Política

Negociar con la nariz tapada por Rajoy: entre el compromiso de C's y los tres 'noes' del PSOE

    Mariano Rajoy. Imagen: EFE.

    Carmelo Encinas

    Sangraba por la nariz. No me ocurría con demasiada frecuencia pero, de vez en cuando, del orificio derecho me brotaba de súbito un chorro de sangre que no había forma de cortar. Era un cante, aparte de ponerme perdido camisas, chaquetas y pantalones, la insistente hemorragia parecía anunciar un óbito inminente. Hube de acudir a un cirujano que resolvió el problema quemando el pequeño vaso sanguíneo que montaba la escandalera. La operación fue mínima, lo que resultó, en cambio, realmente pesado fue la curación posterior que me obligó a llevar tapada durante varios días la fosa afectada. Este episodio sanitario de carácter menor me vino a la memoria tras escuchar al diputado de Ciudadanos Carlos Carrizosa pedir al PSOE que facilitase la investidura de Mariano Rajoy aunque para ello "tuviese que votar con la nariz tapada".

    Puedo dar fe de lo molesto que resulta tener que taparse el mencionado apéndice y eso que yo solo tuve que obturar un orificio, no los dos que es lo que propone el señor Carrizosa. Aunque al diputado naranja le hayan dado la del pulpo por la metáfora, no la creo mal escogida porque siempre te corta la respiración el ponerle buena cara a quien tanto reprochaste y a quien tanto te reprochó.

    Para la propia formación de Rivera resultará un tanto asfixiante negociar su apoyo a la investidura de Rajoy con aquellos que ahora te sonríen y otrora te atacaron inmisericordes o manifestaban su desprecio acuñando apodos como aquel de "naranjito" que aún martillea en la cabeza del popular Rafael Hernando como una oportunidad perdida de haber callado.

    Ciudadanos no deja de recordar, y en eso hacen bien, que se sientan en esa mesa como si las sillas tuvieran clavos de punta donde apoyan las posaderas. Que negocian sin fiarse ni un pelo de Mariano Rajoy, como espetó con esa inocencia casi monacal que le caracteriza su portavoz en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado. En definitiva, que están dándole al ambientador cada dos por tres por hacer un servicio a la patria, como los que iban a la Guerra de Cuba. Así lo representó el pasado miércoles su portavoz, Juan Carlos Girauta, cuando se declaró primero preocupado y después consternado por las continuas negativas que obtenían sus propuestas. Lo que Girauta vino a decir es que en el PP trataban de torearles algo que resulta perfectamente creíble por la sintonía que guarda con los modos con que Rajoy ha manejado los tiempos y las formas en esta interminable crisis política.

    Aunque haya un punto de teatralidad en la expresión de Ciudadanos la realidad es que en el PP están más acostumbrados a mandar que a negociar, y cuando se ven obligados a hacerlo se sitúan en un plano de superioridad, nunca en el "tu a tu". A pesar de todo, y por muchos escollos que encuentren, imagino que ninguno será de tanta envergadura para hacer fracasar el acuerdo. Cuando dos deciden entenderse, por grandes que sean las diferencias y abultados los agravios, siempre terminan entendiéndose. Es justo lo contrario de lo que le sucede a los socialistas, a los que Rivera reclama el mismo nivel de sacrificio, y que no ven la forma de encajar el entendimiento que se les demanda para hacer posible la consecución de un Gobierno estable. Su complicada posición les obliga a navegar en las procelosas aguas de sus tres 'noes' uno de los cuales ha de caer necesariamente incurriendo en el desdecir. El no a Rajoy, el no a una alternativa con Podemos y los independentistas, y el no a las terceras elecciones.

    En la sesión de la semana que viene nada permite pensar que vayan a revisar su negativa, por lo que Rajoy perderá la primera y segunda votación. Será a finales de octubre, tras las elecciones vascas y gallegas, cuando el presidente en funciones pueda intentarlo de nuevo con la posibilidad en el aire de cambiar cromos con el PNV. Esta última sería para Ferraz la mejor opción, la que les permitiría salvar sus 'noes' conminando a "taparse la nariz" tan solo a su socio de Nueva Canarias. De no ser así, la presión sobre el PSOE sería tan brutal que pocos dudan que habrían de escenificar alguna salida que evitara las terceras elecciones. La más recurrente es que exijan la cabeza de Rajoy, a sabiendas de que en el PP se cerrarían en banda. En Génova no quieren ni oír hablar del asunto porque pondría en el tejado del presidente en funciones la responsabilidad de volver a las urnas en Navidad.

    El calendario judicial jugaría en contra de don Mariano. El 4 de octubre arranca la vista oral del caso Gurtel y para el otoño está previsto que concluya la investigación de la Púnica y que empiece el juicio de las tarjetas black. Esa corrupción sistémica volverá a cobrar protagonismo en los medios y con ella la asunción de responsabilidades políticas, aún huérfanas de padre y madre. Una cosa es que se haya cortado la hemorragia y otra que sigamos para siempre con la nariz tapada. Termina agobiando y se respira mal.