Política

El Senado entra en juego en el momento decisivo

  • Al final ha resultado que la arrinconada Cámara Alta no era tan inútil
  • Los padres fundadores supieron darle una competencia exclusiva clave
<i>Senado. Foto: Archivo</i>

Víctor Arribas

Al final ha resultado que la arrinconada Cámara Alta no era tan inútil como se nos quería hacer ver. Tantos años de etapa democrática en los que su papel de equilibrador territorial ha resultado frustrado convirtieron al Senado en un actor secundario que ni siquiera llegaba a hacer comprender sus funciones en la segunda lectura de las leyes, algo accesorio en lo que siempre ha impuesto su criterio el Congreso. El Gobierno apuesta por un cara a cara con Puigdemont si acude al Senado.

Pero llegó el momento en que el Senado cobró su verdadera importancia. Los padres fundadores supieron darle una competencia exclusiva que resultaría decisiva para el futuro del país, nada menos que la garantía para mantener la unidad del territorio frente a intentonas secesionistas como la que ha surgido casi cuarenta años después de su redacción. La clarividencia de aquellos dirigentes y su capacidad para llegar a acuerdos integradores y no excluyentes, estos últimos convertidos en la moneda de cambio en la España actual, ha permitido que esta semana podamos asistir al juego de contrapesos que establece la Constitución.

Durante cuatro días el Senado va a albergar los trabajos de una comisión multipartita que analizará la conveniencia de aplicar unas drásticas medidas encaminadas a restaurar el orden constitucional en Cataluña. La justificación del cese del gobierno autonómico, de la limitación de competencias del Parlament y de la previsión de convocar elecciones antes de seis meses, va incluida en el documento que el gobierno remite a la cámara. Veintisiete senadores pasarán tres días recibiendo alegaciones y razones a favor y en contra, y el jueves votarán elevando al pleno la autorización que recibirá el plácet definitivo de la institución. Se prevé que ocurrirá con el 83% de los votos a favor. Quien tenga algún argumento para calificar este proceso de antidemocrático, deberá explicar muy bien su postura para que se entienda.

En el momento culminante de la respuesta al desafío inconstitucional, el Senado está ahí con sus competencias y atribuciones democráticas para servir de dique a la ilegalidad. Pocos españoles eran conscientes de tan crucial importancia de la denostada cámara situada en la Plaza de la Marina Española, hasta que las defensas del sistema se han activado.

Y en esta semana postrera de octubre en la que la Historia anotará nuevos e importantes capítulos, el menudeo de la actualidad marcada por este terremoto catalán sigue marcando a unos y a otros. Al PSOE, en su doble alma española y catalana, con muchos de sus representantes en Cataluña rechazando lo que va a ocurrir. A Podemos, con sus inflexibles posiciones de rechazo desangrando sus expectativas electorales de futuro en las regiones en que no se entiende el oxígeno que está dando a los independentistas. Pablo Iglesias acaba de acuñar la idea de una Restauración conservadora que dicta los acontecimientos. Sería un bloque monárquico formado por el Rey, el PP, el Psoe, Ciudadanos, medios de comunicación y grandes empresas con el fin de mantener en el poder al PP, suspender el autogobierno en Cataluña y que Podemos no tenga opciones de gobernar.