La 'tercera vía' de Casado entre los dos grandes bloques del PP
Mario Becedas
El congreso extraordinario que vivirá el PP los próximos días 20 y 21 de julio para elegir al sucesor de Mariano Rajoy guarda una similitud con el proceso que tuvo que afrontar el PSOE en el año 2000 para elegir secretario general. En ambos casos el partido llega dividido en dos grandes bloques y en ambos un candidato joven se abona a ser la 'tercera vía'.
Hace ahora 18 años, también a caballo entre junio y julio, el PSOE buscaba un nuevo liderazgo tras el descalabro que supuso la mayoría absoluta de José María Aznar. Al XXXV Congreso Federal -lejos de las primarias actuales, todavía decidían los delegados- llegaban enfrentados los dos grandes polos del partido. 'Felipistas' y 'guerristas' aupaban respectivamente a José Bono y a Matilde Fernández buscando imponer su criterio. Ante la cruenta batalla que se esperaba, un joven José Luis Rodríguez Zapatero que abanderaba la corriente Nueva Vía se metió por medio y se convirtió en una solución de consenso que permitió un reparto moderado del poder entre las clásicas familias socialistas.
Casi dos décadas después, el PP afronta la sucesión de Rajoy con Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal como favoritas. Su ya prolongada rivalidad provoca que sobre el partido se cierna la amenaza del cisma -algo que beneficiaría a Albert Rivera-. Aunque todas las formaciones buscan tender a la unidad tras un proceso interno y la integración de sensibilidades sea muchas veces un hecho, un congreso a cara o cruz entre ambas puede acabar con el PP dividido en dos bloques irreconciliables.
Zapatero se coló en el 2000 entre 'felipistas' y 'guerristas' y Casado busca hacer lo mismo entre los partidarios de Santamaría y los de Cospedal
Es ante esta tesitura cuando surge la opción de una 'tercera vía' que aglutine a todas las opciones. Sobre el papel, cualquiera de los otros cinco aspirantes al liderazgo del PP podrían optar a este rol. Sin embargo, todo apunta a que si alguno de ellos tiene opciones de que esta idea prospere, ese es Pablo Casado. Con un perfil joven, pero a la vez bregado en el partido, Casado -que ha logrado reunir 5.000 avales de 100 necesarios para hacer una demostración de fuerza- quiere escenificar una renovación que no deje atrás la historia del partido y una unidad que permita "recuperar votos de Ciudadanos y de Vox".
De hecho, este mismo miércoles, al presentar su precandidatura, ha mencionado a José María Aznar y a Esperanza Aguirre, en su momento sus máximos valedores, y representantes del ala más dura del partido, enfrentada a Rajoy. No obstante, pese a esta cercanía con ellos, Casado no ha tenido enfrentamientos de resonancia con ningún otro sector del partido y la nueva dirección regional de Madrid, afín por completo a Rajoy tras la salida de Cristina Cifuentes, ha contado con él en los últimos meses. Es más, su nombre ha sonado varias veces como posible candidato a la Comunidad de Madrid o al Ayuntamiento de la capital. De la misma manera, Casado representa el relevo generacional que el propio Rajoy quiso impulsar nombrándole vicesecretario junto a Javier Maroto -que irá en su equipo- o Andrea Levy. Un aspecto clave a la hora de taponar a Ciudadanos.
El principal problema para Casado es la investigación judicial que hay en marcha sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos, el mismo que hizo posteriormente Cifuentes. La juez que investiga el caso ha preguntado al Congreso por su aforamiento y no se puede descartar que, elevada la causa al Tribunal Supremo por ser Casado diputado nacional, éste acabe imputando al dirigente 'popular'. Un extremo que cortaría de raíz sus aspiraciones. Por el momento, Casado se ha defendido asegurando que esas informaciones "se han sacado" para perjudicarle y ha vuelto a mostrar la documentación con la que cuenta.
Con otros precandidatos apenas conocidos para los afiliados y con otros como el exministro José García-Margallo con insuficientes apoyos entre las filas 'populares', Casado es sabedor de que, de cuajar esta vía, es con él. Así lo ha transmitido al presentar sus avales, definiéndose como el único que puede evitar que el partido "se rompa". Una sentencia que contrasta ligeramente con lo que dijo este martes, justo antes de confirmarse que Santamaría y Cospedal daban el salto: "Me presento para ganar, no para ser la liebre ni la tercera vía de nadie".
Por el momento parece difícil que alguien pueda hacer sombra a Santamaría y Cospedal, que este miércoles ya han recibido el apoyo expreso de numerosos 'pesos pesados' del partido. Sin embargo, aquel julio del año 2000 pocos confiaban en las opciones de Zapatero y las familias del PSOE tenían muy claro su candidato. Al menos hasta que el congreso echó a rodar. En contra de Casado, aparte de la investigación del máster, juega el hecho de que al cónclave del partido sólo llegan los dos candidatos más votados. Comienza un mes interminable para el PP.