Subida constante de cotizaciones

En poco más de cuatro meses, la cotización social creada para nutrir el Fondo de Reserva de la Seguridad Social –la hucha de las pensiones– volverá a incrementar el tipo que aplica sobre todos los asalariados, autónomos y empresarios.

Desde 2023 hasta 2029, su incremento será de una décima anual y, el año próximo, situará el gravamen del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) en el 0,8%. Un porcentaje en apariencia tan reducido tiene, sin embargo, un efecto notable si se calibra en el desembolso en euros al que aboca. Aunque el efecto será muy variable según los sueldos, en promedio se puede hablar de un pago extra de 20 euros en las cotizaciones cada trabajador que el MEI se encargará de recaudar.

En conjunto, este mecanismo recaudará cerca de 200 euros por cada trabajador en 2025 y seguirá aumentando en los años posteriores. Mermará con ello las nóminas, subirá los costes laborales y no supondrá mejora alguna en las prestaciones a las que tendrán derecho los futuros jubilados. Incluso cabe poner en duda los efectos beneficiosos del MEI en la hucha de las pensiones. No en vano los expertos coinciden en que el Fondo de Reserva contará, pese a todo, con recursos insuficientes para paliar el desequilibrio que provocará el retiro masivo de la generación del baby boom.

Ese desafío requería también medidas de contención del gasto que la reforma de pensiones ignoró, en beneficio de una mayor presión sobre los ingresos de la Seguridad Social a través del propio MEI o de la constante alza prevista de la base máxima de cotización. Es una receta equivocada por su incapacidad de responder a los problemas del sistema público de protección al tiempo que plantea otros nuevos al mercado de trabajo y al crecimiento económico.