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La innovación tecnológica se atasca en España y despunta en Europa

  • El objetivo de la UE es alcanzar el 3% en el 2020

Ecoaula.es
Madrid,

La innovación tecnológica está a la orden del día en el norte de Europa, China o en Estados Unidos, pero en España no parece tener la misma relevancia. La inversión del Estado en i+D+i fue de 14.900 millones de euros en el año 2018, según datos del INE. Esta cifra refleja un incremento de algo más del 6% respecto al año anterior y un aumento por segundo año consecutivo. A pesar de que estos datos pueden resultar esperanzadores, España sigue estando por debajo de la media de la Unión Europea.

El objetivo de la UE es alcanzar el 3% en el 2020, pero en España la inversión fue equivalente al 1,24% del PIB. En otros países más innovadores como Corea del Sur la inversión es del 4,5%, en Suecia y Suiza, del 3,3% y en Dinamarca del 3,1%.

Innovación educativa

El paso del tiempo y la adaptación a las nuevas tecnologías en el entorno educativo han hecho que la innovación en el sistema educativo español y, en general, en todos los países que conforman la OCDE presentaran cambios moderados en sus prácticas de enseñanza-aprendizaje.

La innovación educativa contribuye a que los centros escolares desarrollen eficazmente sus proyectos, contribuyan al aprendizaje de su alumnado y al desarrollo profesional del profesorado. De esta forma ofrecen una respuesta adecuada a las necesidades y demandas del entorno y la sociedad.

Las novedades no se aprecian únicamente en los espacios dedicados a esta práctica, sino que también se ha requerido un mayor esfuerzo en la adaptación de los docentes y la forma en la que han desarrollado sus conocimientos profesionales.

El principal cambio pedagógico que se presenta hoy en día y que no era común hace unos años es la adquisición de conocimiento de manera independiente por parte del alumnado, lo que se traduce en que un mayor número de estudiantes usan ordenadores y TIC durante las lecciones.

A pesar de que los cambios en este país son claros y eficientes, todavía no se ha alcanzado el nivel que exigen la innovación y la tecnología actuales, cuyos cambios son prácticamente diarios y obligan a las instituciones a ponerse al día.