Opinión

Ucrania y Europa, derrotadas


Jorge Cachinero

Ucrania perdió la guerra contra Rusia. La población de Ucrania ha descendido de 40 millones a 31 millones, es decir, casi 10 millones, desde comienzos de 2022 hasta el final del verano de 2025. El número de bajas, muertos o desaparecidos, de soldados ucranianos asciende a 1,7 millones, más del 5% de la población actual, a los que hay que sumarles entre tres y cinco veces más de heridos irrecuperables, según los documentos del gobierno de Kiev.

Más del 70% de los ucranianos acaban de expresar en una encuesta nacional que quieren que la guerra termine. La última línea de defensa de Ucrania en el Dombás son tres ciudades, Konstantinovka, Kramatorsk y Slaviansk, y la primera está a punto de ser tomada por las Fuerzas Armadas de Rusia, tras lo que nada les detendría hasta alcanzar la ribera izquierda del río Dniéper. La guerra de atrición que Rusia planteó busca aniquilar las Fuerzas Armadas de Ucrania, más que la conquista de su territorio, tras el boicot de Estados Unidos (EE. UU.) y del Reino Unido (RU) a un acuerdo entre Moscú y Kiev en Estambul entre marzo y abril de 2022.

Kiev no obtendrá de EE. UU. ni un cese del fuego, ni una congelación de la línea de combate actual porque Rusia sabe que estas opciones no son más que tretas para que Ucrania se reequipe para seguir combatiendo más adelante.

Ucrania tampoco conseguirá "garantías de seguridad" porque cualquiera de sus tres formulaciones traspasaría las líneas rojas de Rusia, como ha dejado bien claro el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov.

El presidente de EE. UU., Donald J. Trump (DJT), no permitirá la adhesión de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) porque esta es una de las "causas fundamentales" por las que Rusia dio el paso de ir a la guerra, como había avisado.

El conflicto actual se originó cuando la OTAN declaró la bienvenida a una incorporación futura de Georgia y de Ucrania a la organización durante su Cumbre de Bucarest de 2008.

Unas "garantías de seguridad" que funcionen como el Artículo 5 del Tratado fundacional de la OTAN para acudir en defensa de Ucrania si fuera invadida tampoco serán aceptadas por Rusia por las razones anteriores.

Rusia no permitirá el despliegue militar de fuerzas extranjeras en Ucrania, sean del RU, de Francia o de Alemania, porque reforzaría unas Fuerzas Armadas, que Moscú quiere reducir para evitar que vuelvan a ser una amenaza tangible para su seguridad.

Si Rusia no aceptará nunca que Ucrania se integre en la OTAN, tampoco lo hará con un despliegue de capacidades militares de los principales países europeos de la Alianza en lo que quede de Ucrania tras la guerra. Europa, la Unión Europea (UE) y, con ellas, la OTAN perdieron la guerra contra Rusia.

Algunos dirigentes europeos y los responsables de la UE y de la OTAN están intentando boicotear el acercamiento entre DJT y el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, para ganar tiempo.

Todos ellos viven del espejismo de que o bien DJT y Putin no acaben entendiéndose o bien DJT abandone la Casa Blanca o bien los republicanos pierdan el poder en 2028.

Esos dirigentes europeos están aterrorizados ante la ruptura de la relación transatlántica y de la disolución de la OTAN y luchan desesperadamente para retener a EE. UU. en Europa, de tal forma que esta siga disfrutando de la seguridad estadounidense a bajo coste.

Esto es lo que subyace a la obsesión de europeos y de ucranianos para que se adopten "garantías de seguridad" de cualquier tipo porque todos ellos temen que EE. UU. abandone el Viejo Continente y se desentienda de la seguridad europea.

La idea de que se pueda perder el incentivo del lavado de parte de los $350 millardos que EE. UU. y Europa han enviado a Kiev hasta ahora y que ha sido centrifugada hacia algunos de los remitentes no es bien recibida por algunos líderes europeos.

Europa teme que su derrota y la de Ucrania ante Rusia y la desvinculación del continente por parte de EE. UU. sacudan los fundamentos políticos de Europa, de la UE y de la OTAN hasta poner su existencia en peligro.

No es entendible que Europa haya apostado por construir su arquitectura de seguridad sin contar con el país europeo más extenso, que es, además, el poseedor del arsenal de armas nucleares más grande del mundo. EE. UU. quiere que Europa y Ucrania se entiendan directamente con Rusia.

DJT está preparando el terreno para salirse del laberinto de "la guerra de Biden" en el caso de que fracasara un acuerdo diplomático entre Rusia y Ucrania, ya que el presidente estadounidense salvará su relación con Rusia si llegara esa eventualidad.

Asimismo, el presidente de EE. UU. tiene que hacer frente a la presión que recibe internamente de los grupos dirigentes tradicionales de la política exterior y de defensa estadounidenses, que no se han reconciliado todavía con una derrota en Ucrania.

DJT está tratando de arrojar la resolución de la guerra de Ucrania sobre Europa, la UE y la OTAN, de tal forma que no se le pueda acusar del fracaso diplomático entre Rusia y Ucrania o de que el desastre para Europa y para Ucrania sea muy estrepitoso. La derrota de Ucrania es dolorosa y humillante y la de Europa, infligida a sí misma.