Política
Mattarella seguirá como presidente de Italia ante la falta de acuerdo político
Giovanni Vegezzi
La política italiana se ha rendido a su incapacidad de buscar el sucesor de Sergio Mattarella y, tras seis días de votaciones sin éxito, no ha tenido más remedio que pedir al Jefe de Estado saliente que siga en el cargo. En la tarde del sábado los portavoces de los principales grupos parlamentarios se dirigieron al Palacio del Quirinale, sede de la Presidencia de la República para pedir la disponibilidad de Mattarella para un segundo mandato. El mandatario finalmente fue reelegido durante la octava votación por una amplísima mayoría de la asamblea que reúne a diputados, senadores y representantes regionales.
Los partidos "congelan" el Gobierno
La enésima situación de parálisis política del país transalpino ha llevado los partidos, bloqueados por los vetos cruzados sobre los principales candidatos, a buscar la manera de congelar los equilibrios creados hace un año con la formación del Ejecutivo de "unidad nacional" presidido por Mario Draghi. El primer ministro y ex presidente del Banco Central Europeo se presentaba a las elecciones presidenciales como favorito.
Sin embargo las formaciones políticas que apoyan a su Gobierno - un frente que va de la izquierda socialdemócrata a la derechista Liga, pasando por el populista Movimiento 5 Estrellas - no han encontrado la manera de acordarse sobre la formación de un nuevo Ejecutivo que pudiera seguir con el plan de recuperación nacional preparado por Draghi. Por esto consideraron la elección del ex banquero a la Jefatura del Estado un riesgo demasiado alto para la estabilidad del país, prefiriendo dejar todo como estaba y prorrogando el mandato de Mattarella.
Se trata de una anomalía constitucional que el actual Jefe de Estado al umbral de los 80 años, intentó evitar teniendo en cuenta que el mandato presidencial en Italia ya dura 7 años. Sin embargo, no es la primera vez que, en la historia reciente de Italia, los partidos piden la prórroga del mandato a un Jefe de Estado por la imposibilidad de encontrar un acuerdo. Pasó lo mismo en 2013 cuando, frente a la incapacidad de elegir a un candidato común, los fuerzas políticas pidieron a Giorgio Napolitano que siguiese en el cargo. Napolitano dimitió después de dos años, cuando la situación política se había serenado. Lo mismo podría pasar en el caso de Mattarella. El anciano presidente podría seguir a la Jefatura del Estado hasta el término de la legislatura para que Mario Draghi pueda completar la preparación del plan de recuperación. Luego el ex presidente del BCE, acabada su labor en el Ejecutivo, podría volver a ser el candidato favorito para la Presidencia de la República.
Un clima de crispación
Lo que es cierto es que estos días de negociaciones y tensiones políticas han dejado una profunda fractura en el frente de "unidad nacional" y en las mismas coaliciones de centroizquierda y centroderecha: la frustrantes tratativas para encontrar a un nuevo Presidente rompieron el eje entre el socialdemócrata PD y el populista Movimiento 5 Estrellas, así como quebrantaron la alianza entre la derechista Liga de Matteo Salvini y el partido berlusconiano Forza Italia. El clima de crispación promete dejar secuelas en la estabilidad politica de Italia. Por un un lado, el Gobierno de Mario Draghi tendrá una vida más difícil por la tensiones entre los partidos que forman su mayoría parlamentaria. Por el otro, aseguran muchos analistas, Draghi hará pesar el hecho que los partidos le consideran imprescindible para mantener el equilibrio del Ejecutivo de "unidad nacional" . Por esto podría gobernar aún más en autonomía, pasándose por alto vetos y oposiciones de unos partidos políticos que durante los últimos días demostraron toda su fragilidad.