Política
La fragmentación parlamentaria deja al PSOE en manos de Podemos
- Los populares podrán plantear una oposición dura al nuevo Ejecutivo
Cristina Triana
El discurso conciliador con los sectores económicos que Pedro Sánchez ha mantenido durante la mo-ción de censura ya deja entrever que el nuevo presidente del Gobierno es consciente de que los meses que dure la legislatura, la gobernabilidad no va a ser fácil. Aunque el socialista se ha mostrado dispuesto a gobernar "en soledad", los 84 escaños con los que cuenta imposibilita que pueda sacar adelante iniciativas en el Congreso sin apoyarse en otros partidos y, por ahora, sus principales aliados han sido Podemos y los independentistas. De hecho, solo gracias a su apoyo fue posible lograr ayer los 180 votos necesarios para investir a Sánchez.
Por el momento, Iglesias ha señalado que el apoyo de su formación para poner fin a la presidencia de Mariano Rajoy había sido "a cambio de nada", pero también ha dejado entrever que le gustaría participar en el Gobierno. Aun con Podemos, la mayoría absoluta está lejos y necesita a los independentistas, o acercar posiciones a Cs.
Este tripartito, que Sánchez ya intentó en marzo de 2016, pero que Podemos bloqueó por los compromisos firmados con Ciudadanos, parece muy complicado de defender. Las posiciones económicas de Albert Rivera y de Pablo Iglesias son completamente antagónicas. Pero sin un acuerdo a tres -que sumaría 183 escaños-, el PSOE y Podemos necesitan a los independentistas. Y progresar hacia un mayor autogobierno, o hacia una reforma del modelo de Estado, puede plantear no solo la oposición de Cs y del PP, sino también de buena parte de los barones socialistas y de presidentes autonómicos socialistas.
Ciudadanos, además, querría una convocatoria rápida de elecciones, en tanto que los socialistas prefieren esperar para que no coincidan con las autonómicas de 2019.
Impuestos
El plazo para las elecciones no es la única diferencia entre los principales partidos que pueden sostener al Ejecutivo de Sánchez. Las políticas impositivas planteadas por Cs y por Podemos son completamente distintas. Mientras que Ciudadanos siempre ha abogado por una reducción, Podemos, y también el PSOE han valorado elevar algunas tasas. Patrimonio, una tasa para las grandes fortunas, los tramos más altos del IRPF y algunas deducciones o el impuesto de sociedades para las empresas están sobre la mesa. Los socialistas también han planteado crear un impuesto para la banca con el objetivo de financiar las pensiones. Este gravamen es muy polémico, porque el sector señala que puede afectar a la competencia de la banca respecto a otros países.
Modelo territorial
Este es un tema clave sobre el que probablemente se debatirá a lo largo de los próximos meses. El PSOE siempre ha defendido avanzar hacia el federalismo, pero, hasta ahora, no había apoyado que autonomías como Cataluña, que lo demandan, pudieran poner en marcha un referéndum de autodeterminación. Este capítulo, sin embargo, sí que lo defiende al menos una parte de Podemos. Los Comuns catalanes son totalmente partidarios de apoyar el derecho a decidir, que, sin embargo, requeriría de una reforma constitucional.
Parece poco probable que un Gobierno en situación de debilidad, como el que pone en marcha Sánchez, tenga tiempo o apoyos suficientes como para afrontar una reforma de la Constitución, en la que pudiera validarse un referéndum. La mayoría absoluta del PP en el Senado, además, podría utilizarse para bloquear iniciativas legislativas o, al menos, para alargar de forma importante las fechas de aprobación de iniciativas legales, que estarían abocadas a quedarse en el cajón al menos hasta que se produzcan elecciones.
Política catalana
Es otro tema en el que Cs y Podemos son dos partes opuestas. El partido de Albert Rivera está muy lejos de las demandas del independentismo catalán, que reclaman libertad para los miembros en prisión del Ejecutivo de Carles Puigdemont. Los Comunes, sin embargo, son partidarios incluso de los indultos en caso de que sean declarados culpables; una idea que también ha defendido Miquel Iceta, del PSC.