Política

Cristina Narbona: "Es pronto para saber cómo puede evolucionar la relación con Podemos"

  • Reconciliación: "Es posible. Hay que pedir lealtad con el secretario general"
  • Gestora: "Hay que tener reglas para que no haya más avales que votos"
  • Barones: "Sánchez no va a hacer ningún tipo de purga ni persecución"
<i>Cristina Narbona. Imagen: Fernando Villar.</I>

Esther Esteban

En su presencia es imposible no recordar que es la segunda mujer presidenta del PSOE en toda la historia del partido, ministra de Medio Ambiente durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, ecologista de larga trayectoria y una de las artífices del documento 'Por una nueva socialdemocracia', con el que Pedro Sánchez concurrió y ganó las primarias.

Para Cristina Narbona (Madrid, 1951) la lealtad ha tenido premio aunque, según ella misma reconoce, la decisión de dejar su puesto en el Consejo de Seguridad Nuclear no ha sido fácil: "Cuando Pedro me lo propuso dije que no y al final pasé del no es no al sí es sí, porque confío en él y en el proyecto que va a sacar adelante", señala. Es una mujer amable, educada, profundamente de izquierdas y de firmes convicciones, que no necesita alzar la voz para hacerse oír. Tiene un discurso que enlaza con la socialdemocracia clásica en cuanto al fortalecimiento de los valores y cree un error hacer concesiones ideológicas al liberalismo.

Dice que no hay tiempo que perder si su partido quiere recuperar los votos perdidos y ve factible reproducir los Gobiernos de izquierda de ayuntamientos y autonomías para llegar a La Moncloa. La entrevista se celebra entre dos reuniones preparatorias del 39 Congreso que tendrá lugar este fin de semana, y durante la misma no hay preguntas sin respuesta ni tampoco medias palabras. Tiene claro que la reconciliación en el PSOE pasa por una lealtad plena para el secretario general elegido por la militancia, cree que han de cambiarse las reglas para que nunca más haya más avales que votos y que ha pasado el tiempo de las adhesiones inquebrantables. Confía en que a partir del lunes su partido vuelva a ser reconocible, a pesar de los jirones que se ha dejado en el camino.

¡Menuda responsabilidad ser nada más y nada menos que presidenta del PSOE, tal como está el patio! ¿No?

Sin duda, es una responsabilidad importante, pero yo la vivo con ilusión y con la sensación de que pueden mejorar mucho las perspectivas de nuestro partido.

Usted coge un partido fraccionado, dividido y dolorido, mucho peor que en la época de sus predecesores Rubial, Chaves, Griñán o Micaela. ¿Habrá reconciliación?

En el partido ha habido momentos anteriores también de división. Sólo hay que recordar las discrepancias que hubo entre guerristas y renovadores o entre borrellistas y antiborrellistas, pero entonces se sabía menos de ellas porque no está- bamos en un contexto tan hiperconectado como el de ahora con las redes sociales. En cuanto a la reconciliación, yo espero contribuir a ella, y desde luego la veo posible.

¿Y cuál será el secreto?

El secreto es tener claro que aquí no sobra nadie que acepte que hay un proyecto socialdemócrata renovado y un nuevo modelo de partido asociado al liderazgo de Pedro Sánchez, que ha sido votado mayoritariamente por los militantes para reconectar con la ciudadanía.

¿Cree que habrá lealtad con la nueva dirección o los críticos están sólo agazapados y a la espera?

Cada uno es responsable de sus actos. Igual que Sánchez dijo que si no resultaba elegido sería leal al secretario general que saliera de esas primarias, ahora hay que pedir a todos lealtad con el nuevo secretario general. Estoy absolutamente segura de que esa es la actitud mayoritaria en todos los territorios.

¿Se puede hacer borrón y cuenta nueva con todo lo que ha pasado, olvidar el golpe de mano de la Gestora, las deslealtades, los insultos, las puñaladas traperas...?

En eso consiste la reconciliación. Lo más importante es que aprendamos lecciones de lo que ha sucedido y que eso signifique cambios en el funcionamiento del PSOE para que algunas de las cosas que han pasado no vuelvan a repetirse y para que un secretario general no pueda ser relevado por un mecanismo tramposo. Se pueden y se deben cambiar los procedimientos internos. Si nos dotamos de reglas más claras, tampoco debería suceder que haya más avales que votos, y deberíamos regular esa posibilidad de segunda vuelta cuando haya más de dos candidatos.

¿Ha pasado la hora de los barones y estamos en la de la militancia?

Lo que ha pasado en el PSOE es el tiempo de las adhesiones inquebrantables, de la falta de debate, de la dificultad de defender las discrepancias dentro de nuestra organización. Es muy importante que aprendamos a respetarnos cuando hay diferencias de criterio y también que haya mecanismos de rendición de cuentas.

¿En qué sentido?

Pues que aquellos que tengan responsabilidades institucionales u orgánicas, de manera sistemática, acudan a sus agrupaciones a contar lo que hacen y por qué lo hacen. En todo este tiempo he recorrido muchas agrupaciones en toda España y me he encontrado con que, en demasiadas, hacía mucho tiempo que no se reunían y los militantes no eran ni siquiera convocados. Eso no puede ser así, debe haber un debate continuado y un trabajo de conexión con la ciudadanía.

Y después de este Congreso, ¿vendrán las purgas en las autonomías de los barones que no han apoyado a Sánchez?

Quitar y poner a los líderes les corresponde a los militantes, y ese derecho no se les puede hurtar. En cada territorio, lo que suceda será el resultado de lo que la militancia opine de sus líderes, pero Sánchez no va a hacer ningún tipo de purga, ni persecución, ni nada parecido.

¿Cómo se puede abordar una "nueva socialdemocracia", como dice el documento congresual, cuando esa ideología está languideciendo en casi toda Europa?

Los ciudadanos han dejado de confiar en nosotros porque la socialdemocracia acabó abrazando el ideario económico neoliberal y conservador. La socialdemocracia acabó creyendo que había que dejar al mercado con cuantas menos reglas mejor y apoyó la desregulación total del sistema financiero. Eso está en el origen de la tremenda crisis de 2008 y aún no se ha resuelto. Todos esos postulados del paradigma económico dominante en el mundo tienen que ser revisados profundamente, y esa es la principal obligación de la socialdemocracia, incorporando la perspectiva ecológica, porque los desafíos ambientales no son sólo para la fauna y la flora, son gravísimos problemas para la salud y la seguridad, sobre todo de los ciudadanos más desfavorecidos.

Vamos, que Zapatero se equivocó gravemente con aquella reforma exprés de la Constitución...

Donde perdimos a chorros nuestros votantes entre 2008 y 2011 fue a partir de los efectos de una crisis económica cuyo origen estaba en esa adhesión de la socialdemocracia europea al paradigma neoliberal. La imposición de un cambio en la Constitución española, los recortes en políticas sociales, etc. nos han alejado de nuestros votantes naturales y ahora debemos dejar meridianamente claro que otra política económica es posible. Ahí está el caso de Portugal, que está reduciendo el déficit público, aumentando el empleo, las prestaciones sociales, las ayudas para las familias con necesidades... y eso se hace desde un Gobierno socialista apoyado por partidos de izquierdas.

¿Cómo es el PSOE que usted dibuja a partir del lunes?

Pues el PSOE del siglo XXI, que debe tener los mismos valores que ha tenido siempre, pero ser capaz de enfrentar los retos actuales, que son muy distintos a los que tuvieron que enfrentar quienes nos precedieron.

Vamos, que usted también cree, como dice Ábalos, que Felipe González fue el gran líder del siglo XX y Sánchez lo será del siglo XXI...

Sí, eso espero, y quiero poder contribuir a que Pedro sea el gran líder del socialismo de este siglo.

¿El futuro del PSOE pasa por girar a la izquierda y eso puede hacerse sin el riesgo a 'podemizarse'?

Nuestra posición es fortalecer los valores de siempre de la socialdemocracia. La lucha contra toda forma de desigualdad, incluyendo, muy en particular, la desigualdad de género. Hay que apostar por la solidaridad a escala global como nueva seña de identidad y también que se visualice nuestra preocupación por las cuestiones ecológicas. Si no hay ecología tampoco hay economía, ni salud, ni bienestar social; eso está en el corazón de nuestro proyecto socialista.

¿La moción de censura de Pablo Iglesias ha conseguido uno de sus objetivos, debilitar al PSOE y quedar ellos de líderes de la oposición?

Creo que Ábalos hizo una magnífica intervención, propia de un PSOE que tiene muchos años de historia y unos principios a los que debe honrar. Esa moción, lejos de debilitar al PSOE, nos ha fortalecido.

Muchos vieron en ese debate un acercamiento entre el PSOE y Podemos, y parece que habrá foto muy pronto entre Iglesias y Sánchez...

Aún es pronto para saber cómo pueden evolucionar las relaciones entre el PSOE y Podemos, pero a partir de ahora empieza nuestro nuevo tiempo y, por supuesto, tenemos que buscar espacios de entendimiento con el resto de las fuerzas de izquierda. Ya lo hacemos en comunidades autónomas y en ayuntamientos, con unos resultados muy buenos para la ciudadanía y hay que seguir avanzando en esa dirección.

Pero muchos analistas creen que después de la moción de censura Rajoy no ha salido derrotado, más bien al contrario, ¿o no?

La moción ha servido para poner de manifiesto la desfachatez y la falta de escrúpulos del PP con la corrupción. No ha tenido en absoluto respuestas que supongan una mínima asunción de responsabilidades políticas. La ausencia de explicaciones del presidente del Gobierno fue bochornosa. Difícilmente encontramos ejemplos en la historia de otras democracias donde el presidente del Gobierno y del partido político gobernante tenga que acudir como testigo en el juicio por financiación ilegal y no pase nada. Todo esto es lamentable.

Rajoy se ha mantenido porque Iglesias se negó a darle a Sánchez la opción de ser presidente. ¿Por qué ahora va ser distinto?

Efectivamente, Iglesias no quiso que gobernara la izquierda, pero en el tiempo que ha transcurrido desde entonces todavía han aparecido más casos de corrupción que afectan al PP. Ha sido reprobado un ministro, y otro lo está a medias, después de la sentencia del Tribunal Constitucional contra la amnistía fiscal de Montoro. Ha habido situaciones escandalosas con el fiscal anticorrupción y otros miembros de la Fiscalía, y todas estas cosas no se corresponden con las exigencias de una democracia avanzada.

¿Cuál va a ser su posición respecto a la energía nuclear, teniendo en cuenta que usted ha estado en el Consejo de Seguridad Nuclear?

Mi posición es la que he tenido siempre, que la energía nuclear debe gradualmente irse abandonando, y eso no tiene nada que ver con ser pronuclear o antinuclear. En el Consejo de Seguridad Nuclear hay muchos técnicos muy profesionales y muy rigurosos que piensan que la energía nuclear debe seguir siendo parte del modelo, pero luego son tremendamente exigentes a la hora de establecer requisitos. Mi posición, por lo tanto, cuando ha sido crítica, y lo ha sido en varias ocasiones importantes a lo largo de estos años, lo ha sido porque el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear ha aceptado cambiar normas y prácticas, sin suficiente justificación, en términos de seguridad nuclear, lo ha hecho más bien para dar gusto a las empresas o el Gobierno.

¿Cataluña es la verdadera 'patata caliente' que tiene el Gobierno entre manos? ¿Y ustedes van a mantener su posición de 'no' a la independencia y 'no' al referéndum?

Sí, nuestra posición es la misma, y en eso no debe haber ninguna duda. Nuestra apuesta es la de construir a través del diálogo y de la posible reforma de la Constitución un ámbito de encuentro con una mayoría de catalanes que no son independentistas, pero desean que se reconozca de manera más clara la identidad nacional que sienten y que está presente en muchos estatutos de autonomía hoy vigentes.

¿Para abordar el tema catalán es necesario modificar la Constitución, o cree que con buena voluntad se podría haber conseguido?

Tiene que haber voluntad por ambas partes, pero la máxima responsabilidad siempre la tiene el Gobierno. Dicho esto, el Ejecutivo sabe que cuenta con el PSOE para defender la soberanía del pueblo español y la integridad de la nación Estado.

Una curiosidad, ¿usted qué les dice a quienes desconfían de Pedro Sánchez y le acusan de cambiar de criterio según sople el viento?

Yo lo que creo es que Sánchez es un político totalmente de fiar, y confío plenamente en él. Sí creo que ha cambiado en una dirección en la que yo me siento muy cómoda.

¿En qué dirección, exactamente?

En la de consolidar un proyecto socialdemócrata renovado y fuerte. Con él como secretario general, el PSOE puede recuperar, al menos, una parte significativa de los votos perdidos, pero eso es un trabajo colectivo que va a depender del esfuerzo que todos estemos dispuestos a hacer, y eso comienza el lunes.

Finalmente, Patxi López ha aceptado ser el secretario de Política Federal, ¿eso es un paso definitivo para cerrar heridas?

Me parece una excelente noticia. Tiene todo mi afecto y reconocimiento. Es un hombre querido y respetado, que puede ayudar en la reconciliación. Se trata de sumar en vez de restar.

Oiga, ¿cree que la renta básica universal es asumible y factible?

Sí, es asumible y es factible en un proceso de transición. Nosotros utilizamos el término "transición" tanto desde el punto de vista de la transición ecológica de la economía como de la aproximación gradual a una renta básica universal, y precisamente porque son cuestiones que en absoluto se pueden lograr en el cortísimo plazo. Pero en política es muy importante fijarse objetivos a medio y a largo plazo, y tomar medidas inmediatas coherentes con lo que se promete para más adelante.

Vamos, que el gran pecado del PSOE ha sido la falta de coherencia...

La falta de coherencia te aleja de todos. La cuestión de la coherencia es de las que más demanda la ciudadanía, y no sólo nuestros militantes. Los ciudadanos lo que quieren ver es un partido que cuando se compromete a hacer algo, aunque no sea posible conseguirlo en el corto plazo, va tomando medidas en esa dirección. La coherencia, con lo que haces y dices, siempre tiene premio.