Iglesias refuerza a Rajoy en el Congreso, a pesar de la corrupción
- Cómo lo podía imaginar Rajoy... después de semanas de escándalos
- Podemos se ha equivocado. Su vieja dialéctica no ha funcionado
Carmen Obregón
Cómo podía imaginar Rajoy que, después de semanas de escándalos relacionados con la corrupción del Partido Popular, Pablo Iglesias le iba a hacer un regalo en forma de moción de censura para fortalecer su liderazgo dentro del Congreso de los Diputados y ratificar su fuerza con los mismos partidos que hace apenas unos días apoyaron los Presupuestos de 2017.
Podemos se ha equivocado. Su vieja dialéctica no ha funcionado. Al menos en una parte sustancial, teniendo en cuenta el documento 'Análisis de Marcos y Coyuntura; Éramos pocos y llegó Sánchez'. El argumentario, cocinado por los cerebros grises de Podemos, señala que lo central "no está en echar al PP, como en saber seguir estando al frente de la ola de indignación y vergüenza contra el Gobierno del PP".
Ya lo dijo Rajoy este martes desde la tribuna: "Lo que les sucede a ustedes es que no pueden perder el foco de las cámaras, porque para ustedes la imagen es cualquier cosa menos un accesorio". Y en eso se ha quedado la moción contra el presidente: en humo catódico.
Los casos de corrupción han sido el hilo conductor. Todos los partidos han hecho alusión, y de ellos se han servido para edificar parte de sus discursos. Pero, a la postre, lo que allí se discutía no era tanto si Rajoy era la personificación del mal y de la corrupción mundial, como si, sin embargo, del liderazgo de Podemos, de su predicamento en la actualidad de política, de su capacidad de absorber a un PSOE tocadísimo por una crisis de identidad y una crisis orgánica, y de la vigencia o no del proyecto político podemita que se desintegra cada vez que una confluencia se atreve a cortar el cordón umbilical y a abandonar la nave nodriza, como se atisba.
Sí. La intención de Iglesias -salvo la promoción de la 'lideresa' Irene Montero- ha fracasado. El nuevo PSOE de Sánchez, "el que está dispuesto a combatir con justicia las injusticias, el que está dispuesto a convertir la resignación ante los problemas en una nueva esperanza de futuro", ya no cree en Podemos. No lo ha dicho con claridad supina. Pero el lenguaje corporal manifiesta cosas notables. Y a partir de ahora, y ante la falta de respeto que mostró Iglesias precipitando una moción en tiempo de primarias, los socialistas solo aprobarán los hechos. Frustraciones las justas, deben pensar.
Sin debilitar ni a PSOE ni a Cs, probablemente, y sin quererlo, la estrategia de Iglesias ha logrado la paradoja de un efecto aglutinador. Algo muy difícil cuando se trata de apoyar al partido en el Gobierno. En efecto, la moción ha puesto de acuerdo a populares, socialistas y ciudadanos en torno a la unidad de España y a la defensa de la Constitución, en un momento en el que Podemos juega con el cálculo electoral del anti- izquierdista y nacionalista derecho a decidir.