Opinión
Falta de previsión en pensiones
elEconomista.es
Madrid,
El porcentaje de trabajadores retirados que en España cobra pensiones superiores a los 2.000 euros mensuales ya supone el 26% del total de jubilados. Se trata de una cota inédita, lograda después de que los perceptores de prestaciones de esta cuantía crezcan a ritmos cercanos al 65% en tan solo cuatro años.
El fenómeno irá a más en los próximos ejercicios. Las generaciones que ahora salen de la población activa cuentan con carreras laborales más largas que las propias de sus predecesores, que las hacen acreedoras de salarios más elevados. No debe olvidarse, además, que por altas que puedan parecer en algunos casos sus pensiones, no compensan lo que sus beneficiarios han aportado, en términos netos, a la Seguridad Social.
Al contrario, la subida constante de las bases máximas de cotización en los últimos años no se ve correspondida por un alza equivalente de la pensión a la que tienen derecho esos contribuyentes cuando se jubilan. El problema, por tanto, no radica en que la cuantía de las pensiones crezca, sino en el modo en que las últimas reformas de la Seguridad Social han ignorado un fenómeno como éste, sobre el que los expertos llevan años avisando. Dichos incrementos son sostenibles si se toman, con la antelación necesaria, medidas racionalizadoras del gasto en otros aspectos, tan fácilmente controlables como la revalorización de estas prestaciones.
El regreso a su indexación automática al promedio del IPC anual constituye una decisión rentable políticamente a corto plazo, pero muy costosa en los años venideros. Lo mismo ocurre con la eliminación de todo mecanismo corrector ligado a la evolución del PIB o del empleo. Es esa falta deliberada de previsión la que realmente pone en apuros al sistema de pensiones.