Retail - Consumo
Los últimos días felices de TGI Fridays: bistec al whisky, mucha happy hour y una bancarrota más que anunciada
- Durante los ochenta y noventa dominaron el after work de EEUU
- Su antiguo CEO intenta rescatar a la compañía
elEconomista.es
La cadena de restaurantes TGI Fridays ha pasado a la historia por popularizar la hora feliz, cockteles a 10 dólares y ser uno de los primeros bares para solteros en EEUU. Y este año ha entrado en la larga lista de negocios de restauración en bancarrota junto a otras firmas ilustres como Red Lobster y Rubio's Coastal Grill. Quitando 2020, hace décadas que no se recuerda un año tan horrible para el sector de la hostelería.
TGI Fridays se acogió al Capítulo 11 de bancarrota en noviembre con una situación financiera muy precaria. Tuvo que desalojar su sede de Dallas de manera azorada. Los equipos informáticos y muchas cajas con documentación ahora mismo se encuentran en casa de sus empleados, según recoge The Wall Street Journal.
Su número de restaurantes en Estados Unidos se ha reducido a menos de 200, cuando en 2008 llegaron a tener 600 establecimientos por todo el país. Desde el golpe de la pandemia, la cadena no se ha recuperado. Los complejos planes financieros de los inversores de capital riesgo para estabilizar la empresa fracasaron cuando la cadena no pudo cumplir con sus obligaciones financieras. Los propietarios de franquicias se sintieron tan frustrados con la falta de comunicación y dirección de los líderes de la compañía que algunos dejaron de pagar directamente regalías y royalties, dijeron los franquiciados y sus asesores.
El antiguo consejero delegado de la compañía, Ray Blanchette, lo fue hasta 2023, sigue sirviendo copas en algunos locales en propiedad y se ha postulado como el rescatador de la compañía. Ha ofrecido 30 millones de dólares por nueves restaurantes para mantener viva la marca y su espíritu. Blanchette dice que sabe lo que se necesita para traer de vuelta TGI Fridays.
No hace mucho tiempo la cadena se convirtió en el punto de encuentro de familias para cenar el viernes o un lugar para tomar copas con los compañeros de trabajo. Pero los restaurantes no pasan por su mejor momento para sacar a las familias fuera de casa. La comida rápida, los pedidos a domicilio y que cada vez los estadounidenses cocinan más dejan pocas probabilidades de éxito a la supervivencia de TGI Fridays.
El primer bar para ligar después del trabajo
La historia de TGI Fridays se remonta a 1965. El restaurador neoyorquino Alan Stillman abrió el primer local en Manhattan como uno de los primeros bares para solteros. Al empresario Dan Scoggin, quien comenzó como franquiciado y luego se desempeñó como director ejecutivo de la cadena durante 15 años, se le atribuye el desarrollo de toques distintivos, como sus lámparas inspiradas en Tiffany, recuerdos en las paredes y camareros que lanzaban sus cocteleras al aire mientras preparaban bebidas. TGI Fridays contribuyó a la cultura del barman y de coctelería con unas olimpiadas. Hasta Tom Cruise ha puesto copas en sus locales. Varias escenas de Cocktail (1988) se grabaron detrás de la barra de un TGI Fridays.
Incluso, la compañía llegó a cotizar en bolsa. Dio el salto a Wall Street en 1983, pero rápidamente volvió a ser de propiedad privada en 1989 cuando el conglomerado hotelero e inversor Carlson Companies compró la cadena por unos 52 millones de dólares. Carlson, la matriz de la cadena de hoteles Radisson, dijo en ese momento que planeaba mantener Fridays como estaban. Por aquellos entonces operaba aproximadamente 150 restaurantes en Estados Unidos, Reino Unido y México.
Blanchette, el futuro salvador de la empresa, comenzó a trabajar en Fridays en 1989 como gerente de formación en Filadelfia. Tenía 23 años y estaba a punto de ser padre. El año anterior, Tom Cruise había canalizado el ambiente de la cadena con sus trucos de malabarismo en la exitosa película "Cocktail"; algunas escenas fueron filmadas en la ubicación de TGI Fridays Upper East Side en Manhattan.
Durante los años dorados de Fridays registraba 2.000 comensales al día y 140.000 dólares en ventas semanales. "El sector de la comida informal en el que crecí estaba a reventar", explica Blanchette. "Cuando alguien se levantaba para irse, la mesa en seguida era ocupada por otros clientes".
Las ventas de Fridays alcanzaron su punto máximo en 2008, con 1.970 millones de dólares en ingresos en Estados Unidos en 600 locales, según Technomic. En parte, a través de acuerdos de franquicia y licencias, la marca se expandió a 60 países y generaba un negocio de 2.700 millones a nivel mundial en 2013.
La happy hour terminó
TGI Fridays pronto comenzó a sentir presión: sus ventas en Estados Unidos cayeron durante la década de 2010, y en 2017 estuvieron un 36% por debajo del nivel de 2008. Las cadenas de restaurantes informales generalmente estaban perdiendo clientes frente a los restaurantes más nuevos de comida rápida, como Chipotle Mexican Grill, donde los clientes pedían comida fresca en el mostrador y podían llevarla para llevar.
Carlson vendió en 2014 la cadena a las firmas de capital privado Sentinel Capital Partners y TriArtisan Capital Partners en un acuerdo que valoró a Fridays en alrededor de 800 millones de dólares. Contaba con unos 900 restaurantes propios y franquiciados en todo el mundo, que empleaban a 70.000 personas.
Sus nuevos propietarios vendieron los restaurantes propiedad de la compañía a los franquiciados para ayudar a reducir la deuda, deshaciéndose de la mayoría de las ubicaciones para 2015. Para ese año, las ventas de TGI Fridays en Estados Unidos habían disminuido un 24% desde los niveles de 2008 a 1.500 millones de dólares, y su número de tiendas nacionales se había hundido a 480 locales.
Blanchette pasó por una serie de puestos ejecutivos en cadenas de restaurantes antes de que los gerentes financieros de la compañía y algunos franquiciados lo llamaran en 2018 para pedirle que regresara a TGI Fridays como director ejecutivo, "el trabajo de mis sueños", recuerda.
El directivo compró restaurantes franquiciados que necesitaban atención. Renovó el menú con bistec cubierto de whisky y cócteles a dólares. Blanchette no dudó en participar en El jefe infiltrado para promocionar TGI Fridays. Se puso una peluca y capas de maquillaje para visitar restaurantes como "Keith", un aprendiz.
Blanchette encontró muchas cosas que necesitaban mejoras, pero para entonces las finanzas de la empresa también las necesitaba. La última venta de la compañía había permitido rebajar deuda, pero la venta de locales a franquiciados dejó en balance poco margen de maniobra para futuras crisis, indicaban en su momento los expertos de Moody's Investors Service.
Mala jugada
TGI Fridays pidió prestados 450 millones de dólares en 2017, poniendo en garantía todo el negocio, que tenía como objetivo reducir los costos de endeudamiento de la compañía mediante el uso de sus activos para respaldar la nueva deuda. Fridays emitió estos bonos respaldados y financiados por los pagos de regalías de sus franquiciados. Domino's Pizza, Dunkin' y otras cadenas también adoptaron la práctica en las décadas de 2000 y 2010.
Una de las condiciones de la financiación era que TGI Fridays se comprometiera a alcanzar al menos 1.500 millones de dólares en ventas anuales. Si la compañía incumpliera los términos del acuerdo, los inversores en el acuerdo podrían reclamar las regalías de TGI Fridays y otros flujos de efectivo en el futuro.
Las grietas comenzaron a mostrarse al año siguiente, cuando S&P Global Ratings bajó su visión sobre la deuda de TGI Fridays después de siete trimestres de caídas en las ventas en las mismas tiendas y una de las proporciones más bajas de fondos disponibles para pagar la deuda entre compañías similares consideradas por la agencia de calificación.
Un plan de rescate fracasado
Sentinel Capital se retiró de su inversión en TGI Fridays en 2019, dejando a TriArtisan como el patrocinador mayoritario. Luego, en 2020, llegó la pandemia. Blanchette y su equipo montaron carpas en los estacionamientos para servir comida para llevar y cócteles. Las ventas se recuperaron y la compañía cerró menos restaurantes durante la pandemia de lo que Blanchette predijo originalmente. Pero las ventas totales aún estuvieron por debajo del nivel requerido por el acuerdo de titulización de la compañía en 2020, lo que desencadenó consecuencias financieras. Millones de dólares en regalías y otros pagos en los años siguientes se destinaron a los inversores de deuda de la empresa en lugar de apoyar a la marca.
En mayo de 2023, Blanchette dimitió como consejero delegado y posteriormente compró siete locales de Fridays propiedad de la empresa. Las ventas de tiendas en restaurantes estadounidenses y franquiciados ese año cayeron 9% y 7,1%, respectivamente.
Su propietario, el fondo TriArtisan, anunció un plan salvavidas el pasado mes de abril. Quería fusionar TGI Fridays con su mayor franquiciado del Reino Unido, Hostmore, para salir a bolsa en la Bolsa de Valores de Londres. El acuerdo de aproximadamente 220 millones de dólares estabilizaría las finanzas de la cadena y revitalizaría la marca, que entonces generaría 1.400 millones de dólares en ventas anuales globales totales. Pero en junio, el auditor independiente de TGI Fridays advirtió que la cadena se estaba quedando sin fondos para cumplir con sus obligaciones de deuda. La compañía ya estaba condenada a la bancarrota.