Retail - Consumo

El gigante del e-commerce Jumia lucha por conservar su título de Amazon africano

  • Es la primera gran tecnológica africana en cotizar en la bolsa neoyorkina
  • Su valoración se ha reducido en 2.540 millones en tres años
  • Acaba de anunciar el cierre de su programa de fidelización
Un repartidor de Jumia, la mayor plataforma de comercio minorista de África. Foto: Alamy

Marta González

Hace unos años, el rey del e-commerce en África no era ni Amazon ni Alibaba, sino Jumia. Fundada en Lagos en 2012, esta startup creció hasta ser la principal plataforma de comercio minorista de este continente, alcanzando también el estatus de unicornio y convirtiéndose en la primera gran tecnológica africana en cotizar en la Bolsa de Nueva York. Sin embargo, la euforia duró poco: en tan solo tres años, su valoración ha pasado de 3.000 millones a 460 millones de dólares. Una situación que ha llevado a la compañía a tomar decisiones drásticas para conservar su título.

En la actualidad, Jumia está presente en 11 países de África, donde ha establecido un mercado que conecta a los consumidores con proveedores de todo tipo de bienes y servicios, desde teléfonos inteligentes y ropa, pasando por hogar y productos de belleza, hasta la entrega de comida a domicilio y la reserva de hoteles. Además, ha puesto a disposición de los vendedores un sistema logístico compuesto por una amplia red de almacenes, puntos de recogida y más de 700 empresas de servicios logísticos locales. Asimismo, cuenta con su propio servicio de pago, JumiaPay.

Aunque sus ingresos han alcanzado los 50,5 millones en el tercer trimestre del año y su beneficio bruto se ha incrementado casi un 30%, el gigante del comercio minorista sigue registrando unas pérdidas operativas de 43.2 millones de dólares. Sin el efecto divisa, éstas habrían ascendido a 47.7 millones de dólares.

A la luz de estas cifras y con la rentabilidad como objetivo, la dirección interina de la compañía ha anunciado el cierre de Jumia Prime, su programa de fidelización. Puesto en marcha en junio de 2019, ofrecía entregas gratuitas ilimitadas en todos los pedidos por una suscripción mensual de 2.999 naira (unos 7 dólares). Tras tres años en activo, Jumia no ha cosechado los resultados esperados porque, según ella, el e-commerce africano todavía no ha alcanzado el punto adecuado para adoptar ese producto.

La nueva estrategia de Jumia también incluye dejar de ofrecer su servicio de logística en aquellos países donde "la infraestructura aún no está preparada para soportar los volúmenes de terceros", detalla en una nota de prensa. De esta manera, solo mantendrá su presencia en Nigeria, Marruecos y Costa de Marfil.

Asimismo, Jumia tiene la intención de "ahorrar más en costes de personal", por lo que va a acometer recortes de plantilla en varias áreas de su negocio. Según publica Quartz, los principales afectados serán los ejecutivos que, hasta ahora, operaban en las oficinas del gigante minorista en Dubái.

Estos anuncios se han producido poco después de que Sacha Poignonnec y Jérémy Hodara, los co-CEOs de la startup desde 2012, dejarán sus puestos el 7 de noviembre.

Los problemas

Las abultadas pérdidas podrían deberse a que la red logística de Jumia sería más precaria de lo reza su página web. En concreto, la falta de direcciones o las direcciones poco exactas habrían sido las responsables de que el gigante minorista africano se marchará de tres de los 14 países en los que estaba presente en 2019. También habrían contribuido la escasa infraestructura, la falta de productos fabricados localmente y la inestabilidad económica en estas regiones.

Tampoco ayudó el hecho de que Citron Research acusará a Jumia de fraude en las cifras que presentó ante la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU (SEC) poco antes de su debut en bolsa. A esta queja se sumaron las demandas colectivas presentadas por varios inversores descontentos, según recoge The African Report.

En el ámbito del reparto de comida a domicilio, Jumia se enfrenta además a una fuerte competencia. Empresas internacionales como Bolt y Glovo, así como nacionales, en el caso de Eden, Chowdeck y CoKitchen, pelean por conseguir una cuota de mercado. Esto, combinado con la elevada inflación, ha reducido todavía más los márgenes, hasta el punto de que este negocio ha dejado de ser rentable en algunos países.