Opinión
Ni presupuesto ni rebaja horaria, Sánchez pincha en sus dos medidas estrella
- Puigdemont odia a Illa. La entrevista no logrará mover la voluntad de los independentistas
- La economía da señales de flaqueza por el turismo, la deuda y el aumento de la vivienda
Amador G. Ayora
Es un secreto a voces en todas partes: Sánchez se plantea seriamente la convocatoria de elecciones antes de primavera para evitar una debacle en las elecciones autonómicas y municipales previstas hacia el verano. Sin embargo, no hay mejor manera de desviar la atención que negarlo. Es lo que hizo en la entrevista con Pepa Bueno en TVE este lunes: "Aunque los presupuestos no salgan, no habrá convocatoria electoral". Tampoco podía decir lo contrario. Nadie adelanta seis meses una decisión. Así que lo mejor es no tenerlo en cuenta.
Sánchez está, en realidad, en manos de Puigdemont, de cuyos votos depende aprobar los Presupuestos del próximo ejercicio y la rebaja de la jornada laboral, algo imposible, porque las enmiendas a la totalidad presentadas por la propia Junts se debatirán en el Congreso la semana que viene, gracias a una jugada maestra de Vox y PP en la mesa del Congreso. Ni la entrevista del presidente Salvador Illa con Puigdemont en Bruselas servirá para mover la voluntad de los independentistas catalanes en este asunto.
Puigdemont odia a Illa, considera que le usurpó la presidencia de la Generalitat, y pone como excusa para no apoyar al Gobierno su amnistía, que está en manos del Constitucional y de los tribunales europeos. Entonces, ¿para qué viajó a Bruselas? En realidad fue un paripé, para cumplir un compromiso que tenía con él desde hace tiempo y allanar el camino a la foto con Sánchez. No hay mediación posible, porque la relación entre ambos está rota y es inexistente.
Por eso la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, desvinculó la visita de los Presupuestos, de los que dijo que se va "a dejar la piel para aprobarlos". Entre otros motivos, porque su cargo está en juego, ya que Sánchez baraja su relevo como vicepresidenta antes de las elecciones andaluzas para no perjudicar su candidatura a la Junta.
La semana que viene se escenificará el primer revolcón de Sánchez en el Congreso después de las vacaciones, cuando éste tumbe la rebaja de la jornada laboral propuesta por su vicepresidenta, Yolanda Díaz, quien, en venganza, amenaza con estrictos controles horarios a las empresas. Es como la rabieta de un niño con un juguete roto.
Díaz cosechará así el mayor fracaso de su política desde que es vicepresidenta y líder de Sumar, también en caída libre. Un gran alivio para las empresas. Es triste reconocer que cada vez que el Gobierno logra un sonoro rechazo de sus planes en el Congreso, el mundo económico lo celebra aliviado.
El segundo batacazo será en noviembre, fecha prevista para la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. Nadie espera que logre mayoría suficiente para sacarlos adelante. Los requisitos de Junts y de Podemos son demasiado exigentes y, además, contradictorios, como corresponde a partidos de ideologías contrapuestas. El sudoku parlamentario montado por Sánchez se resquebraja. Su única salida es la convocatoria de elecciones el año que viene, según reconocen altos cargos socialistas.
El presidente ha vuelto de vacaciones con la intención de espantar las oscuras golondrinas de los últimos meses. De las fechorías de Ábalos y Cerdán, él no sabía nada. No podía ni imaginárselo. Sobre las imputaciones de su hermano y de su esposa, los culpables son los jueces, que hacen política con sus sentencias. ¿Y quién es el responsable de que Ábalos y Cerdán utilizaran sus cargos pare enriquecerse? O ¿por qué no le preguntó a su mujer qué hacía yendo a ver a los mandamases del Ibex? Debe de ser difícil bajar a la realidad, cuando se tiene el poder absoluto.
Lo peor es que saca pecho como si fuera el gran transformador de la economía española en los últimos años. Quizá no haya caído aún en que la productividad sigue estancada, los precios de la vivienda se han ido a las nubes por culpa de una política de vivienda equivocada y el empleo que se crea sigue siendo muy precario, aunque Díaz disfrace su temporalidad gracias a los fijos discontinuos. Esta semana el SEPE reconoció que, en nueve provincias, el número de personas que cobran el desempleo es ya superior a los que están en paro, gracias a los fijos discontinuos.
En su última entrevista televisiva, Sánchez incidió en varias ideas contrarias a los principios básico de una economía de mercado, como la española, que le acabarán pasando factura. Primero dijo, y se quedó tan ancho, que el mercado de la vivienda no puede funcionar sin intervención pública, cuando es justamente lo contrario. La intervención pública impide ampliar la oferta, tanto de casas en venta como en alquiler, y bajar los precios.
También redobló los ataques a las autonomías que bajan impuestos porque "sólo favorecen a los ricos". Una falacia. Quieren hacernos creer que el recorte de impuestos reduce el estado de bienestar, cuando lo que hace es atraer inversiones, que mejoran el empleo y la calidad de vida.
Las rebajas del IRPF anunciadas por Ayuso en Madrid han beneficiado, sobre todo, a las clases medias y bajas. El programa con el que Feijóo concurrió a las elecciones recoge una reducción de las cargas tributarias hasta 40.000 euros brutos anuales. ¿Dónde está la rebaja a los ricos? Lo que pretende es tapar la subida de impuestos encubierta aplicada por la vicepresidenta Montero al no deflactar la tarifa del IRPF, que ha estancado el poder adquisitivo de los españoles desde que llegó al poder.
Pero Sánchez no da puntada sin hilo. Sus declaraciones se producían justo la víspera de que el Consejo de Ministros aprobara una quita de la deuda que, paradójicamente, favorece a las autonomías que subieron el IRPF. Pásmense, gastar y derrochar tiene premio con este Gobierno. La lección es contraria a cualquier principio de ortodoxia. La quita, en vez de favorecer a las dos autonomías más infrafinanciadas en el reparto de la financiación del Estado, la Comunidad Valenciana y Murcia, lo hace a Andalucía y Cataluña. Andalucía porque Montero es la candidata a las elecciones a la Junta, como ya hemos señalado, y Cataluña para contentar a Puigdemont y a Junqueras para que apoyen los Presupuestos tanto de España como de Cataluña. Sólo actúan por interés político.
Según los cálculos realizados por Fedea, organismo vinculado al Banco de España, la propuesta favorece especialmente a Cataluña, que recibe un 87% más, y perjudica claramente a Valencia, Murcia y Andalucía, que deberían ingresar ente el 15 y el 40 adicional por un método de población ajustada.
La condonación de deuda podría tener sentido si se utilizase para corregir las desigualdades y compensar la infrafinanciación acumulada por estos territorios. Pero la quita confirma "la percepción que ya tienen los gobiernos regionales de que pueden gastar más de lo que ingresan porque, al final, el Estado las rescatará de una forma u otra sin coste alguno y constituye, por tanto, una invitación a la indisciplina fiscal", según Fedea.
En el fondo a Sánchez le importa un bledo que haya Presupuestos. Montero lo reconoció, "qué más da" si, al fin y al cabo, cambian las partidas presupuestarias por real decreto, eludiendo el control parlamentario y sin que la oposición rechiste. Lo acaba de hacer con el gasto en defensa, que ha subido al 2% sin pasar por el Congreso.
Además de los Presupuestos, preocupa que la economía empieza a dar síntomas de flaqueza. El turismo ha frenado su escalada este verano, el desempleo se disparó en agosto por encima de la media histórica mientras que el gasto sigue desbocado, con una deuda por encima del cien por cien, que nos coloca como uno de los cinco países con mayor apalancamiento entre los 27.
La AIReF vaticina un incremento de la ratio deuda PIB a partir de 2028 por la jubilación de la generación del baby boom. España es uno de los países más vulnerables si se desatara una tormenta de la deuda, como se temía esta semana por la caída del Gobierno de Bayrou en Francia. La economía va bien, pero cada día acumula más desequilibrios ante la inacción oficial.
PD.-Los accionistas del Sabadell podrán ir desde este lunes a la opa del BBVA en medio de una gran incertidumbre. Quien acepte el canje ofrecido por el BBVA perdería más del 8% del valor de sus acciones. Por eso, lo lógico sería esperar a que Carlos Torres anuncie en las próximas semanas una mejora de la oferta. La cuestión es si será lo suficientemente atractiva para lograr la adhesión de más del 50% del capital, porque si no es así tendría que bajar el umbral hasta el 30%. Pero eso obligaría a pagar en dinero contante y sonante al precio que cotice el Sabadell el último día de la opa. Este requisito abre la puerta a que fondos especulativos suban el precio de la acción de forma ilimitada y encarezcan la operación. Torres debería pensárselo dos veces antes. Todo sigue abierto. Lo mejor es esperar.