Opinión

La tensión en el campo español por el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur

  • Rafael Sánchez de Puerta, director general de Dcoop

Rafael Sánchez de Puerta

La semana pasada comenzó con una concentración de miles de agricultores y ganaderos a las puertas del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en Madrid, convocados por las organizaciones agrarias Asaja y COAG. Los agricultores y ganaderos han vuelto a salir a las calles para protestar, como ya lo hicieron a comienzos de este año por razones como la implantación de la Ley de la Cadena Alimentaria o la firma de pactos con Mercosur (Mercado Común del Sur), una alianza económica integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Como si de una visión se tratase, ya en aquellas protestas por numerosas ciudades de la geografía nacional mostraron su descontento con el apoyo de la Unión Europea a una política que, creemos, va en contra del trabajo en el campo en muchas ocasiones. La llama se ha vuelto a encender tras el acuerdo de libre comercio entre la Comisión Europea y Mercosur el 6 de diciembre.

Esta situación, que va mucho más allá del campo, se produce en un momento de convulsión en Europa a nivel política, por lo que los que trabajamos y defendemos el campo no queremos que la agricultura y la ganadería sea moneda de cambio de estrategias geopolíticas. El Mercosur, con, aproximadamente, 275 millones de habitantes, es el mayor productor de alimentos del mundo, por lo que para estos países es interesante exportar productos agrícolas. Por el contrario, la Unión Europea es una gran productora de bienes industriales y servicios. Pero se observa que nuevamente el pagano de estos acuerdos va a ser la agricultura europea, con el peligro que tiene para la soberanía alimentaria de la UE.

Si tenemos la suerte de vivir en una parte del planeta donde podemos producir alimentos de calidad, hay que plantearse la dependencia de fuera de nuestras fronteras en alimentación. Ya vimos el riesgo que esto conlleva, por ejemplo, cuando se tuvo que parar la producción de automóviles por la falta de chips de China o cuando en la crisis del covid, dependíamos del exterior porque Europa había desmantelado su industria.

Interrogantes

Pero hay más. Nos hacemos dos preguntas:

-¿Ese acuerdo implica que va a haber las mismas condiciones para ambas partes? Si en Europa hay cada vez normas más estrictas, por ejemplo, en bienestar animal o en legislación en productos fitosanitarios, ¿se va a exigir lo mismo para la otra parte? Habría una desventaja competitiva tremenda. Esto es lo que se conoce como las cláusulas espejo.

¿Qué hacemos con la Ley de la Cadena Alimentaria? Se supone que la Ley impide que se venda por debajo de los costes de producción. Si no se ponen en práctica las cláusulas espejo y comienzan a entrar en la Unión Europea productos que se venden por debajo de los costes de producción en España o en Europa, ¿qué hacemos?

Todavía el acuerdo está por ratificarse. Habrá productos y sectores que se beneficien y otros que se perjudiquen. El gobierno español es muy proclive, pero hay otros países europeos recelosos. El sector agrario espera poder participar para responder a las grandes preguntas planteadas.