Manuel Valls: "La figura del relator es un gol por la escuadra de Torra a Sánchez"
Esther Esteban
Sus adversarios le acusan de ser el candidato de los ricos, del establishment, un paracaidista recién llegado a la ciudad donde nació, Barcelona, y dicen que con él se ha pinchado el suflé, por mucho que haya sido primer ministro francés y alcalde de Evry. Manuel Valls (1962) se crece ante la crítica, haciendo gala de sus orígenes, que han conformado a un político de largo recorrido. "Soy hijo de un pintor español y de madre suiza italiana. Mi abuelo Magi Valls fue un catalanista, fundador del diario El Matí en 1929 y siempre he estado orgulloso de mi origen catalán", suele decir. Cuando le preguntas si es un mestizo ideológico, que ha pasado de ser un socialista pata negra a presentarse apoyado por Cs en la plataforma Barcelona, capital europea, dice que es un progresista que viene de la socialdemocracia .
"Soy un social liberal que cree en la alianza entre la democracia, la economía de mercado, la economía abierta y el Estado social reformado. Esos son los valores en Europa del centroizquierda y del centro derecha, pero, sobre todo, los del sentido común". Sus mejores recuerdos los sitúa en su casa familiar de Horta, a la que acuden importantes amigos de sus padres escritores (Eduardo Mendoza, Joan Brossa, Maria Aurelia Capmany) a artistas (Leopoldo Pomés, Paco Todo), arquitectos (Ricardo Bofill, Óscar Tusquets) y políticos (Carlos Sentís, Pasqual Maragall)-. Es plenamente consciente de que realizar toda su trayectoria política en Francia es un handicap. Dice que no se juega nada, que ya lo ha hecho todo, que quiere ser útil, "porque hay que salvar Barcelona del populismo dañino y estéril".
¿Qué hace un exprimer ministro galo en una aventura incierta como la de intentar ser alcalde de Barcelona?
Barcelona es una marca increíble, una ciudad cosmopolita que representa la convivencia y la tolerancia. Es una ciudad catalana, española, mediterránea, europea, que representa ahora esa confrontación que hay en Europa sobre los valores de la democracia representativa frente al populismo. Yo soy barcelonés, he nacido en el barrio de Horta, y me apasionan los retos de las ciudades, el cambio climático, la movilidad, el urbanismo, la arquitectura, los problemas de seguridad, de convivencia. En Barcelona nos jugamos el futuro de Cataluña, de España y de Europa, y ese reto es muy importante.
¿Se está jugando su futuro político? Algunos creen que si pierde se marchará, que esto se le hace pequeño...
Yo no me juego nada, ya lo he hecho todo; quiero ser útil y, por supuesto, ganar Barcelona. Ser alcalde de esta ciudad para alguien que ha nacido aquí es increíble, pero además sería una victoria de un relato europeo. Nunca ha ocurrido que un exprimer ministro vuelva como candidato a su ciudad, y yo quiero hacer ese camino íntimo y personal. Además, creo que hay que salvar Barcelona del populismo dañino y estéril.
Sus adversarios dicen que ha bajado el suflé, que llegó con una fuerza importante pero el globo de su fórmula se desinfla porque es usted un mestizo ideológicamente hablando...
Eso de que el suflé se desinfla es propaganda barata que utilizan mis adversarios para atacarme. Cuando llegó la noticia de mi candidatura, ya dijeron que no vendría, que mi candidatura era un globo sonda, y aquí estoy. Es verdad que yo no propongo una alianza entre partidos, sino una alianza de electores para el cambio, para recuperar Barcelona, y por eso mi fórmula molesta a todo un sistema que nos ha llevado al desastre.
¿Es un socialdemócrata, un hombre de centroizquierda, un liberal...?
Yo me defino como un progresista que viene de la socialdemocracia. Soy un socialdemócrata, un social liberal, que cree en la alianza entre la democracia, la economía de mercado, la economía abierta y el Estado social reformado. Esos son los valores en Europa del centroizquierda y del centroderecha, pero sobre todo son los valores del sentido común, y los que definen a Barcelona. Soy un progresista y esta ciudad necesita un progresismo europeísta y constitucionalista. Yo soy el único que puede representar el cambio, después de la gestión pésima, desastrosa, terrible de la señora Colau, y frente a la alianza del populismo y del separatismo, que sería un desastre.
¿Qué piensa cuando oye decir que usted es el candidato de los ricos?
Eso es falso, algo que se han inventado para debilitarme electoralmente. Soy el candidato de todos y para todos los barceloneses. Es verdad que Colau es la candidata del top manta, del narcopiso y de la inseguridad. Barcelona necesita empresas y talento en el ámbito económico, de nuevas tecnologías, de la cultura, del deporte. Quiero combatir la inseguridad, que es una desigualdad más para la gente de los barrios humildes, para las personas más frágiles, las mujeres, los ancianos o los jóvenes. El tráfico de droga y la pobreza ha subido; un 20% de los barceloneses vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de 960 euros por mes. Soy el candidato de la Barcelona real, y claro que deseo la apertura al mar, afrontar los retos de la vivienda, el cambio climático y otras muchas cuestiones que nos obligan a devolver a Barcelona la ilusión.
Usted ha dicho que la señora Colau es una mala alcaldesa, pero una buena candidata, ¿en qué sentido?
Digo que ha sido una mala alcaldesa, pero una buena candidata populista, y por eso hay que desenmascararla, porque ¿cuál es la definición del populismo? Es la demagogia, y la demagogia siempre puede convencer. Colau ha gobernado muy mal esta ciudad y la gente lo sabe.
¿Me está diciendo que ha dejado Barcelona como un erial económico?
Lo peor es que Colau ha dado una imagen de Barcelona opuesta a lo que siempre ha sido, con ella ha pasado de ser una ciudad emprendedora, que invierte para el futuro, a una ciudad insegura, sucia y herida. Los barceloneses que están orgullosos de serlo sienten su orgullo herido en todos los ámbitos. Hay más pobres, más inseguridad, menos vivienda, los precios se han disparado y eso por cuatro años de populismo y demagogia; hay que poner fin a todo esto.
¿Qué le pareció que 'la mano que mece la cuna' del presidente de la Generalitat sea un fugado de la justicia? ¿Es una anomalía democrática? ¿Cómo se ve en Europa?
Aquí han ocurrido muchas cosas, se ha vulnerado la legalidad de muchas maneras: con el Estatut, el reglamento del Parlament, etc. pero tratar de romper un Estado-nación y un país como España es muy grave. Por eso Europa reaccionó con un mensaje de solidaridad y de apoyo a España. Y los causantes de esa situación tienen que afrontar lo que hicieron.
¿Me está diciendo que el relato que hacen los separatistas no tiene otro futuro que el judicial?
La gran mentira del separatismo fue hacer creer que la independencia, la república, la ruptura con España era posible quedándose en Europa y en la zona euro. Esa fue la gran mentira, y siguen insistiendo en lo mismo. Por eso tenemos que recordar que no hay futuro posible fuera de España y de la UE. Ni Cataluña será independiente ni Europa aceptará las pretensiones de los independentistas.
¿Cree que Torra le ha metido un gol a Sánchez con la figura del relator?
Sánchez ha cometido un grave error. Ha sucumbido al chantaje separatista. No todo vale en política para mantener el poder. Aceptar la figura del relator implica asumir el marco mental impuesto por aquellos que rompieron todas las reglas del juego. Sánchez está consolidando el escenario de bilateralidad entre Cataluña y España, una humillación intolerable para el Estado. Es un gol por toda la escuadra de Torra. Y una severa derrota para los demócratas.
¿Y el juicio del 1-O se puede convertir en un gran acto de propaganda política que puede incidir en el resultado de las municipales, o no?
Aquí no hay presos políticos, hay políticos presos. Esos políticos sabían cuáles serían las consecuencias de sus actos, y por eso algunos se fugaron. Ahora tienen que enfrentarse a la justicia, con la presunción de inocencia por delante, por supuesto, pero todo el mundo tendrá que aceptar las decisiones de una justicia completamente independiente en un Estado de Derecho pleno. Acusar al Estado español de no ser una democracia y votar en el Parlament, o en el Ayuntamiento de Barcelona, que la Constitución española es antidemocrática es políticamente muy grave. Los presos tienen derecho a defenderse, pero la sociedad española tiene que permanecer unida frente a los que tratan de hacer saltar por los aires la Constitución, la democracia y el Estado de Derecho.
¿La aplicación del 155 sería un problema o una solución en este punto?
En su día fue una solución, pero soy de los que creen que el 155 se tiene que aplicar, y no hablar de ello.
Pero, ¿el juicio por el 1-O puede influir en el resultado de las municipales?
Ellos van a tratar de colar el juicio en la agenda de las elecciones municipales, y no debemos caer en esa trampa. El debate es entre una Barcelona tolerante y una Barcelona populista. Esa es la realidad, y los juicios o las sentencias por los delitos cometidos es cosa de ellos. Lo importante es cómo salvamos Barcelona de la situación de gran peligro en que está, aunque los independentistas pretendan crear toda una ceremonia de la confusión sobre unas acciones que sólo atañen a la justicia.
¿Cuando insta a la rebelión frente al pensamiento único, se refiere a esos que boicotean los actos en los que participa con Albert Rivera?
Boicotear nuestros actos es una forma de presionarnos, un intento de amedrentar, como han hecho en los últimos años con todos los políticos que les plantan cara. Lo hacen con Albert Rivera, con Inés Arrimadas o con cualquiera que no acepte el pensamiento único que quieren imponer, y eso requiere una rebelión cívica. Yo recomiendo leer Patria de Aramburu, porque, aunque aquí no hay muertos ni terrorismo independentista, la presión social en Cataluña se está haciendo insoportable y creando un ambiente irrespirable para mucha gente. Cataluña no puede ser representada solo por un bando, el de los independentistas, y el resto permanecer silentes y resignados.
¿Qué futuro le augura a Rivera?
Ciudadanos y Rivera gobernarán en España. Estoy seguro que Albert tiene las capacidades necesarias para ser un gran presidente de Gobierno.
¿El hecho de que Inés Arrimadas no intentara formar Gobierno, aunque ganó las elecciones, puede ser un hándicap para todos ustedes?
No fue una mala estrategia, porque era imposible formar Gobierno con una mayoría independentista formada por el PDeCat, Esquerra y la CUP, pero lo importante es que el partido más votado en Cataluña y en Barcelona fue Ciudadanos, que es una fuerza increíble, que representa el futuro para los que se sienten catalanes, españoles y europeos. Que Cs haya ganado ha servido para mucho.
Pero ganar si no se gobierna lleva a la melancolía, ¿no?
La victoria de Arrimadas ha servido para plantar cara a los independentistas intolerantes, para decir que aquí hay gente que se siente catalana, española y europea, que se puede hablar en catalán o en castellano, y que hay otra forma de hacer política. Lo que es paradójico es que la burguesía catalana, acorralada por la corrupción, se haya apoyado por partidos antisistema, y haya entrado en ese bucle.
En un encuentro con empresarios dijo que Barcelona necesita un juicio severo basado en la verdad, ¿es una ciudad acomodada sometida al populismo, o algo se mueve?
Hay una gran voluntad de cambio, porque los barceloneses han vivido lo que es la demagogia, la mentira del populismo, y las consecuencias del separatismo. Viven la fuga de empresas, la nefasta gestión de Colau, el incremento de la pobreza y la inseguridad. Los barceloneses tienen un laboratorio de las consecuencias que trae la demagogia, el populismo y el separatismo, que son la misma cosa.
¿Cómo valora lo ocurrido en Andalucía con Vox? Fue muy crítico con que Ciudadanos aceptara entrar en un Gobierno apoyado por ellos...
Los andaluces querían un cambio importante, y Cs lo ha llevado muy bien. Hizo un pacto de gobierno con el PP, sin hablar y sin pactar con Vox, y ahora la pelota va a estar en el tejado del PSOE, que si no quiere jugar con Vox puede apoyar las reformas que los andaluces necesitan.
¿Y qué haría si finalmente necesitan los votos o la abstención de Vox?
He dicho y mantengo que no pactaré ni con los populistas ni con los separatistas ni con la extrema izquierda ni con la extrema derecha. Creo que necesitamos los valores del Seny, del sentido común, del progresismo, del centroizquierda y del centroderecha y del constitucionalismo. Necesitamos la Barcelona abierta a España, a Europa y tolerante. Lo que falta aquí son buenas dosis de tolerancia.
¿Vox es un partido de extrema derecha al estilo de otros europeos?
Puede haber diferencias, pero el populismo, de derechas o de izquierdas, siempre actúa igual, buscando enemigos: los musulmanes o los inmigrantes, unos; las empresas o los turistas, otros. El gran peligro de los populismos de derechas o de izquierdas es para la democracia, por eso tenemos que ser muy claros denunciando sus propuestas y formas de actuar.
¿Se sentiría cómodo en una coalición PSOE, PP, Cs a nivel local o nacional?
Sí. Esa fórmula sería estupenda, y evitaría a algunos amistades peligrosas. Para España no hay otra solución que grandes pactos entre los partidos constitucionalistas. No se puede dejar en manos de los populistas, de los separatistas, el destino del país, y sería una irresponsabilidad no afrontar entre los partidos que defienden la Constitución los grandes temas de Estado, como la cuestión catalana, la inmigración o las grandes reformas.
¿Qué opinión tiene de Pedro Sánchez? ¿Su relación es muy distinta a la que tiene con Felipe González?
Tengo una relación afectiva y cariñosa con González, un hombre de Estado. Solo hay que ver la postura tan clarificadora que ha tenido con Venezuela. Sánchez es el presidente, y lo respeto. Lo conocía, pero no he tenido ocasión de hablar con él.
¿Su plataforma tiene voluntad de convertirse en partido político?
No, no nos convertiremos en un partido. Ésta es una plataforma abierta para Barcelona, que pretende ser una coalición de todos.
Hablando de Venezuela, ¿España ha estado a la altura?
Lo más importante es que la UE tenga una posición fuerte y unida sobre Venezuela. Me hubiera gustado que España hubiera enarbolado desde el primer momento más claramente el liderazgo de Juan Guaidó como presidente para preparar las elecciones, pero ahora lo más importante es ayudar al pueblo venezolano a encontrar una solución democrática y salir de la crisis humanitaria a la que le ha llevado Nicolás Maduro.