Un tiburón en una pecera
elEconomista.es
Bilbao,
Más de una persona habrá leído alguna vez que en una pecera, un tiburón crece hasta alcanzar unos 20 centímetros, sin embargo, cuando ese mismo tiburón se encuentra en el océano, puede superar los 2,5 metros. Lo mismo nos pasa a nosotros. Necesitábamos estar en el lugar adecuado para seguir dando vida al universo creativo que hemos construido, uno que no para de crecer y reinventarse.
En Bizkaia hemos encontrado el ecosistema que nos hacía falta. El territorio se ha consolidado como un referente de innovación. Bizkaia destaca no solo por su historia industrial, sino por saber reinventarse, convirtiéndose en un punto clave para el desarrollo de la innovación, la tecnología y la creatividad.
El territorio ha apostado fuertemente por un modelo económico basado en la colaboración público-privada, en el que la investigación, el desarrollo, la innovación y la creatividad se han convertido en pilares fundamentales para su crecimiento y desarrollo.
El impulso a la innovación ha generado un entorno, donde tanto grandes corporaciones como startups encuentran un espacio para crecer. Se ha abierto un abanico de oportunidades laborales y se fomenta de manera constante el nacimiento de nuevos proyectos. La interrelación entre instituciones públicas y privadas ha permitido que el talento se canalice hacia propuestas exigentes, disruptivas y de impacto global, abriendo puertas a nuevos modelos de negocio. Este compromiso con la excelencia se traduce en un impacto positivo no solo en el sector tecnológico, sino también en la revitalización de la economía local, la mejora de la competitividad y la atracción de capitales nacionales e internacionales.
Aquí hemos encontrado referentes sólidos y una fuente continua de inspiración. Muchas empresas vizcaínas cuentan con una fuerte presencia en el ámbito de la I+D, fomentando una cultura de innovación constante. Algunas de estas compañías llevan generaciones adaptándose a los nuevos tiempos, evolucionando con ellos y contribuyendo a generar empleo, al desarrollo y a la riqueza en el territorio.
En paralelo, el compromiso de las instituciones públicas es clave. Su apoyo constante y la eliminación de barreras burocráticas ha creado un entorno ágil, donde los proyectos no se quedan en la teoría. Se ejecutan, se testean, se perfeccionan. Y, sobre todo, responden de forma real a los retos sociales y económicos actuales, lo cual resulta fundamental para fomentar la competitividad. La coordinación entre diferentes agentes ha permitido que los proyectos de innovación no se queden en la teoría, sino que encuentren en la práctica respuestas efectivas a las demandas sociales y económicas reales y de actualidad.
Iniciativas como las de la Diputación Foral de Bizkaia para atraer empresas del ámbito cultura y espectáculo refuerzan este compromiso. Nosotros mismos formamos parte de este ecosistema desde un lugar tan simbólico como la torre BAT, espacio de referencia para el emprendimiento y la innovación, donde conviven más de 800 profesionales de distintos sectores. Aquí, hemos encontrado nuestro océano. Este tipo de infraestructuras proporcionan el espacio y los recursos necesarios para probar, desarrollar y escalar nuevas ideas, además de ofrecer herramientas a disposición del emprendimiento, la creatividad y la innovación.
El modelo nos coloca en una posición estratégica en cuestiones como atracción de talento, inversiones en industrias creativas, y desarrollo de un ecosistema artístico de vanguardia e innovación.
El ecosistema vizcaíno demuestra que es posible combinar tradición e innovación, preservando la identidad local mientras se abren nuevos horizontes de desarrollo. El modelo de Bizkaia genera empleo y riqueza, y fomenta una cultura de progreso y resiliencia frente a las turbulencias del mercado global. Un territorio que no solo avanza, sino que invita a avanzar con él.
Por eso, una empresa como la nuestra, como Elrow, está aquí. Porque creemos que el futuro se construye en comunidad, con visión y con propósito. Y porque Bizkaia nos ha demostrado que es mucho más que una pecera: es un océano donde las ideas pueden crecer sin límites. El territorio ha sabido reinventarse y mirar hacia el futuro sin olvidar sus raíces, impulsando un cambio que trasciende fronteras y se proyecta como un modelo a seguir en el ámbito de la innovación, la creatividad y el desarrollo económico.