Opinión

2025, un año de buenas expectativas económicas

  • El crecimiento para este año será de un 2,4% siendo mayor que el de Alemania, Francia o Italia
  • España es la locomotora de Europa bajo una posición privilegiada

Pedro Casares Hontañón

Si algo ha demostrado España en los últimos años es la capacidad de superar todas las previsiones y 2024 ha vuelto a ser otro buen año para demostrarlo.

Y los datos de empleo, a cierre del año, son un buen reflejo de este contexto: En los últimos doce meses se han creado 502.000 nuevos puestos de trabajo, hay 21,3 millones de afiliados a la Seguridad Social, llevamos 56 meses consecutivos de creación de empleo, se han generado 2,4 millones de nuevos empleos desde la reforma laboral, y tenemos la tasa de desempleo más baja en 17 años, desde 2007.

En materia de crecimiento también iniciamos 2025 con buenos datos a cierre del año. Las perspectivas iniciales que el Gobierno preveía para el conjunto del 2024 eran de un crecimiento del PIB en el entorno del 2 por ciento, y finalmente, tras el impulso de los dos últimos trimestres del año, el crecimiento económico de nuestro país superará la barrera del 3 por ciento, casi cuatro veces más que la media de la zona euro que está en el entorno del 0,8 por ciento; y aportamos el 40 por ciento del crecimiento económico de Europa.

Pero no solo eso, nuestro país ha sido también la economía desarrollada del mundo con mejor comportamiento en 2024 entre los treinta y siete países que forman la OCDE. Esto no es la primera ocasión que ocurre.

Desde la irrupción de la pandemia y la respuesta de una política económica sin precedentes con el desarrollo de los fondos europeos, canalizados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, la economía española está demostrando un mejor comportamiento, por cuarto año consecutivo, que el del resto de países de nuestro entorno; y con mejores perspectivas que las otras tres grandes economías europeas, Alemania, Francia e Italia.

Todos los años las previsiones se han revisado al alza a lo largo de los diferentes trimestres, tras comprobar el buen comportamiento económico y se han superado las previsiones iniciales. Así, en 2021, la previsión de crecimiento del Gobierno, en línea con todos los organismos nacionales e internacionales, públicos y privados, era de un 6,5 por ciento; y finalmente, crecimos un 6,7 por ciento; en 2022, la previsión era de un 4,4 por ciento y lo hicimos un 6,2 por ciento; y en 2023 era del 2,1 por ciento y fue del 2,7 por ciento.

Año a año se han superado todas las previsiones, mostrando una mayor fortaleza de la economía española, provocada por la fuerte creación de empleo desde la aprobación de la reforma laboral en 2021, por una creación de empleo también de mayor calidad y estabilidad -como avalan los datos de contratación indefinida o el incremento de puestos de trabajo de alto valor añadido.

Pero, también, otros factores como la rápida recuperación del sector turístico, el aumento del consumo de los hogares, la evolución favorable de las exportaciones, el control y moderación de la inflación o la capacidad de reducir la deuda y el déficit por encima de las previsiones iniciales del propio Gobierno. Además, de la reducción de desequilibrios históricos de la economía española como la temporalidad o la baja productividad gracias a una política útil, ambiciosa y eficaz para transformar nuestro modelo productivo.

El 2025 también va a ser un buen año para España, que seguirá liderando el crecimiento de Europa, con previsiones en el entorno del 2,4 por ciento, muy por encima de las otras tres grandes economías europeas. Lo mismo ocurrirá en 2026, cuya perspectiva inicial es crecer en el entorno del 2,2 por ciento.

Todo esto sitúa a nuestro país en un posicionamiento privilegiado, en el que nunca había estado en ocasiones anteriores en periodos de recesión y crisis económica. Teniendo como ejemplo más reciente la crisis financiera, cuya respuesta neoliberal tuvo pésimas consecuencias sobre nuestra economía, sobre la actividad productiva y el empleo llegando a alcanzar cifras escandalosas de desempleo en el entorno del 27 por ciento.

Hoy, España es la locomotora del crecimiento europeo porque ha sabido hacer de la necesidad, virtud; y ha logrado aprovechar los fondos europeos para modernizar la actividad productiva, transformar la industria, apostar por la ciencia, la innovación y el desarrollo tecnológico; y está desplegando gracias a los proyectos estratégicos vinculados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Toda una nueva actividad en clave ecológica y digital vinculada a sectores productivos con capacidad de permanencia en el tiempo, como es la apuesta por el hidrogeno renovable, la descarbonización industrial y la transición hacia industrias generadas por energías limpias o la inversión para la fabricación de baterías y otros componentes para vehículos eléctricos. También, gracias a importantes reformas estructurales, la mejora del clima de negocios y el marco normativo e institucional.

España afronta, por tanto, en 2025 un futuro con buenas expectativas económicas en el que están garantizados el progreso y crecimiento del PIB, la creación de empleo, la reducción de las desigualdades con políticas como la revalorización de las pensiones o la subida del salario mínimo interprofesional, acompañado por la progresiva reducción del déficit y de la deuda para cumplir los objetivos marcados por la Comisión Europea. Un crecimiento sólido, dinámico y equilibrado, en el que todas las previsiones iniciales prevén que siga siendo superior al de la media de la zona euro.