Opinión

La tendencia que viene: ¿invertiría su dinero dónde diga una inteligencia artificial?


    Jordi Sabater
    Barcelona,

    En esta inmensa mezcla de términos ambiguos y conceptos muy generales o atrevidamente concretos que nos está trayendo el tsunami tecnológico de la IA, los agentes de inteligencia artificial (AI Agents) han irrumpido en la conversación tecnológica.

    Aunque para muchos puede sonar como algo sacado de la ciencia ficción, lo cierto es que su aplicación está mucho más cerca de lo que parece. Pero, ¿qué son exactamente estos agentes de IA y por qué deberíamos prestarles atención?

    Un agente de Inteligencia Artificial (IA) es un programa informático diseñado para actuar de forma independiente en un entorno determinado, con el fin de alcanzar objetivos específicos. Imaginen un asistente virtual muy avanzado que no solo responde a preguntas, sino que también puede tomar decisiones y realizar acciones por sí mismo.

    Estos agentes parecen listos. No solo siguen instrucciones predefinidas, sino que aprenden, se adaptan y, lo más importante, interactúan con su entorno y con otros agentes o personas.

    Lo que distingue a un agente de IA de otros sistemas de IA son, entre otras cosas, los siguientes puntos: percibir su entorno (recopila información), procesar esa información (analiza los datos que recoge para entender su situación actual), tomar decisiones (basadas en este análisis), actuar de forma autónoma (ejecutar las decisiones sin necesidad de intervención humana directa) y aprender y adaptarse (mejorar basándose en su experiencia).

    Estamos hablando de sistemas que, por su capacidad de evolución y aprendizaje continuo, pueden mejorar con cada interacción. Estamos en otra partida. Y ya se está jugando.

    Por ejemplo, mientras que un sistema de IA tradicional como un traductor automático simplemente convierte texto de un idioma a otro, un agente de IA podría actuar como un asistente de idiomas que no solo traduce, sino que también aprende sus preferencias de estilo, sugiere mejoras en su comunicación, y hasta programa reuniones con hablantes nativos para mejorar sus habilidades lingüísticas.

    Quizá uno de los ejemplos más tangibles de los agentes de IA sea el de los asistentes virtuales. Son ejemplos familiares de agentes de IA en nuestra vida cotidiana. Estos sistemas realizan tareas cada vez más complejas con creciente autonomía, como programar recordatorios, controlar dispositivos del hogar o hacer compras en línea.

    Sin embargo, en el mundo empresarial y financiero, existen agentes de IA mucho más avanzados y especializados. Estos agentes más sofisticados pueden analizar grandes volúmenes de datos financieros, predecir tendencias de mercado o incluso ejecutar transacciones complejas, tareas que van mucho más allá de las capacidades de los asistentes domésticos que conocemos.

    Ventajas y oportunidades

    La adopción de estos agentes de IA ofrece claras ventajas, como la automatización de tareas repetitivas, la capacidad de procesar grandes cantidades de datos en tiempo récord o la personalización.

    En el sector financiero, por ejemplo, ya vemos agentes IA que están transformando las operaciones financieras de forma tangible: asesores financieros automatizados (Robo-advisors), evaluación de riesgos crediticios, atención al cliente personalizada, cumplimiento normativo. agentes de trading algorítmico, detección de fraudes, gestión de riesgos, etc...

    Es evidente el impacto que esta tecnología está teniendo en la forma en que se gestionan las finanzas y se toman decisiones en el sector

    Puntos negativos y riesgos

    Sin embargo, no todo es positivo. Uno de los principales desafíos de los agentes de IA es la falta de control humano en determinadas decisiones críticas. ¡No olvidemos que se toman decisiones! ¿Qué ocurre si un agente comete un error en campos como las inversiones financieras o la medicina? La falta de una supervisión constante por parte de los humanos puede acarrear problemas significativos.

    Además, la dependencia tecnológica es otro riesgo a tener en cuenta. A medida que los sistemas automatizados se hacen cargo de más tareas, las empresas pueden volverse demasiado dependientes de ellos, perdiendo habilidades clave en el proceso. Esta dependencia también plantea preguntas sobre la seguridad y el uso indebido de datos. Si un agente de IA tiene acceso a información sensible, como datos financieros o de salud, ¿qué pasaría si esos datos cayeran en las manos equivocadas?

    ¿Hacia dónde nos dirigimos?

    Los agentes de IA seguro que van a transformar, si no lo están haciendo ya mismo, múltiples industrias. Pero su adopción debe ser consciente y cuidadosa. Las empresas que logren aprovechar estas tecnologías tendrán una ventaja clara en cuanto a eficiencia y personalización, pero también deben estar preparadas para gestionar los riesgos que conllevan. Es y será un equilibrio complejo.

    La pregunta no es si los agentes de IA cambiarán nuestra forma de trabajar y vivir, sino cómo podemos asegurarnos de que lo hagan de manera segura y beneficiosa para todos.