Política

Primarias movedizas: sprint final con destino Ferraz

  • El PSOE encara su cita con la historia sumido en las luchas fratricidas
<i>Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López. Foto: Archivo</i>

Carlos Mier

Hace tiempo que a la socialdemocracia europea sigloventeañera, metida en la UCI y luchando por respirar, no la reconoce ni la madre que la parió. El siglo XXI, que primero dispara y luego pregunta, lleva años castigando sin cuartel a la tradicional y maltrecha pata izquierda de una Europa desnortada que se mira en el agradecido espejo del conservadurismo político.

Tales intensidades al inicio de lo que pretende ser un aventurado análisis de lo que va a pasar con el Partido Socialista Obrero Español a partir de este domingo no se entienden sin echar un vistazo a los homólogos del PSOE en el resto de países del entorno.

Primero fue Grecia, luego el laborismo británico, recientemente Francia. Ahora le toca el turno a España, con la elección de un secretario o secretaria general que pilotará la nave del puño y la rosa justo antes de entrar en el inevitable punto de no retorno.

El PSOE encara su cita con la historia sumido en la más cruenta de las luchas fratricidas. De aquellos polvos de octubre, cabeza rodando mediante, vienen estos lodos en forma de primarias, con su correspondiente ración de relato epopéyico que tanto gusta por estos lares gracias a la abnegada labor de los gabinetes de comunicación, hambrientos fagocitadores de la política en beneficio de la telenovela.

Si podemos quedarnos con un chonesco "no mientas, cariño" para qué vamos a hablar de proyectos. Los debates no están para eso. Si John Nieve y Cersei Lannister quieren pelea, ¿alguién le va a hacer caso a Tyrion cuando pide unidad y moderación desde una esquina? Esto va de ganar y de perder, como en el Juego de Tronos de un tal George R. R. Martin.

El caso es que Susana Díaz y Pedro Sánchez se disputarán en 48 horas la secretaría general del interrogante socialista mientras Patxi López comenta la jugada con inusitada clarividencia. Llama la atención que el exlehendakari, que quizás sea el que mejor entiende lo que está pasando (y el que peor está jugando), retransmita la contienda desde dentro con expresión resignada.

La candidatura-refugio del vasco es lo más parecido a un Atlético de Madrid peleón en tiempos de bipartidismo futbolístico. En cuanto se acabe la contienda, sus mejores jugadores se integrarán en la ejecutiva ganadora. Este jueves lo expresaba de manera cristalina en un acto en Sevilla: "Hemos visto a dos candidatos anclados en el pasado no para buscar soluciones sino la revancha". La gama de grises es arriesgada en el país del blanco y el negro.

La batalla del Guadalquivir: a Ferraz se va por Sevilla

No hablamos de romanos y cartagineses a mandoble limpio. Hablamos de algo peor. Este viernes la capital hispalense servirá de escenario para la madre de todas las batallas en términos de primarias socialistas. Susana Díaz y Pedro Sánchez medirán fuerzas en sendos mítines convocados a la vez y separados por veinte minutos de tranquilo paseo por la orilla del Guadalquivir.

Allí podrán seguir atacándose mutuamente mientras cuentan cabezas y aseguran que serán "generosos" con las candidaturas derrotadas. O sea, que serán generosos con la de Patxi López, para entendernos.

La sombra de la escisión llegó a amenazar el universo del PSOE, pero todo parece indicar que el huracán se quedará en débiles lloviznas en forma de corriente de oposición interna. Para qué me voy a ir si puedo conspirar en la sombra.

Échame una mano (al cuello)

En pleno rus final, cada editorial de El País, cada entrevista a un socialista ilustremente retirado llamando de todo menos guapo a Sánchez (y guapo también) o cada alusión a las vacas sagradas del partido le hacen un flaco favor a Susana Díaz, al menos teniendo en cuenta a esa parte del PSOE que se ha hartado de vivir en el pasado.

Todo ello le confiere el incómodo regusto de "candidata del sistema". En el acto en Valencia de este jueves, el president Ximo Puig defendió a la andaluza clamando que "jamás hubo golpe de estado ni ninguna malvada", y que "todo es una gran mentira instalada en los medios". El mundo contra Díaz.

Y acechando entre las sombras, compartidas con un Rajoy al que solo se le verá de viaje o declarando por un plasma en las próximas semanas, está Podemos y su moción de censura en diferido. Este mismo viernes la presentarán en el Congreso, no de urgencia, para ajustar los tiempos a lo que pase en el seno del socialismo patrio. Unas primarias movedizas que implican mucho más que un cambio de nombre en el despacho principal de Ferraz. El domingo, la solución.