Política
Sánchez y su incómoda 'mesa redonda': el quién es quién en la rebelión de los barones del PSOE
Carlos Mier
Dicen que la única manera de ganar una guerra es evitarla, pero que la paz lograda a punta de espada no es más que una tregua. Aunque se esfuercen en negar la evidencia y vestir el santo de sano debate interno, lo cierto es que en el PSOE, tras unos cuantos comicios electorales sintiendo el helado filo de Damocles peinándole la raya al medio, el casus belli es el pan de cada día.
Los exiguos 90 diputados logrados aquel "histórico" (o histriónico) 20 de diciembre (sí, solo han pasado 21 días) han dejado a Pedro Sánchez con cara de irse a Portugal a preguntarle a Antonio Costa cómo carajo ha hecho para formar gobierno con otras dos fuerzas de izquierdas. La radiante sonrisa con la que le recibió este jueves el primer ministro portugués no hizo más que recordarle a Sánchez la viveza del carmesí con en el que se pintan las líneas en el socialismo español. Ha vuelto a insistir en que quiere cantar la canción del cambio y "tender la mano", pero el fado lo tiene en casa.
Aunque el respiro que le han dado los barones es oficial y oficioso tras el Comité Federal del Día de los Inocentes -poesía pura-, el eco de los tambores aún se escucha en Ferraz. Requiebro tras requiebro, las salidas se le acaban a Sánchez, que parece que peleará hasta que se le agote la voz o el mandato. Descartada la Gran Coalición con el PP, por la evidente orfandad del enterrador, al líder socialista solo le esperan los afilados brazos de un Podemos 'autodeterminado' por las confluencias territoriales.
Además de tener que acurrucarse, matemáticas mediante, en la cama de púas de la abstención independentista (ERC, Artur Mas), cosa harto improbable. O eso o jugar a volver a meter papeletas en urnas, con los riesgos evidentes tanto para su liderazgo como para el resultado general de un PSOE que se hace más pequeño cuanto más se vota.
El caso es que, si la CUP no lo remedia en el último minuto, el recambio tendrá que esperar. Si finalmente hay elecciones catalanas en marzo, los tiempos de un Congreso socialista cuando toca (febrero) no cuadran porque nadie va a convocar nada en plena campaña electoral.
Las aguas parecen volver a su cauce, al menos hasta dilucidar una fecha de hipotéticas elecciones generales y una rápida convocatoria de primarias reglamento en mano, solo el puño y la rosa saben hacia qué escenario. Parece fácil tumbar al secretario, pero cuando la militancia vota puedes llevarte alguna sorpresa de barón altanero. Quizás Sánchez no esté tan muerto. Un militante, un voto.
Aún con todo, los bandos están determinados, prestos al choque de trenes. Congreso ya contra Congreso yaseverá. Esta es una aproximación breve (y libre) de lo que está sucediendo en el Juego de Tronos del socialismo español. Barón por barón. General por general. La incómoda mesa redonda del PSOE.
El eje 'susanista' o el cónclave de los seis presidentes
Susana Díaz (Andalucía). Tarde o temprano llegará su momento. Es algo que se da por hecho. Lo que se desconoce es el cuándo. La presidenta andaluza ansía la silla de mando socialista y se le nota. Se mueve como si ya estuviera sentada allí. A pesar de que el resultado en su tierra no fue para tirar cohetes y estuvo a punto de no ser investida, tiene la sonrisa de seguridad en los Óscar. Veremos.
Emiliano García Page (Castilla-La Mancha). Presidente de Castilla-La Mancha con el apoyo de Podemos. Page hace de poli bueno junto al extremeño Fernández Vara y aboga por el entendimiento entre las partes. Nada de experimentos con referéndums o consultas, que a él le votan manchegos.
Javier Fernández (Asturias). Presidente del Principado de Asturias. Tiene un buen quilombo con Podemos en su parlamento particular. La formación morada se abstuvo en su investidura (Fernández cuenta con el apoyo de la IU asturiana de Llamazares) pero ahora los podemitas le tienen bloqueados los presupuestos y están realizando una labor de oposición muy beligerante. Es una voz importante en el PSOE federal y 'susanista' de corazón y cabeza.
Ximo Puig (Comunidad Valenciana). El presidente valenciano se ha hecho el longuis siempre que ha tenido ocasión y apoya a Díaz, pero según tenga el día. Ha dicho que tampoco hay que "dramatizar" si vuelve a haber elecciones. Gobierna en coalición con Compromís (partido coaligado a Podemos en las generales) y los podemitas le dieron los votos necesarios para ser presidente. Algo tiene que ver esto con su tibieza.
Guillermo Fernández Vara (Extremadura). Preside Extremadura en solitario pero con los votos de Podemos. Al igual que Page, no quiere que la sangre llegue al río, aunque se le nota que Díaz es su preferida. No ha descartado nunca explorar un acuerdo con Podemos, pero dejando el tema territorial tal y como está.
Javier Lambán (Aragón). Aunque parecía más tendente al Pedrismo y a la "absoluta lealtad", el presidente aragonés dibujó una línea favorable a Díaz en las últimas semanas al no pronunciarse sobre el retraso del Congreso del partido. Podemos sostiene su mandato.
Los intocables de 'Pedro Ness'
Patxi López (Euskadi). El líder del PSE y secretario de Acción Política del PSOE, es uno de los apoyos más importantes de Pedro Sánchez. Para el exlehendakari, la trifulca dentro del PSOE por la fecha del congreso "está suponiendo un espectáculo lamentable". Si hay nuevas elecciones, quiere que Sánchez siga siendo el candidato.
Francina Armengol (Baleares). La única presidenta de comunidad autónoma que ha mostrado un apoyo decidido a su actual secretario general. Armengol pide que Sánchez tenga la misma autonomía que tuvo ella para negociar un pacto de izquierdas.
Miquel Iceta (Cataluña). Si un milagro no lo remedia, Cataluña celebrará nuevas elecciones en dos meses. Sánchez deberá volcarse con Iceta en la campaña porque su resultado tendrá lectura interna. El líder catalán siempre ha sido fiel partidario de Sánchez, aunque quizás eso le pueda pasar factura en el próximo congreso del PSC.
José Ramón Gómez Besteiro (Galicia). Besteiro, que salvo los muebles en las generales, quizás sea el barón que expresa, con el permiso de Patxi López, una querencia más decidida por Sánchez. Besteiro ha asegurado no temer, en alusión a las palabras de Susana Díaz, "aventurismos políticos". El gallego ha recordado que Díaz fue investida presidenta gracias a Ciudadanos y que el PSOE gobierna en Extremadura, Aragón, Valencia y Castilla-La Mancha "gracias a Podemos".
Luis Tudanca (Castilla y León). Tudanca también ha señalado que el liderazgo del PSOE "no está en duda". Sin embargo su posición es débil, lastrado por los problemas internos.
Sara Hernández (Comunidad de Madrid). La secretaria general de los socialistas madrileños, Sara Hernández, también muestra su "confianza en las iniciativas de pactos" y apoya a Sánchez. No en vano, ocupa la posición que ocupa después de que el líder socialista destituyera fulminantemente al anterior secretario de Madrid, Tomás Gómez, que intenta avivar el fuego contra su verdugo y tomarse así su venganza particular.
No beligerantes y fuera de foco
El resto de barones (Ángel Agudo en Cantabria, José Miguel Pérez García en Canarias, la 'madinista' María Chivite en Navarra, el ceutí Manuel Hernández y la interina Gloria Rojas en Melilla) se mantienen en un segundo plano a la espera de noticias y con cierta tendencia a apoyar al actual secretario general.
Mientras tanto, en medio de la incipiente batalla, puede que en los pasillos del PSOE comience a hacerse buena la frase de Isaac Asimov cuando dijo que solo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción.