Política

PP y PSOE barajan entre 100 y 110 diputados para el 28-A en medio de un ataque de nervios por las listas


    Carmen Obregón

    A una sesión de control y a 13 días de que se disuelvan las Cortes, los pasillos del Congreso parecían ayer la consulta de un gabinete de psicoanalistas escuchando el desasosiego de ciertos diputados que no saben qué va a ser de su futuro. Por otra parte, tanto en el PP como en el PSOE barajan resultados entre 100 y 110 escaños, lo que significa que, el número en las listas de cada circunscripción es mollar para la carrera política, en un momento en el Pedro Sánchez o Pablo Casado querrán formar sus equipos.

    Las previsiones demoscópicas de las elecciones generales del 28-A aventuran un parlamento más fragmentado que el de esta legislatura. De este presagio son conocedores todas las fuerzas políticas.

    Mientras, en el Partido Socialista se habla de un crecimiento de entre 15 y 25 diputados, por un lado, y por otro se reza porque la caída de Unidos Podemos no sea demasiado significativa, si no es para devolver esos votos a los socialistas, en partidos como Ciudadanos columbran una progresión relevante, que puede bascular hacia un un bloque o hacia otro, si bien Albert Rivera se ha comprometido a no pactar con Pedro Sánchez ni con el Partido Socialista pilotado hoy por el presidente del Gobierno.

    ¿Estar o no estar en las listas?

    El escenario electoral que los demóscopos y las direcciones de los partidos pronostican unos resultados que preocupan a la hora de hacer las listas. En el PSOE ya se conocen los nombres de algunos diputados que no repetirán. Es el caso de José María Barreda. En el PP, Celia Villalobos informaba ayer y afirmaba que a partir de ahora ya no tendrá que defender a los populares.

    Además de Barreda, Soraya Rodríguez y de Villalobos hay más diputados que tienen confirmada su marcha, algunos con destino a alcaldías, otros con retiro a sus universidades, y ciertos con importantes nombramientos en administraciones regionales, de las que dará cuenta en breve elEconomista.

    Las listas de los partidos no se pueden dar a conocer hasta que se disuelvan las Cortes, lo que sucederá el próximo 5 de marzo

    El problema al que ahora se enfrentan los partidos pasa por cuadrar a fieles, a los clásicos e históricos que queden y a los que se les pida que sigan y quieran seguir, y a los imprescindibles para no levantar ampollas. La siguiente operación será encajar el número que éstos deben ocupar en las listas. En circunscripciones pequeñas de 5 diputados, aquel diputado que en esta legislatura iba de número tres –en el caso de PP y PSOE– ya sabe que ahora está en una franja de serio riesgo, algo que también le sucede al segundo en la la lista.

    Las listas de los partidos no se pueden dar a conocer hasta que se disuelvan las Cortes, lo que sucederá el próximo 5 de marzo. A partir de ahí, y en un corto periodo de plazo, las formaciones políticas tendrán que dar a conocer sus listas definitivas.

    El cambio de liderazgo en el PP y en el PSOE de cara a estas próximas elecciones generales, hace entrever también una mudanza de rostros y de perfiles. Ayer, un número destacado de diputados admitían abiertamente desde el Congreso que no tenían ni idea de si iban a ir o no en las listas del 28-A. Y algunos de ellos les corre prisa conocer este decisión, porque necesitan comunicar lo antes posible su reincorporación a puestos de trabajo anteriores donde pidieron excedencia.

    Los 400.000 votos que araña Vox

    Entre tanto, las mediciones demoscópicas de Moncloa –como conoció de primera mano eE– ven 400.000 votos de Ciudadanos que se esfuman a Vox. Creen los socialistas que los de Rivera se llevarán un chasco y sacarán peores resultados de los que esperan en estas elecciones. Al tiempo, el PSOE también reconoce que ellos mismos no las tienen todas consigo, aunque piensan que pueden quedar primeros en casi todas las circunscripciones. Asimismo, y según otras fuentes socialistas consultadas por este medio, en los feudos que no son sanchistas, cunde la desafección, aunque lo primero será pelear por sus candidatos.

    Al PP, por su parte, le inquieta el voto útil. Por eso dará tanta importancia al voto del Congreso como del Senado. Según sus cálculos, y con la Ley d'Hont en la mano, piensan que un voto a los de Santiago Abascal puede acabar engordando el resultado de Unidos Podemos, en circunscripciones pequeñas. De otro modo, contemplan que los mejores resultados de Vox vengan de grandes ciudades como Madrid, Málaga y Valencia.

    La composición de la Mesa del Congreso, cuando se constituya el nuevo parlamento, tras las generales, influirá en los resultados de las elecciones de locales, municipales y autonómicas del 26-M

    Lo que no siembra dudas entre las distintas formaciones políticas es la composición de la Mesa del Congreso. Su estructura vislumbrará la dirección de los pactos de cara al nuevo Gobierno. Y ello –apuntan los partidos– acabará influyendo en los resultados de las elecciones de locales, municipales y autonómicas.