El consumo interno de aceite de oliva cae más del 50%, con el virgen extra a 7 euros y subiendo
- Hogares, restaurantes y comedores han dejado de comprar 132.000 toneladas
- Dos tercios de la producción se destinaron a exportación en el primer semestre
- La pésima expectativa para la próxima cosecha y la demanda internacional tiran del precio aún más hacia arriba
Juan Esteban Poveda
Sevilla,
El consumo interno de aceite de oliva cayó un 51% en el primer semestre del año, en una campaña marcada por la peor cosecha del siglo. Hace días que el virgen extra superó los siete euros en origen, una cifra nunca vista. El descenso del consumo nacional llega a las 132.500 toneladas.
Según datos recogidos el Observatorio de Consumo del Máster de Administración de Empresas Oleícolas de la Universidad de Jaén con un estudio realizado por Juan Carlos Marín, de Alcampo, y Juan Vilar, analista internacional y codirector del Máster, la caída aún podría incrementarse. En un análisis de campañas anteriores de altos precios (15/16, 16/17), se constata que a partir de 3,5 euros de precio en origen, por cada euro adicional de aumento sostenido en el tiempo de precios en origen se produce una caída de consumo interno acumulativo de más de 40.000 toneladas. Y nada hace indicar que a 7 euros el precio haya tocado techo.
En la tensión sobre el precio incide tanto el nivel de existencias en el mercado, (mínimas tras una cosecha histórica por corta de 680.000 toneladas a nivel nacional) como las expectativas para la próxima campaña, a día de hoy nefastas por la ausencia de precipitaciones.
Demanda internacional
La situación límite del abastecimiento no es exclusiva de España, sino que afecta a prácticamente todos los países productores, lo que incrementa la demanda internacional. Y tira del precio hacia arriba más aún. Para el aceite español, de enero a junio, se ha registrado un consumo total de 501.0000 toneladas, de las que 165.000 (el 32%) ha ido al mercado interno -cuando la cifra media histórica está por encima de las 280.000-, y 336.000, el 68% restante ha sido acaparado por las exportaciones.
En la caída del 51% de consumo nacional está incluido el consumo de los hogares (se estima que el descenso en este segmento es de un 30%) y también el canal horeca y colectividades (hospitales, comedores de colegios …).
Por categorías
El estudio indica que en los lineales los vírgenes y vírgenes extras caen sobre todo en formatos PET de 2 a 5 litros (más del 17%), mientras que los precios con respecto al mismo periodo del año anterior crecen un 31%. Los refinados caen en demanda más del 21%, experimentando una apreciación, comparando con el mismo periodo del año pasado, del 33%. Sin embargo el girasol cae en precio entre el 12 y el 14%, teniendo incrementos de demanda de entre el 11 y el 19%, mayor en función del volumen.
Con datos oficiales macro de consumo doméstico elaborados a partir de información del Sistema de Información de los Mercados Oleícolas (SIMO), los precios de los vírgenes extra crecen en origen un 126%, los vírgenes un 136%, los lampantes un 139%, y los refinados un 125%, en relación a las cotizaciones medias de las últimas cuatro campañas inmediatamente anteriores.
El estudio
El estudio se ha llevado a cabo entre los meses de enero y junio del presente año, ambos inclusive, teniendo en cuenta, todos los tipos de aceites y grasas consumidos en España en supermercados e hipermercados, se han analizado 63 hipermercados, y casi 250 supermercados, teniendo una incidencia en hogares representados que supera el millón, lo que equivale a algo menos de 2,6 millones de consumidores, hiper y super suponen una cuota de mercado para la categoría de forma conjunta del 68% de demanda en aceites de oliva.
Sequía y geopolítica arriesgan la bajada de precios
Europa hace frente desde hace más de un año a una dura crisis de precios. Eso sí, hay grandes diferencias entre los distintos países del continente. Solo entre aquellos que tienen el euro como divisa, la diferencia en los respectivos índices de precios al consumo (IPC) llega a ser cercana a diecinueve puntos porcentuales incluso, según los últimos datos.
Sin embargo, todos tienen un mismo problema: una inflación disparada en algo tan básico como los alimentos. Algunos expertos dan motivos para la esperanza, augurando una "desinflación relativamente rápida" en los próximos meses, aunque problemas climáticos como la sequía o las tensiones geopolíticas suponen una nueva amenaza.
Con los datos comunitarios en la mano (una tasa general del 5,5% y una subyacente del 5,3%), la pregunta es si la desinflación llegará.
Distintos analistas y economistas alertan sobre distintos factores de riesgo para los precios de los alimentos. Por ejemplo, la sequía, que perjudicará especialmente a España (entre otros países). Asimismo, el reciente veto de Rusia a las exportaciones de trigo de Ucrania o los ataques sobre Odeas aumentan la incertidumbre en Europa.
No obstante, Amaro se muestra optimista en un análisis de este miércoles, aunque solo sea por un efecto estadístico (el conocido como efecto base): "Los efectos de base tendrán un efecto moderador menor en el caso de los servicios que en el de la inflación de los alimentos, ya que esta última está abocada a una desinflación relativamente rápida".
"Según nuestras últimas previsiones, la inflación de los alimentos se situará por término medio ligeramente por encima del 5% en el cuarto trimestre de 2023 y del 1% en el primer trimestre de 2024, frente al 11,6% registrado en junio y el máximo del 15% alcanzado en febrero de 2023".
Así, este economista considera que la brusca desinflación de los alimentos "también consolidará a los servicios como el principal motor de la inflación" en la zona euro. "Un papel que ya desempeñaron en junio, pero solo marginalmente", resaltó.