahora lo hacen, prácticamente, día a día. Así lo expresó Elena Aldana, directora de RSC y Sostenibilidad de Carrefour. De cara a controlar el excedente, el grupo de distribución implementa "herramientas de IA que nos ayuden en la previsión de venta. Hay que hacer un ajuste constante para que el excedente no se convierta en desperdicio", dijo Aldana.
Donaciones
"Antes donar era una opción de las empresas, con la nueva ley es una obligación. Las compañías están obligadas a gestionar sus excedentes y muchas se están ahorrando gastos de destrucción", expresó Gema Escrivá de Romaní, directora del Banco de Alimentos de Madrid. Se trata de un punto que genera controversia a la hora de quien tiene que asumir los costes operativos, la empresa que está obligada a gestionar sus excedentes y que tiene ventajas fiscales por ello, o una organización sin ánimo de lucro. "Es un punto que la ley no ha dejado claro", indicó Escrivá.
Roberto Fernández Humada (PwC): "El éxito de esta normativa pasa por sensibilizar y tener capacidad de prevención"
"La ley tiene el objetivo de prevenir y reducir el desperdicio alimentario. Es buena en su propósito", expresó Roberto Fernández Humada, socio responsable del sector Retail en PwC. Los distintos actores del sector llevan tiempo reflexionando y actuando en este sentido, ya que, "más allá del propósito social, también tiene un impacto en la cuenta de resultados de las empresas y su eficiencia", explicó.
Fernández indicó que "la ley introduce la obligación de que todas las compañías dentro de la cadena alimentaria dispongan y reflexionen sobre un plan de prevención del desperdicio. A partir de ahí pone el acento en una serie de medidas y actuaciones que van encaminadas a la reducción. Más allá de buenas medidas, el éxito de esta normativa pasa por sensibilizar y tener capacidad de prevención. El mejor residuo es el que no se genera, y si se produce hay que gestionarlo de la mejor manera".
Para mejorar la resolución del problema, "debemos tener sensibilización y colaboración, es decir, involucrar a toda la cadena alimentaria". Con el 40% del desperdicio producido en los hogares, la concienciación es un aspecto primordial, pero esta labor "no deben hacerla las empresas solas y la administración tiene que poner el foco".
Finalmente, Fernández consideró que, en lugar de poner el foco en el castigo al incumplimiento, "habría sido preferible la introducción de medidas de carácter incentivador y que las empresas aprovechen esto para desarrollar ciertas áreas, promover el uso de tecnologías o la colaboración entre los diferentes eslabones de la cadena".
Elena Aldana (Carrefour): "La ley puede ser una oportunidad para poner en orden todas las medidas que llevamos a cabo"
"La ley puede ser una oportunidad para poner en orden todas las medidas que llevamos a cabo", señaló Elena Aldana, directora de RSC y Sostenibilidad de Carrefour. Desde la compañía trabajan en distintas acciones. En la parte de sensibilización, "tenemos un gran trabajo, ya que el 41% del desperdicio alimentario se produce en los hogares", indicó. Además de los cambios en el consumo, se ha de estar más cercano a los clientes. "Las compras ya no son mensuales, son del día a día. Para ello, tenemos formatos adaptados, desde nuestros hipermercados a los Carrefour Market, Express y Supeco", explicó Aldana. También destacó la labor de la distribución, "para conseguir que una lechuga que se recoge en una punta de España esté en la otra en menos de 24 horas. De esa forma logramos alargar el periodo de vida del producto en los hogares".
Aldana diferenció entre excedente y desperdicio alimentario: "El excedente es aquello que no se vende, pero no necesariamente se va a desperdiciar. Esto es una no venta para las empresas y es un perjuicio económico. Nosotros somos los primeros interesados en que el producto se venda". Para ello tienen distintas medidas, como las liquidaciones, los descuentos cuando los productos se acercan a la fecha de caducidad, productos de economía circular –por ejemplo, se usa fruta de maduración avanzada para hacer mermelada–. Además, a través de la Fundación Solidaridad Carrefour se trabaja la parte social con donaciones a los Bancos de Alimentos. Para controlar el excedente, implementan "herramientas de IA que nos ayuden en la previsión de venta. Hay que hacer un ajuste constante para que el excedente no se convierta en desperdicio", dijo.
Nuria de Pedraza (AECOC): "El porcentaje del desperdicio de la distribución sobre el total comercializado es del 0,48%"
En 2012 AECOC puso en marcha una iniciativa pionera en Europa para poner en colaboración a todos los eslabones de la cadena alimentaria, con el objetivo de trabajar en un proyecto que tiene tres ejes muy coincidentes con la nueva ley. Así lo indicó Nuria de Pedraza, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de AECOC. El primer eje es tratar de trabajar en la prevención para evitar el desperdicio alimentario. El segundo es ayudar a las empresas para que puedan revalorizar y reutilizar productos que, por alguna razón, no son comercializados, pero son aptos para el consumo. Y en tercer lugar está la concienciación a la ciudadanía y las empresas.
"Cuando llega la ley, el sector está muy preparado", apuntó de Pedraza, quien aclaró, sin embargo, que "las empresas van a necesitar ayuda para cumplir con los requisitos, sobre todo las pymes, y hay que aportar luz sobre la medición del desperdicio alimentario". Así, explicó que "los objetivos que nos marcan son sobre los resultados de 2020. El porcentaje del desperdicio de la gran distribución sobre el total comercializado era del 1,78%, ahora es del 0,48%. Ya se ha conseguido el objetivo, pero se va a tratar de seguir mejorando".
"La ley nos ofrece un buen marco de trabajo. Nace del consenso y se ha tenido en mucha consideración las opiniones de todos los eslabones de la cadena alimentaria", apuntó. Sin embargo, presenta algunos desafíos como "organizar las donaciones si se incrementan. Eso exige mucho trabajo, coordinación y garantías", señaló la representante de AECOC.
Gema Escrivá de Romaní (Banco de Alimentos de Madrid): "Antes donar era una opción de las empresas, con la nueva ley es una obligación"
"Estamos preparados, tenemos la infraestructura con almacenes para poder dar y facilitar los alimentos a las entidades y que lleguen a las personas vulnerables", apuntó Gema Escrivá de Romaní, directora del Banco de Alimentos de Madrid, ante la nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. "Antes donar era una opción de las empresas, con la nueva ley es una obligación. Las compañías están obligadas a gestionar sus excedentes y muchas se están ahorrando gastos de destrucción", expresó Escrivá de Romaní. Este punto genera controversia sobre quién tiene que asumir los costes operativos, la empresa que está obligada a gestionar sus excedentes y que tiene ventajas fiscales por ello, o una organización sin ánimo de lucro. "Es un punto que la ley no ha dejado claro", indicó.
Para llevar a cabo una gestión eficaz es primordial el trabajo en equipo: "La empresa tiene que conocer nuestras necesidades en cuestión de tipo de producto. Es importante la comunicación. La compañía necesita gestionar sus excedentes y nosotros ayudamos a hacerlo de forma eficiente, llevándoselo a las personas vulnerables con un reparto equitativo. Además, emitimos un certificado fiscal para que la empresa dentro de su cuenta de resultados pueda mitigar esa pérdida de excedentes", señaló.
En cuanto al volumen medio de las donaciones, desde el inicio de la norma, "nos ha bajado, pero se han incorporado nuevos donantes. Por tipo de alimentos, nos llegan de preparación más compleja y son más difíciles de dar salida. Los alimentos básicos difícilmente llegan por donación, ya que tienen una fecha de caducidad más amplia", explicó Escrivá de Romaní.
Desirée Martell (Aramark): "Tenemos que ajustar la producción a la demanda real. Para ello utilizamos tecnología avanzada"
Aramark, a través del proyecto D-Cero. Futuro sin Desperdicio en alianza con PwC, trabaja en la reducción del desperdicio alimentario. Se trata de una iniciativa pionera en España que pretende minimizar el impacto en huella de carbono de su actividad, para reducir un 50% del volumen total de desperdicio alimentario en su cadena de producción y distribución de comidas antes de 2030.
Para ello, Desirée Martell, directora de Marketing, Comunicación y Sostenibilidad de Aramark, destacó que hay que trabajar en la prevención: "En nuestro caso, tenemos que ajustar la producción a la demanda real. Para ello estamos trabajando en una metodología que utiliza tecnología avanzada, Inteligencia Artificial (IA) y big data. A partir de ahí, nos da la producción que tenemos que realizar para ajustarnos realmente a la demanda del consumidor para hacer un desperdicio mínimo".
El proyecto a Aramark comienza por la medición. "Necesitamos saber donde se produce el desperdicio y por qué, para lo que se hace una medición exhaustiva. Nosotros producimos en más de 1.800 centros y necesitábamos conocer la problemática respecto al desperdicio. Hacemos un análisis causa-raíz y a partir de ahí se define cuáles son las medidas o las iniciativas que nos van a ayudar a mitigar este desperdicio. Esas iniciativas son relativas a la mejora de los procesos operativos, desde la compra de los productos a la concienciación de todos los actores", señaló Martell.
La ley del desperdicio es positiva para Martell, quien consideró que "es fundamental la colaboración de instituciones, empresas y consumidores para poder trabajar en conjunto y llegar a tener un impacto real".