Pedro Sánchez convoca al Comité Federal del PSOE para el 1 de octubre

El Comité Federal del PSOE, el máximo órgano del partido, se reunirá el próximo 1 de octubre para debatir sobre la situación de bloqueo político y qué salida puede haber para evitar la convocatoria de nuevas elecciones, han informado a fuentes de Ferraz.

La convocatoria del Comité Federal tiene lugar después de que algunos barones del partido, como el extremeño Guillermo Fernández Díaz, la andaluza Susana Díaz y el castellanomanchego Emiliano García-Page hayan defendido la necesidad de abrir un debate interno para ver cómo desatascar el escenario político.

La postura que adopte el máximo órgano del partido se antoja decisiva para ver si es posible la formación de gobierno antes de que expire el plazo a finales de octubre. Se asegura que los barones vetarán un posible acuerdo de Gobierno que implique a Podemos.

Además, y coincidiendo con esa crisis, Díaz aprovechó para reiterar su convencimiento de que con 85 escaños no se puede gobernar y para pedirle al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que dé un paso atrás como primer movimiento que desbloquee la situación. A esta postura se sumaron después los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y la Comunidad Valenciana, Ximo Puig.

Mientras tanto, Sánchez ha reiterado desde Galicia y País Vasco, territorios en los que se ha volcado en la recta final de la campaña, su llamamiento a Podemos y Ciudadanos para explorar las posibilidades de un acuerdo alternativo al PP. Según la dirección, la próxima semana retomará los contactos con Pablo Iglesias y Albert Rivera.

Desde Ferraz se asegura que el líder del PSOE no pretende ir a una nueva investidura fallida, pero sí quiere buscar el consenso que permita evitar unos nuevos comicios, sin darle el gobierno a Rajoy, una posibilidad que descartan.

Este debate, que ya se anticipó de alguna manera en el último Comité Federal, el pasado 9 de julio, podría reabrirse el 1 de octubre. En la última reunión de este órgano, todo el partido se mostró unánime en el rechazo a Rajoy en una primera investidura, aunque un sector, el crítico con la dirección, dejaba la puerta abierta a cambiar de postura en último termino, según avanzaran los meses, para evitar tener que celebrar unas terceras elecciones.