Opinión

El 'Informe Draghi', rampa de despegue para el tejido empresarial español

  • Muchas de sus propuestas se terminarán aplicando por fuerza gravitatoria
  • Ha sacudido los cimientos de la planificación económica comunitaria

Ignacio Aguirreche Schaafsma

Se titula 'El futuro de la competitividad europea' y ha irrumpido como un ciclón en las primeras planas del país, aunque seguramente a pocos les resulte familiar bajo esa nomenclatura. El llamado 'Informe Draghi', elaborado por el prestigioso exmandatario italiano del Banco Central Europeo y presentado el pasado 9 de septiembre, sacude los cimientos de la planificación económica comunitaria y plantea la necesidad de dar un golpe de timón en la forma de hacer las cosas. El viejo continente se desangra y necesita revertir su declive productivo para no terminar engullido por los tiburones del mercado global.

Es probable que las 170 propuestas recogidas en sus 328 páginas no lleguen a llevarse a la práctica de forma íntegra, pero la previsible aplicación parcial del 'Informe Draghi' dibujará escenarios inéditos que resultarán traumáticos para unos y beneficiosos para otros. Es lo que suele ocurrir en las revoluciones. Merece la pena, atendiendo a esto, reflexionar sobre el impacto que el plan puede tener en el futuro de las empresas españolas y cómo impulsará la revitalización de un tejido anestesiado.

Uno de los puntos medulares del documento señala en rojo la problemática de la baja productividad, en tasas alarmantes en Europa como consecuencia de factores entre los que destacan los demográficos —se pierde población activa a ritmo vertiginoso— pero también otros vinculados al impulso insuficiente de la transformación digital de las empresas. Este aspecto, por ejemplo, en España presenta un horizonte mejorable. Un estudio de la Fundación Telefónica revelaba que en 2023 un total de 124.400 puestos de trabajo vinculados a lo digital quedaron sin cubrir en nuestro país por falta de perfiles, lo que generó pérdidas por valor de 14.000 millones.

Nuestro avance en la materia es lento y la propia UE nos dio un tirón de orejas en 2022, urgiendo a España a triplicar la producción de perfiles tecnológicos para responder a la demanda. Sin profesionales la digitalización no despega y, por ende, las posibilidades de desarrollo productivo a partir de la innovación tampoco. Es precisamente este último aspecto uno de los que más preocupan a Draghi frente a los números que exhiben potencias como Estados Unidos o China. Nuestras organizaciones invierten menos en I+D y no rentabilizan lo suficiente sus proyectos estratégicos.

Sirva como ejemplo un dato para poner en relieve el atraso innovador de la UE frente a las industrias del futuro: el gigante norteamericano ha invertido 248.000 millones de dólares en desarrollo de Inteligencia Artificial a lo largo de la última década, según un estudio de la Universidad de Stanford. En ese mismo periodo China comprometió 95.000 millones, mientras que los países europeos que más gastaron en ello —Alemania y Francia— apenas superaron los 7.000 millones.

El impulso al plan de aceleración productiva de Europa hará necesario el despliegue de unos 800.000 millones de euros anuales, según señala el 'Informe Draghi' en sus conclusiones. Esa cuantía, nunca antes vista en la historia de la región, se repartiría por sectores y países con el objetivo de hacer posible una trasformación destinada a situar a las empresas en la carrera por volver a los primeros puestos del ranking del desarrollo global. Se potenciarán los proyectos y se buscará que no haya ideas que se queden en el cajón para más adelante.

El despliegue de dichas medidas, llegado el caso, situaría a las empresas españolas ante unas partidas inéditas que pueden ayudar a sortear uno de los obstáculos principales frente a la innovación: la dificultad de financiación. Esto es algo que frena de manera particular a pymes y startups, mayoritarias en nuestro tejido empresarial, que a menudo se enfrentan a no poder desarrollar sus proyectos al ritmo y en los términos deseados por factores de liquidez. Así lo corrobora, por ejemplo, un informe de la patronal de las Sociedades de Garantía Recíproca (CESGAR), que señala que a lo largo de 2023 el 54,2% de las pymes españolas tuvo necesidades de financiación.

No sería el único aspecto del 'Informe Draghi' que puede impulsar a las organizaciones. El documento sitúa en el punto de mira la fiscalidad y las trabas regulatorias del mercado, señalándolas como excesivas en muchos aspectos y planteando la necesidad de rebajarlas para poder competir con otras regiones. Una vieja reivindicación de los emprendedores que, en caso de verse satisfecha, tendrá un efecto inmediato sobre la velocidad productiva de nuestras empresas. No olvidemos, además, que España se encuentra en el top ten mundial de los países que más talento innovador atraen.

En el apartado de tasas e impuestos destaca el plan del acceso asequible a objetos de consumo esenciales como la energía. La idea de que las empresas puedan ver reducida su factura en estas partidas potenciaría a sectores como el tecnológico y contribuiría al fortalecimiento de su músculo innovador, a partir de la estabilidad y un clima de mayor confianza financiera. El aspecto anímico, en muchos casos, es la mejor vitamina para que pueda aflorar el talento en todo su potencial.

Por todo ello, el 'Informe Draghi' cuenta con sólidos argumentos para ser acogido con optimismo por parte de las empresas españolas. Su aplicación a medio plazo no se puede dar por hecha y dependerá de la capacidad de consenso de una Europa en la que conviven sensibilidades diversas. No obstante, la contundencia del diagnóstico invita a pensar en que muchas de sus propuestas se terminarán aplicando por fuerza gravitatoria. Y frente a ello, conviene que las empresas de nuestro entorno no pierdan el foco, a fin de aprovechar uno de los potenciales mejores marcos de oportunidad de las últimas décadas.