A vueltas con los horarios del trabajo
- España recoge las mayores jornadas laborales de Europa que exponen la precariedad salarial
Joaquín Leguina
El Ministerio de Trabajo y los dos grandes sindicatos (UGT y CC.OO.) parecen dispuestos a reducir los horarios de trabajo en España, y razones hay para ello, pero unas medidas generalistas en ese campo pueden provocar problemas irresolubles en las pequeñas y medianas empresas, en la cuales trabajan buena parte de los asalariados.
Es cierto que en España la jornada de trabajo de muchos asalariados se alarga más que en otros países europeos: Muchos comercios cierran en días laborables a las 21.00 y los bares y restaurantes mucho más tarde. Y cuando los empleados de estos negocios trabajan 40 horas, abundan los turnos partidos, de forma que el trabajo se extiende más todavía a lo largo del día.
Emilio Sánchez Hidalgo ha recogido lo que ocurre con el horario en el sector hotelero. Por ejemplo, la narración de una trabajadora canaria en un hotel:
"Yo estuve muchos años con horario partido y era terrible. Trabajaba en un hotel de 8.00 a 12.00 para los desayunos y de 18.00 a 23.00 para las cenas. Así es imposible desconectar, es como si trabajaras todo el día".
Hay que tener en cuenta que a estos horarios debemos sumarle los desplazamientos. "Lo peor es que muchos trabajadores tienen estos turnos y se forman unas caravanas increíbles, de hasta una hora. Es tiempo que no descansas".
Por otra parte y siempre referido a este sector, ocurre algo parecido en las mayores cadenas hoteleras, en las que el trabajador no sabe cuándo va a trabajar hasta el día anterior.
"Si conocieras tus turnos con un mes de antelación –señala un trabajador- o con unas semanas, podrías planificar tu vida. Pero así es imposible, siempre a expensas de ver cuándo te toca. Los jefes se justifican diciendo que no pueden saber cuánto trabajo van a tener y que por eso hasta el último momento no te lo dicen. Es algo matador y mentalmente pasa factura".
Pero el problema no se centra sólo en el sector hotelero. Según Eurostat, en España la jornada laboral es muy dispersa: entre las 8.00 y las 8.10 trabajan o estudian el 14,3% de los españoles y entre las 20.00 y las 20.10, el 10,9%. Y, por ejemplo, en Italia hay más personas que en España trabajando o estudiando a primera hora (20,2%) y a última hora de la tarde sólo el 4,3%.
En España se madruga algo menos pero se trabaja hasta mucho más tarde. De los países que recoge Eurostat en ningún otro hay tantas personas trabajando entre las 18.00 y las 20.00 como en España.
Parece evidente que la dispersión en el trabajo asalariado, sobre todo en servicios turísticos, debería rebajarse pues, como se acaba de narrar, esos trabajadores (y sobre todo las trabajadoras) se ven sometidos a una presencia laboral con frecuencia insoportable, a lo cual se unen unos salarios bajos que conducen a una auténtica explotación. Y dado el peso que el turismo tiene en el PIB español, todo conduce a que nuestro país sea cada vez menos potente desde el punto de vista salarial. Un proceso –el de bajos salarios y extensos horarios laborales- que anuncia un futuro nada bueno.