Opinión

El 'caso Montoro' destapa las vendettas con Rajoy y rompe la estrategia de Feijóo

  • Equipo económico decía a qué oficina de Hacienda había que ir para obtener la amnistía fiscal
  • Una exministra avisó semanas antes al entorno de Rato de que lo iban a detener pronto

Amador G. Ayora

El caso Montoro remueve los cimientos del mundo económico. El exministro es conocido porque junto con José Folgado, ya fallecido, fue el encargado de enseñar economía antes de llegar al Gobierno a Rodrigo Rato y José María Aznar, con el que Montoro sería ministro de Hacienda en 2000.

Tras la caída de Aznar, el exministro se buscó la vida con la creación en 2006 de Montoro y Asociados, un think tank que pretendía poner la exitosa política económica de aquellos años al servicio de grupos extranjeros. Con esta idea atrajo a otros políticos, que luego alcanzarían la cima como Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, o José Manuel Fernández Norniella, el fiel escudero de Rato.

Montoro y Asociados siguió con éxito durante la etapa de Zapatero hasta la llegada de Rajoy, aunque con importantes disensiones internas. Guindos se marchó porque no "cumplía con los objetivos para los que fue creada". La consultora renunció, efectivamente, a sus principios fundacionales y comenzó a asesorar a empresas afincadas en nuestro país como ABB o a firmas nacionales como Abengoa, que en 2011 incorporaría a Ricardo Martínez Rico, como miembro independiente del consejo de administración, cuando era presidente de Equipo Económico.

Con la vuelta a la política de Montoro, como europarlamentario, portavoz económico del PP y luego ministro de Hacienda, vendió todas sus acciones a Martínez Rico y a su hermano Ricardo Montoro. En ese momento, cambia su nombre por el de Equipo Económico, para desvincularse totalmente del ministro. Sin embargo, los altos cargos del Gobierno Aznar de su confianza siguieron copando los puestos relevantes, como Ricardo Martínez Rico, ex secretario de Estado de Presupuestos, que fue su presidente ejecutivo, o Salvador Ruiz Gallud, ex director general de la Agencia Tributaria, que es también socio director.

Asimismo, el número dos de Montoro en Hacienda, Miguel Ferre, o el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, mantuvieron una estrecha relación con Equipo Económico, con el que colaboraron con trabajos. Los vínculos se estrecharon con el nombramiento de Felipe Martínez Rico, hermano de Ricardo, como jefe de Gabinete de Montoro. Hay abundantes correos recogidos en el sumario instruido por el juzgado de Tarragona, que muestran la fluida relación con los miembros de Equipo Económico con los altos cargos de Hacienda.

La utilización de la consultora por parte de las empresas para influir en las decisiones del ministro era voz populi en el Congreso de los Diputados y en su círculo político más cercano, aunque Montoro siempre lo negó. "Ya no tengo que ver con ellos, vendí mis acciones", repetía a cada paso.

Equipo Económico cobraba una sobreprima si lograba cambios legislativos a sus clientes, entre los que figura más de un tercio del Ibex entre grandes bancos, renovables, constructoras y empresas de telecomunicaciones, como describe elEconomista.es. Montoro en persona recibió a la asociación de empresas de gases industriales tres meses antes de bajarles los impuestos, como solicitaban. La Xunta de Feijóo está entre los pagadores, antes de que Montoro accediera a la cartera de Hacienda.

Sin embargo, es muy difícil probar que el exministro se beneficiara económicamente de esas transacciones. Procedente de una familia humilde emigrante de Andalucía, siempre se distinguió por llevar una vida modesta, ahora como jubilado.

El sumario se centra en las maniobras de las empresas de gases industriales, pero la consultora jugó un papel crucial en la amnistía fiscal orquestada por Miguel Ferre en la que fueron exculpados, entre otros, el ex vicepresidente económico, Rodrigo Rato, numerosos miembros de la trama Gürtel y de sagas empresariales como los Gallardo, dueños de la farmacéutica Almirall, o la familia Escarrer, propietaria de los hoteles Meliá.

Equipo Económico, según fuentes cercanas, indicaba a sus clientes a qué oficina de la Agencia Tributaria tenían que dirigirse para que sus expedientes de regularización fiscal salieran adelante. También son conocidas sus maniobras para defender a futbolistas como Cristiano Ronaldo, del Fisco. Una completa red clientelar montada por los estrechos colaboradores del exministro de Hacienda para beneficiar a unos pocos, en detrimento de la mayoría.

Lo peor son los cadáveres políticos que dejó en el camino. Montoro tenía acceso a las inspecciones fiscales de famosos como Rafa Nadal y de rivales y políticos con los que discrepaba. La expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, perdió las elecciones tras conocerse su expediente fiscal.

El caso más sonado fue el de Rato. Su detención, realizada por el Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), a petición de la Agencia Tributaria, fue retransmitida en directo por la televisión gracias al chivatazo de alguien "de dentro".

Una ministra cercana a su equipo avisó a su secretaria, Teresa Arellano, unas semanas antes para que "se quitara de en medio" porque "algo grave" iba a pasar a Rato, cuyas discrepancias con Montoro eran de sobra conocidas. El exministro José Manuel García-Margallo también fue objeto de una investigación fiscal. Otro exministro, José Manuel Soria, con el que se enfrentó en varias ocasiones, entre ellas por el recorte fiscal a las gasistas, también cayó por otro escándalo relacionado con los Papeles de Panamá, aunque en su entorno aseguran que la mano de Montoro era muy larga.

El caso Montoro parte en dos la estrategia de Feijóo, que en el último congreso ensalzó a los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, salpicados por casos de corrupción, mientras que dejó fuera a Pablo Casado, el presidente del PP que hizo bandera de la lucha contra ésta. El nombramiento de Alberto Nadal como portavoz económico está dando también muchos dolores de cabeza al líder popular, sobre todo si aplica el mismo criterio que forzó a dejar su escaño a la diputada Noelia Núñez.

Nadal no intervino en la rebaja de impuestos a las empresas de gases industriales, que describe el sumario, pero luego pasó a depender de Cristóbal Montoro, como secretario de Estado de Presupuestos, en la etapa en la que se volvió a favorecer a las gasistas con una rebaja del Impuesto de Actividades Económicas (IAE).

Montoro fichó a Alberto Nadal porque se lo pidió su hermano Álvaro Nadal, que dirigía la Oficina Económica de Moncloa. Los Nadal y Montoro formaban parte de los Sorayos, el grupo de ministros fieles a la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, entre los que estaba también Fátima Báñez, en Trabajo; Íñigo de la Serna, en Fomento o Dolores Montserrat, en Sanidad y Asuntos Sociales. Enfrente se situaba el llamado G-7 con Luis de Guindos, en Economía; José Manuel Soria en Industria; Isabel García Tejerina, en Agricultura; Ana Pastor, en Sanidad y luego en Fomento; Dolores de Cospedal en Defensa o Rafael Catalá en Justicia.

En esta ocasión, fue Rajoy quien pidió a Feijóo que recuperara a Nadal. Su vuelta a Madrid desde Washington se ha convertido en un camino lleno de espinas. Hace unas semanas, su mujer, Eva Valle, renunció al cargo de directora general del Banco de España para evitar la presunta incompatibilidad con el puesto de su marido.

Nadal ya había desempeñado este papel con Pablo Casado durante una breve etapa. Ahora todo el mudo se pregunta qué va a hacer cuando haya que defender una bajada de impuestos al sector energético. El caso Montoro está condicionando las decisiones políticas del PP. Feijóo votó en contra del Real Decreto antiapagones esta semana, que recogía importantes beneficios fiscales para el sector energético, precisamente para desvincularse del exministro de Hacienda.

Además de romper su estrategia política contra los socialistas por los casos de corrupción. En el PP se preguntan por qué un caso que llevaba siete años bajo investigación judicial salta ahora y en un juzgado de Tarragona, un territorio controlado por Salvador Illa, en el momento más álgido de las investigaciones sobre Ábalos y Cerdán.

Los casos de corrupción que sacuden a los dos grandes partidos están sacando las vendettas internas de una época muy próspera en España, pero llena de malas prácticas políticas y también empresariales.