Opinión
Obama y Hillary Clinton, ¿traidores?
- Sostuvieron investigaciones y procesos de destitución contra Donald Trump de 2016 a 2020
- Arrogancia, error fatal de EEUU
Jorge Cachinero
Tulsi Gabbard, directora de la Agencia Central de Inteligencia -CIA, por sus siglas en inglés-, entregó al departamento de Justicia (DoJ) el 22 de julio pasado un informe de la comunidad de Inteligencia de más de 100 páginas que desmonta el caso llamado "Russiagate".
La Inteligencia de Estados Unidos (EE. UU.) llegó a la conclusión de que la Federación de Rusia no estaba intentando influir sobre el resultado de las elecciones presidenciales de 2016 antes de la celebración de estas. La Inteligencia estadounidense confirmó dicha evaluación días después de finalizado ese proceso electoral, que acabó ganando Donald J. Trump (DJT). El entonces presidente en funciones de EE. UU., Barack Obama, presidió una de sus reuniones diarias con la comunidad de Inteligencia -el President's Daily Brief, en inglés- el 8 de diciembre de 2016, que acabó resultando extraordinaria.
La Inteligencia ratificó por escrito que "actores rusos (…) no influyeron en los resultados de las recientes elecciones estadounidenses mediante la realización de actividades cibernéticas maliciosas contra la infraestructura electoral", según Gabbard informó.
Sin embargo, un correo electrónico paralizó el reparto de dicho Informe discutido con Obama en las horas previas a su distribución porque "se estaban dando nuevas orientaciones a la comunidad de Inteligencia". Una reunión de ese mismo grupo de personas se convocó para el día siguiente con el objeto de discutir "un asunto muy sensible", es decir, Rusia.
Obama ordenó aquel 9 de diciembre de 2016 a James R. Clapper, director nacional de Inteligencia, elaborar una evaluación en la que se afirmara que Rusia había interferido en las elecciones de noviembre para favorecer a DJT. Ese Informe nuevo estuvo listo a comienzos de enero de 2017 y se basaba en la información desacreditada del dosier Steele, elaborado por un ex agente de la Inteligencia británica de ese apellido, que describía la supuesta trampa sexual en la que DJT cayó en un viaje a Moscú.
Aquellas decisiones del presidente Obama, de su secretaria de Estado, Hillary R. Clinton (HRC), y del partido Demócrata facilitaron sostener una campaña de investigaciones y de acusaciones y dos procesos de destitución contra DJT entre 2016 y 2020.
HRC defendió que ella hubiera sido elegida presidente de EE. UU., si no hubiera sido por los rusos y el partido Demócrata bautizó a DJT como el "Candidato de Manchuria", en remedo por una novela y sus versiones cinematográficas del mismo nombre. DJT era un presidente ilegítimo para los anteriores.
El informe de la CIA que Gabbard entregó al DoJ demuestra que los documentos elaborados por orden de Obama y con el apoyo de HRC eran Inteligencia fabricada y manipulada por impulsos políticos con el objetivo de presentar a DJT como un agente de Rusia.
Todo respondía al proyecto de socavar la presidencia de DJT y, sobre todo, de impedir un entendimiento diplomático entre EE. UU. y la Federación de Rusia, especialmente, en lo referente a Ucrania, que obstaculizara el plan de usar a ésta para derrotar a Moscú. El número de denunciantes que se están poniendo en contacto con la CIA y con el DoJ para facilitar información adicional sobre esta conspiración política crece.
El llamado "Russiagate" era un fraude, como lo fue también la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016. Asimismo, la Oficina de Investigación Federal -FBI, por sus siglas en inglés- y la CIA evaluaron el 12 de septiembre de 2016 el pretendido jaqueo ruso de la sede del partido Demócrata como "especulación, en el mejor de los casos" y de "confianza baja".
No obstante, dicha estimación fue ocultada hasta ahora y substituida por otro Informe que aseguraba que dicha penetración informática fue de origen ruso, aún a sabiendas de que esa afirmación era falsa.
Los senadores Lindsay Graham y John McCain viajaron a Ucrania el 31 de diciembre de 2016 para seguir apoyando la financiación y el entrenamiento militar de Ucrania con el objetivo de atacar a Rusia y de socavar los Acuerdos de Minsk I y II. Ambos senadores utilizaron aquellos informes fraudulentos para atizar el uso de Ucrania como combatiente contra Moscú por apoderamiento y para forzar al presidente DJT para que no cambiara el rumbo de la política estadounidense en el este de Europa.
¿Abrirá el DoJ una investigación contra Obama y contra HRC por delito de traición a EE. UU., como reclama ahora DJT?