Oriente Próximo

Frágil tregua en Siria al cumplirse cinco años del inicio de la guerra

    El presidente sirio Bashar al Assad. <i>Imagen: Reuters</i>

    Marcos Suárez Sipmann

    Acordado por EEUU y Rusia, el cese de hostilidades avalado por el déspota de Damasco y la Comisión Suprema de Negociaciones (CSN), principal alianza opositora, es frágil. No obstante, se abre una pequeña esperanza para el fin de la guerra en Siria de cuyo inicio en 2011 se cumplen ahora cinco años.

    El alto el fuego es parcial, puesto que excluye expresamente al grupo islamista radical EI y al Frente Al Nusra, la rama siria de Al Qaeda. La CSN se ha erigido en portavoz de las numerosas facciones rebeldes moderadas y ocupa el lugar del inconexo Consejo Nacional Sirio anterior.

    Complica la crisis el número de naciones y grupos involucrados. En un primer frente está la tiranía de Bashar al Assad, apoyada por Rusia e Irán. La dictadura controla en torno a una quinta parte del territorio. Luchan, además, junto a su ejército, milicias iraquíes y libanesas. El segundo frente está compuesto por la oposición que disputa el poder a al Asad, aglutinada en la CSN. Y el tercero es el terrorista autodenominado Estado Islámico que extiende su poder sobre al menos un tercio del país.

    Las FFAA y los misiles de larga distancia de Moscú están en condiciones operativas. Sus aviones militares realizan más operaciones en un día que las de la coalición internacional liderada por los estadounidenses en un mes. Sus defensas antiaéreas instaladas en Latakia son disuasorias. Está usando eficazmente equipos electrónicos, con los que neutraliza radares y satélites norteamericanos. Asad, de asediado y debilitado, ha pasado a presionar a los insurgentes. La intervención rusa ha cambiado la marcha de la contienda.

    La audaz -y mortífera- estrategia implementada por el Kremlin ha sido determinante para la supervivencia del régimen de Damasco. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos al menos 4.400 personas han perdido la vida en Siria por los bombardeos rusos desde el pasado 30 de septiembre. No es de extrañar que Rusia actúe como portavoz internacional de Asad.

    El régimen de Asad -y por tanto Rusia- insiste en continuar sus ataques contra los grupos catalogados como terroristas por la ONU. Sin embargo, aquí se manifiesta el primer problema. Ambos han evitado referirse específicamente al EI. Significa que siguen considerando como objetivos a las organizaciones opositoras parte de la CSN.

    Multitud de problemas

    Otro problema, mayor si cabe, es la falta de diálogo entre Arabia Saudí e Irán, potencias suní y chií respectivamente. Ello si bien no vacía de contenido las conversaciones entre EEUU y Rusia, las desvirtúa.

    Y no hay que olvidar a Turquía, miembro de la OTAN. En la presente crisis una chispa puede convertir su rivalidad histórica con Rusia en un incendio incontrolable. Moscú apoya en la actualidad abiertamente a los kurdos - cuarto frente. Por su parte, la aviación turca ataca desde el aire a los kurdos que son, a su vez, los que más y mejor combaten sobre el terreno contra el EI. Pretende evitar que los kurdos controlen el norte de Siria alimentando así el separatismo de los kurdos dentro de Turquía temido por Ankara.

    Aunque se han reducido, los bombardeos continúan matando todos los días. El Observatorio mencionado indicó que más de 4.800 personas murieron por la guerra durante febrero, una cifra superior al mes anterior.

    La tregua va "mejor de lo esperado". Unas 100.000 personas han empezado a recibir ayuda humanitaria en los últimos días. Hay todavía áreas a las que ha estado cortado el acceso durante más de un año. Estamos, sin duda, ante un progreso modesto que constituye un logro.

    El primer paso era superar las fechas iniciales de prueba. El objetivo era reiniciar las conversaciones hoy lunes. Pero - y es una prueba más de la tensión - el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, ha postergado por dos días la reanudación. Se aducen razones logísticas y prácticas y que haya tiempo suficiente para su organización.

    No obstante, lo cierto es que De Mistura quiere evitar que las discusiones se centren en si ha habido "violaciones o no del alto el fuego". Como ha señalado el representante de la ONU "deben centrarse en lo sustantivo", en referencia a la transición política y sus elementos: una nueva constitución y elecciones libres en 18 meses.

    Es decir, el cumplimiento de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad, que promueve un arreglo político y el fin de la violencia. Esa resolución constituye la última hoja de ruta adoptada por la comunidad internacional para resolver la crisis. De este modo, si las partes aceptan, las negociaciones de paz de Ginebra serían retomadas este miércoles. El desafío de todos los actores será convertir la tregua temporal en definitiva.