Opinión
MLC Energía facturará 800 millones este año: "Cada negocio que emprendo tiene alma propia"
- El grupo de José Luis Martín crece con 3.000 clientes y 200 empleados
- De estaciones de servicio a hoteles, energía, agencias de viajes o lotería
- MLC abre en Guipúzcoa la mayor gasolinera de España
Marta Ramos
José Luis Martín (Linares, Jaén, 1984) es presidente y fundador de MLC Energía, uno de los grupos energéticos independientes más relevantes de España. Estudió Técnico Agrícola Superior en Marmolejo (Jaén), comenzó su carrera profesional en la Junta de Andalucía, en la Consejería de Agricultura, hasta que decidió dar el salto al mundo empresarial al frente de una pequeña concesión de una estación de servicio en su ciudad natal, sin experiencia previa en el sector. Desde entonces ha construido un grupo que supera los 3.000 clientes, más de 200 empleados y una facturación de 800 millones prevista para este ejercicio, tras cerrar 2024 con más de 600 millones. Su trayectoria empresarial, marcada por la diversificación en áreas como estaciones de servicio, luz, gas, hostelería y turismo refleja su convicción de que "el éxito no es cuestión de suerte, sino de trabajo, visión y adaptación". Para él, la familia es su cimiento y el bienestar personal, su mayor logro, por encima de cualquier cifra.
MLC Energía es actualmente uno de los grupos energéticos independientes más relevantes en España, con 80 estaciones propias, una red europea con 1.600 puntos y líneas de negocio que incluyen luz, gas, hoteles, restaurantes, agencia de viajes, inmobiliario y hasta una administración de lotería. ¿Imaginaba llegar hasta aquí cuando comenzó?
La verdad es que no. Cuando abrí mi primera gasolinera mi objetivo era simplemente que funcionara. Yo no pensaba que acabaría aquí, con lo que tenemos hoy. Mi enfoque siempre ha sido adaptarme y ver oportunidades, no planear grandes cifras desde el principio. Empecé bajo el paraguas de Repsol, porque no tenía ni idea del sector, y cuando vi que debía ser independiente me marqué ese objetivo. Montamos nuestras primeras estaciones con marca propia, conseguimos licencia de operador y seguimos creciendo. Siempre he ido tomando decisiones según lo que pedía el mercado y lo que veía posible. No he dejado nunca de creer en mis ideas, incluso cuando nadie a mi alrededor lo hacía.
Suele decir que nació empresario. ¿Cómo empezó esa vocación?
Siempre lo he llevado dentro: mi madre me parió empresario. A los ocho años ya hice mi primer negocio: compré dos cabras por 8.000 pesetas y las vendí por 12.000. Luego trabajé de camarero desde los 16 en bodas, comuniones, ferias… A los 26 empecé a trabajar en la Junta de Andalucía en Agricultura y Pesca y, aunque ganaba bien y tenía un puesto fijo, no me sentía realizado. Entonces surgió la oportunidad de coger una gasolinera cerrada y decidí apostar. Mi familia pensaba que estaba loco, pero yo necesitaba sentirme útil y crear algo mío. Esa inquietud por ver oportunidades la sigo teniendo: recientemente hasta de una conversación sobre impresoras 3D saqué la idea de un posible negocio para fabricar rótulos. Es mi forma de pensar.
En el momento en que la empresa empezó a crecer, ¿Cuándo fue consciente de que ya no era solo "uno más"?
Todavía no lo soy del todo. Pero sí recuerdo una vez, hace unos diez años, cuando cobré una comisión anual de 300.000 euros por litros vendidos. En ese momento pensé: esto ya va en serio. Pero mi día a día no ha cambiado tanto, sigo trabajando igual y reflexiono cada año en nuestra cena de Navidad cuando resumo con el equipo las cifras que hemos alcanzado, todo lo que hemos hecho y hacia donde vamos.
Actualmente, ¿Qué volumen de negocio mueve MLC Energía?
Este año prevemos unos 800 millones de euros de facturación y mantenemos una política de reinversión continua. Yo no saco dividendos, tengo mi nómina y todo lo demás se queda en la empresa para seguir creciendo y diversificando.
Incertidumbre internacional
¿Cómo está afrontando la compañía la incertidumbre provocada por los conflictos internacionales y la volatilidad de los precios de la energía?
Con mucha cautela. Este tipo de conflictos disparan los precios no por escasez real, sino por pura especulación. Hay que ser muy prudente porque, si compras grandes volúmenes cuando los precios suben pensando que seguirán subiendo, al día siguiente pueden desplomarse y dejarte en una situación muy complicada. La clave ahora es comprar lo justo para uno o dos días y seguir la evolución del mercado muy de cerca, sin precipitarse. Ya hemos visto casos en los que los precios caen seis céntimos en un solo día, y eso, con los volúmenes que movemos, supone millones. Por eso la estrategia es mirar a largo plazo, ser flexible y no dejarse arrastrar por los impulsos del mercado.
Cambiando de asunto, ¿Qué opina sobre el auge del coche eléctrico? ¿Lo percibe como una amenaza para el negocio tradicional?
Creo que el coche eléctrico tiene su espacio, pero no creo que sea la alternativa definitiva al diésel o la gasolina, al menos a corto y medio plazo. Puede funcionar para trayectos cortos y para quienes tienen un poder adquisitivo alto, porque los precios son todavía prohibitivos para la mayoría de las familias. De momento, no hay una alternativa real para el transporte pesado ni para las grandes distancias. En todo caso, nosotros nos preparamos para lo que venga: lo importante es tener la ubicación. Si mañana el mercado demanda hidrógeno o electricidad en lugar de diésel, venderemos hidrógeno o electricidad, porque el conductor, humano o autónomo, siempre necesitará parar. Y mientras la experiencia del cliente siga siendo buena, siempre encontrará razones para volver.
Diversificación del negocio
Uno de los movimientos más llamativos en MLC Energía ha sido su entrada en el sector de los hoteles y la restauración. ¿Por qué apostó por ese sector?
Por probar y porque vimos que sabíamos hacerlo. Empezamos aprovechando suelos de estaciones para montar hoteles y restaurantes alquilados a terceros. Después decidimos explotarlos nosotros directamente y fue una decisión acertada. El hotel que acabamos de abrir en Urnieta (País Vasco), por ejemplo, fue rentable en su segundo mes y ya estamos planificando su ampliación. Tenemos los ojos puestos en Torremolinos, Sevilla, Bilbao y Jaén. Me gustan los hoteles fuera del casco histórico de las ciudades, bien conectados, donde el cliente pueda moverse con comodidad y sin las incomodidades del tráfico y los precios del centro.
¿Cuál es la clave para decidir entrar en un nuevo negocio?
Primero, que tenga alma. Y que podamos aportar excelencia en la experiencia del cliente. Yo pruebo todo en primera persona: desde los baños de una gasolinera a la comida del restaurante o las toallas del hotel. Si algo no me convence, lo cambiamos. La calidad nunca la sacrificamos por precio. Y por supuesto, que sea rentable.
Además de las estaciones, hoteles y luz y gas, ha entrado en negocios menos previsibles, como una agencia de viajes o incluso una administración de lotería. ¿Cómo surgieron?
La agencia porque vimos que el servicio de viajes para nuestra propia empresa era deficiente. Fiché a un profesional de referencia y montamos nuestra propia agencia, que ya funciona para empresas y particulares. La administración de lotería fue una oportunidad que detecté en Linares: la compré y en un año pasó del puesto 187 al número 2 en ventas en la provincia. ¿Cómo? Salimos a la calle a buscar clientes: asociaciones, cofradías, colectivos. No espero sentado a que vengan.
Marbella, un lugar para vivir
Es de Jaén, donde además está la sede central de MLC Energía, pero vive en Marbella desde hace cinco años. ¿Por qué eligió la Costa para establecer su residencia?
Por el clima, sobre todo. Quienes hemos vivido en el interior sabemos lo insoportable que es un verano a 49 grados. Aquí tengo paz, buen clima todo el año, una oferta de ocio excelente, buena conexión aérea y ferroviaria y puedo alternar tranquilidad con diversión cuando quiero. Dubái, por ejemplo, donde también hago negocios, no sería para vivir. Los meses de calor allí son imposibles y el tráfico es caótico. Marbella lo tiene todo.
Aquí, uno de los principales negocios está en el real estate ¿Le interesa el mercado inmobiliario de lujo en Marbella?
Me interesa si es una oportunidad clara. No compro a cualquier precio. En Marbella hay que saber dónde meterse. Donde sí estoy apostando es en Linares, porque la rentabilidad allí es mucho más rápida y la ciudad lo necesita. Recomiendo a los inversores que no pierdan de vista Linares.
Sus valores empresariales parecen claros, ¿Cómo los definiría?
Honestidad, transparencia, excelencia y calidad. No rebajo la calidad para competir en precio. Cuidamos cada detalle para que la experiencia del cliente sea impecable. Si alguien no lo valora, no pasa nada, pero quien viene repite.
Hablando ahora de solidaridad y filantropía, acaba de presentar en Urnieta la Fundación José Luis Martín López, ¿Qué le mueve a apostar por ese compromiso social?
Siempre hemos ayudado a asociaciones de nuestro entorno (colectivos de ayuda al pueblo saharaui, de apoyo a enfermos de Alzheimer, de lucha contra el cáncer, clubes deportivos y un largo etcétera) pero sin un vehículo definido. Ahora lo canalizamos a través de la fundación, con premios para proyectos sociales, becas para que chavales con talento estudien inglés en Irlanda y apoyo a colectivos locales. Este año ampliamos las becas a quince alumnos. Queremos devolver a la sociedad lo que hemos podido conseguir, no porque nadie nos haya regalado nada, sino porque hemos sabido aprovechar la oportunidad y queremos dársela a otros.
Después de todo este recorrido, ¿Cómo se ve dentro de diez años?
Viviendo en Marbella, con una red consolidada de hoteles en puntos estratégicos y con la fundación llegando a más gente. A nivel empresarial quiero seguir creciendo, pero de forma orgánica, sin renunciar a mi vida personal. Espero tener más hijos y seguir en paz conmigo mismo.
Ya para terminar, ¿Qué necesita José Luis Martín para ser feliz?
Poco. Que mi familia y mis amigos estén bien. Que mi hijo crezca feliz. La gente cree que ser feliz es estar riéndose todo el día, y no: la felicidad es estar en paz. A mí me hace feliz pasear por la playa, leer, tomar el sol, una caña en un bar o un buen vino en un restaurante. La compañía y la tranquilidad son el verdadero lujo.