Opinión

La nueva financiación ajena, alternativa para las 'startups' (y II)

  • Revista de Buen Gobierno, Iuris & Lex y RSC
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Pedro B. Martín Molina

El control total. A diferencia de las inversiones convencionales, con el crowdfunding para startups no existe el riesgo de perder el control de la empresa al recaudar fondos. Se puede decidir cómo estructurar la campaña, incluso cuánto pedir, y luego decidir cómo dirigir la empresa una vez obtenido el capital.

La atracción al cliente. Promocionar una campaña de crowdfunding es una forma de generar un impulso temprano e interés en el producto o servicio a comercializar. Los posibles clientes de los servicios o productos están pendientes de cómo marcha el proyecto empresarial. De esta forma, se establecen unas relaciones tempranas con ellos y ello sirve de preparación para el momento de la actividad.

Las numerosas opciones. Hay docenas de plataformas de crowdfunding disponibles para la financiación de una startup. Existe la posibilidad de elección del método que más convenga a los intereses del emprendedor a la hora de buscar su financiación.

Entre los inconvenientes se mencionan los siguientes:

El rechazo. El hecho de tener una idea sólida no significa que la plataforma de crowdfunding que se vaya a escoger la acepte. Algunas plataformas de financiación colectiva son abiertas y fáciles de usar, otras de las plataformas más populares tienen reglas muy detalladas para lo que está permitido y lo que no. Si no cumple con todos sus requisitos, es posible que no la den por válida. Por tanto, no es una vía de financiación que asegure al emprendedor al 100% el dinero que necesita para el desarrollo de su idea.

La competencia. Una vez aceptada la campaña por la plataforma, existe una dura competencia. El crowdfunding es increíblemente popular debido a sus ventajas inherentes. Hay innumerables proyectos en marcha en cualquier plataforma importante en la actualidad. Encontrar un lugar para el proyecto requiere un plan detallado de ataque y una forma inteligente de diferenciación de los potenciales competidores más cercanos.

Alcanzar el umbral. En algunas plataformas de financiación colectiva se debe establecer un umbral que el producto o servicio deba alcanzar. Se trata de un objetivo que, si se cumple, considera su proyecto financiado. La desventaja es que, si no cumple con ese umbral, no se recibe nada del capital. Ni siquiera de personas que ya se han comprometido con ello.

Las cuotas. La mayoría de las plataformas de financiación colectiva reciben un porcentaje de las contribuciones. Estas tarifas son mínimas, pero aun así pueden reducir la cantidad de dinero que se obtendría de otra manera. Se debe tener en cuenta esto a la hora de marcar el objetivo a conseguir.

La filtración de información. Mostrar el producto final o el servicio en la red antes de llevarlo a cabo puede ser positivo para ganar clientes, pero negativo respecto a la filtración de esta información. Puede llegar a empresas de la competencia que se pueden adelantar para ofrecer el mismo producto antes de que la propia empresa llegue a conseguir el objetivo.

El riesgo de fracaso. Una campaña de crowdfunding fallida es una señal de que el plan de negocios no es lo suficientemente bueno, al menos para la mayoría de los posibles inversores. Además, la mayoría de las plataformas de financiación colectiva no permiten volver a lanzar el mismo proyecto dos veces.

4. El capital riesgo (o 'venture capital')

Consiste en financiar startups en fases iniciales de crecimiento con un elevado potencial. Este tipo de inversiones es de las que más rentabilidad ofrece, pero también es la que más riesgos acarrea. Cuando un venture capital invierte en una compañía, su verdadera actividad consiste en comprar participaciones de la misma, con el objetivo de obtener una rentabilidad futura dada la plusvalía obtenida por las participaciones desde el momento de su compra hasta el momento en el que se decida venderlas, una vez que la compañía se revalorice al haber crecido. Esto se conoce como periodo de desinversión o exit.

En el momento en el que un venture capital invierte en una empresa, compra participaciones a un precio establecido previamente, lo que se conoce como valoración pre-money. Sin embargo, en el momento de la desinversión, esta valoración suele haber aumentado, por lo que el venture capital vende sus participaciones a un precio mucho más elevado que el de su compra. Esta es la manera en la que se obtienen beneficios con las inversiones en startups. En las funciones básicas el capital riesgo y los business angels son muy similares, pero existen importantes diferencias en el modo en el que opera cada uno.

Mientras que los business angels basan su operativa en una forma informal, con condiciones flexibles, los inversores de capital riesgo actúan de modo formal, ya que las condiciones firmadas en el contrato son inflexibles.

Aunque los dos actúan en empresas en crecimiento, los business angels actúan generalmente en compañías más pequeñas y en fases más tempranas que el capital riesgo y, por lo tanto, el riesgo asumido es mayor.

El proceso evaluador previo a la inversión es mucho más exhaustivo en el caso del capital riesgo, ya que en su plantilla cuentan con personal experto cuya función es evaluar el potencial de la inversión mediante un proceso complejo. En cambio, en el caso de los business angels tienden a tomar decisiones de forma muy intuitiva, basándose prácticamente en las relaciones de confianza.

El horizonte geográfico de inversión del capital riesgo es mucho más amplio que el de los business angels, ya que estos últimos prefieren invertir en empresas cercanas a su lugar de residencia para poder compartir las decisiones que se toman día a día. La media de cantidad invertida por los business angels es inferior a la de los inversores de capital riesgo.

Abogado, economista, auditor, doctor y profesor titular Sistema Fiscal. Socio fundador de Firma Martín Molina