Opinión
Un plan de reconstrucción de Valencia que no debe repetir errores de los Next Generation
Ángel C. Álvarez
La ola de devastación que ha dejado a su paso por la provincia de Valencia la DANA del pasado 29 de octubre una altísima factura tanto en número de vidas como en los daños materiales para miles de personas que lo han perdido casi todas. La tarea para reconstruir los municipios con muchas de sus calles prácticamente borradas será titánica y por ello resultan esenciales las lecciones de la última gran crisis, la de la pandemia del Covid y la que se planteó como gran salida para la recuperación, los fondos Next Generation.
Los continuos retrasos en la planificación primero y la gestión después, sumados a las condiciones y requisitos impuestos en muchos casos, hicieron que la confianza inicial de muchas empresas en esa herramienta para afrontar una nueva etapa tras la crisis sanitaria no se correspondiera con la realidad posterior.
Precisamente en una emergencia como la que sacude Valencia, la rapidez y la celeridad en aplicar las medidas para intentar volver a algo que se parezca a la normalidad en las zonas destruidas y que los damnificados puedan recuperar sus vidas tiene que ser prioritario.
Especialmente porque la concentración en zonas muy concretas de la geografía de Valencia hace que la catástrofe se cebe en familias enteras que tras haber vivido situaciones agónicas ahora en su día a día se enfrentan a montañas de tramitaciones para intentar obtener ayudas con las que reponer lo perdido.
La situación de negocios y empresas, la vida económica de esas poblaciones, es exactamente la misma. La racanería en las ayudas directas planteadas hasta ahora pueden hacer peligrar que muchos ni siquiera se planteen intentar volver a levantar una persiana, que incluso ha desaparecido con el barro.
En la pandemia, cerca de un 20% de la hostelería no volvió a abrir. En la 'zona cero' donde se ha perdido todo y sigue siendo una incógnita para muchos cuando podrán volver a facturar esa referencia podría quedarse corta.
Y medidas como condicionar las ayudas a si se está al día en el pago con las Administraciones no parece que vayan a ser un incentivo. Aunque los créditos ICO pueden ser una alternativa para dar liquidez, lo cierto es que también hay que recordar que la posición de partida de muchas pymes, que aún siguen arrastrándolos.
En el caso de los Next Generation, paradójicamente sus continuos retrasos pueden convertirlos ahora en una palanca si se reconducen con eficacia los fondos que siguen sin ejecutarse para poder financiar la reconstrucción y la reactivación.
Lo que está en juego es la supervivencia de parte del tejido económico valenciano y, con ellos, los puestos de trabajo de muchos de los afectados que aún ven con incertidumbre su futuro.