La guerra comercial global de Estados Unidos y el 'apaciguamiento' de la guerra en Ucrania
- Trump tan solo beneficia a Putin a costa del resto del mundo, incluyendo a EEUU
- Si Washington prevé que el alza del gasto militar reduzca su déficit, está equivocado
Francisco de la Torre Díaz
Madrid,
La guerra es la continuación de la política por otros medios… la guerra debe tener un objetivo político". La clásica definición de Clausewitz también se aplica a las guerras comerciales. El gran problema de Estados Unidos no es que haya endurecido su política de aranceles, sino que le ha declarado la guerra "comercial" a casi todo el mundo a la vez: Canadá, México, China y la Unión Europea. Ni Estados Unidos, ni prácticamente nadie va a ser más próspero como consecuencia de las políticas arancelarias de Trump, incluso aunque nadie aplicase medidas de represalia, que ya han empezado y se endurecerán.
Empecemos por el principio, el arancel es uno de los impuestos más antiguos, esencialmente porque es muy fácil de aplicar. Basta con exigir el impuesto a los productos que pasan por una aduana. En principio, el objetivo de un arancel es proteger la producción interna, que no está sujeta al arancel. Como ha señalado J.D. Vance, vicepresidente de los Estados Unidos, es fácil evitar los aranceles, basta con producir en Estados Unidos. Con esa política se incentiva una producción más ineficiente y cara. Esto empobrece al consumidor norteamericano que, o bien paga más caros los productos importados, o bien consume ahora productos norteamericanos más caros y peores que antes no consumía. Cuando esto ocurre con casi todos los productos, pasan dos cosas, por una parte, que los precios suben, y por otra, que el consumidor es más pobre porque con los mismos dólares puede comprar menos.
Antes de entrar en la inevitable respuesta, es decir, en la guerra comercial, algunas cuestiones que complican estos aranceles trumpistas. Por una parte, son bastante imprevisibles y no están diseñados. Se pasa de un día para otro de un arancel del 100% a todos los productos mexicanos y canadienses (salvo el petróleo que se quedaba) en un 10%, a suspenderlos y reimplantarlos de un día para otro. Después de reintroducirlos al 25%, se vuelven a suspender. Esto genera un riesgo y una imprevisibilidad, que impide tomar decisiones de negocio o de inversión. Esto es un daño en sí mismo y lo han reflejado las bolsas. Además, como no se excluyen las materias primas, ni siquiera se gana competitividad. Por ejemplo, si el acero sube de precio por los aranceles, los automóviles fabricados en Estados Unidos son más caros, tanto para el consumidor norteamericano, como para la exportación. Por eso, empresa se va a instalar en Estados Unidos para evitar los aranceles, porque son imprevisibles, van a aumentar sus costes y porque sabe que, como habrá represalias, también tendrán mucho más complicado exportar desde Estados Unidos.
Esto acabará provocando un shock de oferta en todo el mundo desarrollado, aunque más elevado en Estados Unidos, que es quién aplica aranceles a casi todos sus antiguos "socios comerciales", que no se los aplican entre sí. Por cierto, a corto plazo, los precios subirán en Estados Unidos. La inflación fue el factor económico más relevante en el triunfo de Trump en noviembre. Ahora, esta política es gasolina para que la inflación norteamericana se dispare. La única forma de que no lo hiciese sería que la Reserva Federal subiese los tipos de interés. Pero eso perjudicaría el crecimiento en Estados Unidos. Recordemos que el paro en Estados Unidos subió muchísimo en febrero con el mayor repunte desde 2020. Por cierto, los recortes de Musk y su motosierra fueron responsables de una parte, pero la mayor parte de los empleos se perdieron en el sector privado. Además, si Estados Unidos tiene que subir los tipos de interés, la financiación de su deuda se hará más cara, y ya se parte de un déficit público del 7%.
China y Canadá ya han empezado a aplicar aranceles a los productos norteamericanos, y Europa está esperando que se materialicen las amenazas de Trump para imponerlos. En esta cuestión, España no puede actuar por su cuenta. No es que sea recomendable la unidad europea, es que no queda más remedio porque estamos en una unión aduanera. El arancel se exige, al mismo tipo en cualquier aduana europea al mismo tipo, y luego el producto puede circular libremente por toda la Unión. Esto quiere decir que no podemos responder unilateralmente a medidas arancelarias que sólo afecten a nuestros productos. Y que la respuesta europea a los aranceles norteamericanos encarecerá también nuestras importaciones, aunque la Administración Trump no incrementase aranceles a productos españoles (que ahora parece que lo acabará haciendo).
Además de las subidas de los aranceles, Canadá ya ha anunciado "otro tipo de medidas". Esto significa boicots comerciales, cortes de suministro de electricidad, de materias básicas… Y todo esto puede ser, con bastante probabilidad, mucho más dañino para las economías implicadas. Por supuesto, Trump ha anunciado aranceles de represalia. Seguramente, tanto China como la Unión Europea tampoco se limiten a aumentar aranceles. Naturalmente, la animadversión europea (y canadiense) a las políticas norteamericanas es la más elevada que se recuerda, y no sólo por los aranceles, sino por el giro de 180 grados en la cuestión de Ucrania.
Esto quiere decir que, si Estados Unidos esperaba que el aumento del gasto militar en Europa iba a reducir su déficit comercial, se está equivocando, porque no parece que ningún país europeo vaya a comprar material americano en estas condiciones. Además, aunque no fuese sólo por eso, no se consigue ningún tipo de autonomía estratégica si el proveedor te puede prohibir utilizar las armas, o te deja sin suministros, cuando las necesitas. Y no es algo hipotético, es simplemente lo que le ha pasado a Ucrania con los antimisiles Patriot, o los misiles de largo alcance Himars. Por otra parte, como China también ha anunciado un aumento del presupuesto militar, los eventuales ahorros que Estados Unidos va a tener que destinarlos al Pacífico. En resumen, es posible que una parte de la estrategia norteamericana pudiese tener cierto sentido, por ejemplo, obligar a Europa a hacerse cargo de su defensa, pero ejecutarla de forma caótica y chapucera probablemente no obtenga los mejores resultados, por ser suaves.
Irónicamente, la retirada norteamericana del apoyo a Ucrania no parece que vaya a conseguir que se inicien conversaciones de paz. Por una parte, los ucranianos podrían estar dispuestos a ceder territorios, pero quieren estar seguros de que Rusia no volverá a atacar en cuanto se haya recuperado. Por otra, para la Rusia de Putin, Ucrania simplemente no debería existir porque, en su visión nacionalista, Ucrania no sólo es parte del imperio ruso, sino el corazón donde nació Rusia. Ni Rusia ni tampoco Ucrania tienen recursos para mantener indefinidamente la guerra, pero en ambos casos sí que hay un objetivo político claro e incompatible, no como en la guerra comercial de Trump. Va a ser complicadísimo que Rusia y Ucrania se sienten en una mesa, y aún menos que alcance no ya un acuerdo de paz, sino simplemente un armisticio. Pero, será simplemente imposible si Putin sigue creyendo que Estados Unidos le puede hacer todo el trabajo para dejar un gobierno desmilitarizado y títere en Ucrania. Esto no sólo es inadmisible para Zelenski, sino para cualquier europeo que no haya perdido completamente el juicio.
El escenario al que nos lleva todo esto no es precisamente positivo. El bienestar global se va a ver comprometido. Vamos hacia un mundo en el que los países gasten más en defensa. Esos recursos no se podrán a destinar a otros fines. Pero, además, a nivel global se producirá menos, porque no se producirá donde sea más eficiente, sino que la localización de las industrias la fijarán los aranceles, o las medidas de represalia comercial. Esto genera una enorme incertidumbre, lo que lleva a reducir la inversión, lo que acentúa el empobrecimiento.
Toda esta estrategia de la Administración Trump, guerra comercial al mismo tiempo con aliados y rivales, China, mientras se intenta forzar la paz en Europa, abandonando al más débil e invadido, no está funcionando, y de momento sólo está beneficiando a Putin a costa del resto del mundo, incluyendo a Estados Unidos. La pregunta es cuánto tiempo va a pasar hasta que se reformule, en todo o en parte. De esa respuesta depende casi todo…