¿Demasiado pronto para halcones y palomas?
- La bajada de tipos no tiene el mismo efecto reaccionario en Estados Unidos y la zona euro
Ricardo Zión
Recientemente asistimos a la primera bajada de los tipos de interés por parte del BCE en los últimos dos años. Cierto es, que la bajada fue simbólica, solo de 25 puntos básicos, pero supone un cambio de tendencia.
Mientras tanto, al otro lado del charco, continúan aplazando las bajadas de tipos, esperando evidencias de que la inflación está controlada. En la actualidad está todavía en el 3,3%. Lo cierto es que la economía americana está resistiendo heroicamente a unos tipos de interés elevados, lejos de entrar en recesión como algunos pronosticaban y con una tasa de desempleo más que envidiable en el 4%.
El panorama en Europa es menos alentador. La inflación va por barrios, pero la media europea se situó en mayo en el 2,6%. Y la mala noticia es que la inflación subyacente, recordemos que es la que excluye de su cálculo los productos energéticos y los alimentos sin procesar, está cerca del 3%. En términos de empleo, en Europa tampoco nos podemos comparar con los americanos. Mientras allí están prácticamente en pleno empleo, en Europa estamos cerca del 6,5%, sin hablar de España, que con su cerca 12% lidera la clasificación de forma negativa y el hecho de que somos campeones del mundo en paro juvenil.
Ante este escenario cabe preguntarse si el momento para la primera bajada de tipos en la zona euro ha sido el adecuado. Recordemos que el objetivo tanto del BCE, como de la FED, es conseguir una estabilidad en los precios del 2%. En términos de crecimiento económico, la previsión para Europa es que la economía crezca solo un pírrico 1% en 2024. En España el FMI acababa de elevar 0,5 puntos su proyección del PIB en 2024, del 1,9% al 2,4%. En Alemania, se espantan los fantasmas de la recesión, con unas estimaciones de que su economía crezca apenas un 0,1%.
Hacer una política monetaria común para tantos países, cuyos problemas y situaciones económicas son tan diferentes, no es para nada sencillo. Parece, en principio, que esta primera bajada de tipos ha sido algo precipitada. Una reducción de los tipos puede ser necesaria para estimular la economía a corto y medio plazo, con la consiguiente creación de empleo. Por otro lado, una bajada de tipos debería de traer consigo una reducción de las hipotecas y por tanto una mayor capacidad de consumo, con el consiguiente efecto positivo en la economía. También debería de suponer un alivio de las cargas financieras de las empresas y ser un aliciente para nuevas inversiones, con un impacto positivo en la economía y en la creación de empleo. Sin embargo, el Euribor, índice de referencia para el cálculo de las hipotecas, apenas se ha movido como consecuencia de la bajada de tipos.
Y si hacer una política monetaria común ya es difícil, lo es incluso mas cuando no hay consenso en el propio Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo. Los miembros del Comité se dividen en lo que conocemos como 'Halcones Y Palomas'.
Los halcones son considerados de un perfil conservador, cuyo principal objetivo es mantener la inflación bajo control, y que se inclinan por políticas contractivas y de disciplina fiscal. Por ello, son contrarios a un gran gasto público y tienden a preferir tipos de interés más elevados que dificultan tener un gran endeudamiento.
En el caso del BCE, los países del norte y centro de Europa como Alemania, Países Bajos o los nórdicos suelen entrar en este grupo.
Las palomas tienen un perfil antagónico. Según ellos el papel del BCE debería de centrarse en el crecimiento económico, y para ello es necesario llevar a cabo políticas expansivas que fomenten el incremento de la actividad económica.
Lo que comentan fuentes bien informadas, es que los miembros del Comité ya se habían decidido a apoyar la reducción de tipos antes de conocer los últimos datos de la zona euro, que mostraban un peor dato de inflación y empleo. Solo el gobernador del Banco de Austria se opuso y el resto no quiso cambiar de opinión, sobre todo para no contradecir las señales que previamente se habían lanzado al mercado.
El BCE ha enfriado por ello sus mensajes de cara a nuevas bajadas, mientras que en EEUU también han hecho publico que los tipos apenas variarán en lo que queda de año.